sábado, 25 de diciembre de 2010

La importancia de Darwin

sábado, 25 de diciembre de 2010
Los fósiles tienen que ser hallados. Precisamente estos descubrimientos tan escasos, como son los restos de hombres fósiles, no son fáciles de conseguir. Para encontrarlos se necesita fe, paciencia, y suerte. Fe compuesta por partes iguales de experiencia, conocimientos y esperanza...
G.H.R. v. Koenigswald. Historia del Hombre (1960)

«Fe, paciencia y suerte». Curiosas cualidades tratándose de un asunto científico, más aún si se trata de lo referente a la evolución del ser humano. Desde que Charles Darwin (1809-1882) propusiera su teoría de la Selección natural por modificación de la descendencia(1) no han cesado las disputas a la hora de defender la validez de la misma. ¿Cuales son los motivos de que aún hasta nuestros días no se hayan superado las diferencias entre defensores y detractores?, ¿tan importante ha sido la teoría de Darwin para la Ciencia, a pesar de que sus teorías todavía son objeto de disputa?

Charles Darwin ridiculizado La confusión en torno a la famosa teoría de Darwin existe a varios niveles. Por un lado, la errónea creencia de que los estudios del famoso naturalista inglés defienden que venimos del mono. Esto es falso y responde a una técnica de desacreditación y ridiculización falaz de los detractores. Según la teoría, el ser humano y lo que se llama comúnmente el mono, descendemos evolutivamente de la misma especie de primates, pero llevando caminos distintos desde hace varios millones de años. Además de esto, la idea de tener antepasados comunes con otros animales y en definitiva, sus mismos orígenes, causa rechazo en cierto sector de la población al alejarnos aparentemente de la idea de ser algo «especial». El concepto bíblico de «cumbre de la creación» resultaba satisfactorio para el ansia de ciertas personas al colocarnos en la cima, pero quedaba inicialmente destruido al desmontar el concepto de «creación». El puesto en lo más alto se arrastraba detrás al pozo de lo falso junto con otros conceptos antropocentristas como La Tierra como centro del Universo, y así es cómo incluso pensadores influyentes(2) posteriores a Darwin lo entendieron. Sin embargo, todo parece indicar que el Ser Humano es a todas luces el más evolucionado, el más adaptado, el más inteligente junto con los Delfines y el que posee una cultura y tecnología claramente superiores al del resto de las especies. Seguimos en cabeza, pero en otra carrera: la de la evolución.

Cráneo de «Australopitecus» El otro motivo de confusión es no distinguir entre la propia evolución y las teorías que pretenden explicarla. Se oyen frases como «teoría de la evolución», cuando debería decirse «teoría de la selección natural». La evolución es un hecho especulado inicialmente por Lamark (1744-1829) y comprobado gracias a Darwin y el trabajo de innumerables científicos desde entonces, que lo han demostrado gracias a una gran cantidad de registros fósiles y geológicos. Lo que no está del todo claro son los procesos que intervienen en ella que puedan explicar científicamente el estado evolutivo actual de las especies. La más conocida y la más comprobada es la de la selección natural, pero no hay un registro fósil suficiente para demostrarla, ni puede explicar la totalidad de cambios producidos. De ahí la frase de la introducción al artículo. El propio Darwin reconocía este hecho y por ello propuso otra «teoría»: la de la selección sexual. Los atributos físicos que atraigan más a los especímenes del sexo opuesto estarían favorecidos en las sucesivas generaciones. Aún así, parece que son varios los procesos que pueden influir y así han debido hacerlo, en la Historia de la evolución de las especies.

La teoría de la selección natural explica unas cosas muy bien y así testifican las pruebas encontradas, pero para algunos casos resulta insuficiente debiéndose complementar con otras explicaciones y en otros ni tan siquiera pretende dar explicación alguna. Una de las incógnitas de la Ciencia para la cuál se sigue utilizando el nombre bíblico, es El Génesis. Los estudios de Darwin en ningún momento pretendieron explicar cómo surgió la vida(3), cuál fue el proceso por el que las leyes de la entropía se invirtieron localmente y en lugar de aumentar el desorden, apareció el orden en forma de vida. Tampoco pretende explicar los procesos por los cuales se suceden los cambios (mutaciones genéticas), sólo cómo las condiciones del entorno «seleccionan» a los más adaptados. Por ejemplo, ¿por qué las Jirafas empezaron a tener el cuello tan largo? A Darwin esto no le importaba, pero sí que esta cualidad les sirvió de algo(4).

