domingo, 17 de julio de 2011
domingo, 1 de noviembre de 2009
¡Viva Honduras!
Tal vez recuerden los lectores aquella estrafalaria anécdota que protagonizó el inefable sr. Don Federico Trillo, en la que les hizo gritar a las tropas de EL Salvador un sonoro ¡viva Honduras!. Es más probable incluso que estén al tanto de la situación de crisis política que se está viviendo allí desde que el Jefe del Ejecutivo de aquel país decidió que la constitución le importaba un pimiento, y en vista de que se le acababa su mandato y no podía ser reelegido, puso a prueba el sistema a ver si podía cambiar por su cuenta esa situación. Como no podía ser de otra forma, la cámara de representantes que en este país centroamericano es elegida de forma directa por el pueblo, se opuso a esta violación de su principal texto legal y destituyó al que hasta ese momento era el jefe del Poder Ejecutivo: Manuel Zelaya.
Como se muestra de forma detallada en el blog Memento mori, esta destitución de Zelaya distaba bastante de ser anticonstitucional. Sin embargo, la comunidad internacional defendía lo contrario. Bueno, mejor dicho, los que defendían lo contrario eran los colegas de Zelaya, es decir, los jefes de estado de la comunidad internacional esa. Hablando claro, los que ocupan cargos similares a Zelaya como Obama o Zapatero, probablemente para que no cunda el ejemplo no vaya a ser que les toque a ellos ser los siguientes. Sin embargo, una parte de esa comunidad internacional que estaba tan de acuerdo en la ilegalidad de la destitución de Zelaya, ha resultado no estarlo tanto: un congresista de los EUA, Aaron Schock, se hace eco de un informe presentado por la Biblioteca del Congreso del mismo país donde afirma todo lo contrario.
Por si fuera poco, un diario de Honduras daba noticia de que la ONU disponía de un informe en donde se posicionaba de forma similar. Esta organización compuesta por políticos y diplomáticos designados por las jefaturas de los respectivos países (o sea, amigos de los jefes de estado), corrió despavorida al día siguiente a aclarar este asunto, con la escusa de que este era «uno de los muchos informes» que recibe esta organización internacional, pero que no era su postura final.
Parece bastante claro que las jefaturas de estado y los diplomáticos designados por ellos no van a aceptar nunca que su poder está a disposición de otros, que no son omnímodos, como seguramente les gustaría. Los Jefes de Estado de repúblicas presidencialistas como los EUA o los Jefes de Gobierno de sistemas partidocráticos como México, Italia o España, detentan un poder que es el que más se acerca al de las monarquías absolutistas. Paradójicamente, tienen más poder que los Reyes o Jefes de Estado actuales en los vestigios de estos sistemas de estado hereditarios. El mayor y más sagrado límite a esta acumulación de poder es precisamente el límite de mandato, que como queda claramente reflejado en la Constitución de Honduras ningún cargo publico puede ni tan siquiera promover su reelección. Cosa que Zelaya había infringido clara y descaradamente con el referéndum, fuera vinculante o no.
Pienso que dadas las circunstancias, los ciudadanos de Honduras se merecen todo nuestro ánimo para que sepan solucionar democráticamente este problema, que aprendan y que aprendamos todos de esta situación que pienso es un ejemplo del que hay que tomar nota, y a ver si la próxima vez no se exceden tanto como en esta ocasión y no se saca a punta de pistola a la gente de sus casas. Aunque se lo merezcan.
Por todo esto, propongo que (ahora si Sr. Trillo) dediquemos a sus ciudadanos un animoso ¡Viva Honduras!
sábado, 8 de julio de 2006
Estado, gobierno, política y ciudadanía
Con la intención de comprender diversos problemas existentes en algunos países occidentales teóricamente democráticos —como España, por ejemplo— se analizarán los sistemas políticos y su estructura, para luego aplicarlos a nuestro problema. Para confeccionar el esquema siguiente se ha resumido la información de la Wikipedia, tomándola como base y adaptándola al propósito mencionado:
Los elementos de un sistema político
Gobierno: conjunto de organismos que está al frente del estado, pero no es dueño de el ni parecido, es decir, es el encargado. En realidad, en una democracia los dueños del estado son los ciudadanos. En la medida en que estos puedan ejercer sus derechos decidiendo en el gobierno (por ejemplo, en asuntos así, o así) se clasificará a este. Dicha clasificación se puede efectuar en base a varios criterios, pero en esta ocasión se van a destacar los dos siguientes aspectos:
- Democracia (representativa/participativa/directa)
- Partitocracia / aristocracia / oligarquía
- Totalitarismo
Por otro lado, el que una sociedad o gobierno, sea democrática o no, no supone para nada que sea mejor ni peor que otra. En caso de que sea democrática será lo que llegue a ser por si misma, sencillamente, existiendo la posibilidad de auto-corregirse (y aprender) si la sociedad así lo entendiera. Para que exista esta auto-corrección (y por lo tanto la democracia), debe existir la disparidad de opiniones y pareceres, cosa que en el seno de algunos partidos no parecen entender, a no ser que sean, como muchos nos tememos, simplemente socialistas, monárquicos o republicanos.
Política
- Partidos políticos
- Otras asociaciones
- Sistemas políticos (ver gobierno)
- Movimientos ciudadanos
- Movimientos sociales
- Otras asociaciones
Sus características
La principal diferencia a destacar entre estos dos conceptos —política y ciudadanía— es la ideología. Es decir, los grupos englobados dentro del primero, son normalmente aquellos que siguen o representan a una determinada ideología, de forma que aquel individuo que no la comparta, no tiene sentido que pertenezca al mismo. Una persona podría considerarse socialista como ideología, pero ser demócrata en cuanto a las formas utilizadas de gobierno. Los motivos para la expulsión o expediente de alguno de sus miembros por parte de la dirección (o parte de ella) de un partido, puede darnos una idea de la naturaleza del mismo.En principio, no cabe realizar una identificación ideológica entre los miembros de un movimiento ciudadano. Sin embargo, los objetivos de los grupos de ambos conceptos, aunque previsiblemente distintos desde varios puntos de vista, son políticos. Es decir, tendrán que ver con el sistema político o gobierno, bien para estar al frente (partido político), o para cambiarlo o mejorarlo (movimientos y asociaciones ciudadanas).
Hay que indicar que algunos grupos podrían ser encuadrados con cierta dificultad en alguno de los conceptos mencionados, o bien, tener una denominación o configuración externa, junto con unas características internas, correspondientes a una distinta combinación de ambos. Por ejemplo:
- Un grupo configurado externamente como partido político, podría tener características de movimiento o plataforma ciudadana —ejemplo: Podemos—
- Pueden haber otros que, si bien tienen una denominación y tal vez, unos objetivos de cambio de sistema político, sus formas y configuración internas sean de partido político — ejemplo: Ciudadanos—
Algunos movimientos que desean cambiar esta situación, lo hacen como otra fuerza política.
Falta que los ciudadanos lo hagamos ... simplemente como ciudadanos.
Actualización (08/04/2016): el caso de Podemos es similar en el fondo al de Ciudadanos. Una vez adoptan la forma de partido y se engranan en un funcionamiento que durante 30 años se ha visto que es fraudulento e ineficaz, corren el riesgo de caer en los mismos vicios. La sociedad y su actitud responsable es la única garantía que siempre va a quedar, incluso aunque el sistema se vaya corrigiendo.
viernes, 13 de enero de 2006
Estado de derecho, democracia y separación de poderes
Foto: 2010 Una odisea del periodismo |