Los primeros hominidos tuvieron que suplir sus carencias físicas con todo tipo de instrumentos: arcos, pieles de abrigo,etc.En cuanto al ser humano, mientras que todas las especies han ido adaptándose modificando sus atributos físicos haciéndolos especializados o mejor preparados para realizar una determinada labor y de forma que realizaran un consumo de los recursos más eficientemente, en nuestra especie ha sucedido totalmente al contrario: perdimos nuestra piel poblada de un pelo que nos protegía de las inclemencias del tiempo, debiéndola sustituir con la de otros animales. Perdimos nuestras garras debiéndolas sustituir con piedras afiladas y otros utensilios que era necesario fabricar. Perdimos una complexión física necesaria para sobrevivir en la naturaleza (fuerza, velocidad, etc.) con el único motivo conocido de complementarla con otra mental que a la postre, serviría para compensarla. Tuvimos que perder capacidad física en general para que fuera posible el aumento de la capacidad craneal, órgano que ocasiona un gran consumo de energía metabólica y cuyos beneficios solo se obtienen tras un proceso posterior más o menos complicado. Otros animales como los delfines, mantienen una perfecta adaptación a un medio (el agua), que les permite tener mayor capacidad craneal sin sacrificar ninguna de sus capacidades físicas. Famosa imágen de la Capilla Sixtina, pintada por Miguelángel y que representa, según la mentalidad de la época, el momento de la creación del Hombre.El hecho de que haya ocurrido en el Hombre y así poder adaptarse a todos los entornos terrestres es evidente, ya que de lo contrario no existiríamos para hablar de ello. Pero la serie de extraordinarias coincidencias que han tenido que sucederse y que todavía no se comprenden totalmente, se podrían calificar de excepcionales. Me llama la atención que se hable tan poco sobre estas apasionantes cuestiones y que sin embargo, se dedique tanto tiempo a las disputas entre creacionistas y evolucionistas. Únicamente en el ámbito de la Ciencia-Ficción parece que se permite cierta libertad para especular sobre otras explicaciones del origen del Hombre, librándose así de la censura cientificista.

Volviendo al tema que da título al artículo, la importancia científica del estudio realizado por Charles Darwin gracias a su viaje en el Beagle fue la de demostrar que la evolución existía, aunque se desconociera su mecanismo. Además, daba por primera vez una posible explicación satisfactoria y científica al origen de las especies, al contrario que la jerarquía cristiana, que defendía una incomprensiblemente absurda interpretación literal de un texto mitológico escrito con el lenguaje de personas de hacía más de mil años. El caballo es una de las pocas especies para las que existe un registro fósil completo que explica todo su proceso evolutivo en cada edad geológicaEl dilema que se planteó entonces y que todavía es objeto de debate, es que la sociedad debía escoger entre la duda científica, y la «verdad» religiosa.

La principal diferencia entre una teoría científica y un dogma religioso, es que la primera puede someterse a falsación. Esto es, que puede refutarse, demostrar si es cierta o falsa. En el caso de la teoría de la selección natural se suponía que el registro fósil existía, pero no había sido encontrado aún.

R. DawkinsDefender una teoría para cuya comprobación en aquel entonces, era necesarias unas evidencias fósiles que para el caso del ser humano ni tan siquiera hoy en día existen, suponía «creer» en algo que en principio, era casi tan indemostrable como los dogmas religiosos. Que una teoría científica sin demostrar y que aún hoy en día resulta insuficiente, lograra vencer al dogma religioso defendido por una jerarquía eclesiástica, supone una victoria que no cesan de festejar ateos radicales como el famoso zoólogo británico Richard Dawnkins (1941).

Esa situación propició el surgir de una nueva jerarquía científica, que de esta forma puede hacer afirmaciones que han de considerarse «verdaderas», haya o no prueba suficiente. «Con el tiempo las encontraremos», es lo que suele decir este tipo de científismo, mientras que tan solo ofrecen la prueba de la autoridad. Su propia autoridad. Igual que la jerarquía religiosa.
  • (1) J.L Arsuaga. El reloj de Mr. Darwin. Madrid: temas de hoy, 2009
  • (2) E.P. Fischer. El gato de Schrödinger en el árbol de Mandelbrot. Barcelona: critica, 2008. En el capítulo Las tres heridas de Freud, dos de ellas son las en las que se desplaza a La Tierra y al Hombre como centros de «la creación». La 3ª la propuso el mismo Freud con el supuestamente «ajeno» inconsciente.
  • (3) Al parecer, a Darwin no le interesaba lo más mínimo el origen de la vida, aunque le atribuía una explicación química.
  • (4) La causa de que las Jirafas hayan desarrollado un cuello tan largo podría tener explicación como atributo de atractivo sexual. Por qué las jirafas tienen el cuello tan largo (o nada tienen que ver los altos árboles). Del blog Francis (th)E mule Science's News [acceso 23-12-2010]

2 comentarios:

  1. Sólo que seguimos evolucionando, somos peores seres.

    Saludos.

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  2. La evolución a la que te refieres no es la biológica, sino la cultural. Somos los mismos cazadores-recolectores de hace un millón de años pero en un mundo cada vez más tecnificado para hacernos la vida más difícil, en lugar de lo contrario. Cambiamos nuestro entorno antes de que podamos evolucionar para adaptarnos a el. Saludos

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