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domingo, 14 de junio de 2009

La Democracia según Federico

domingo, 14 de junio de 2009

Si Javier Marías nos mostraba la democracia como el «menos malo» de los sistemas y según el, teníamos que dar gracias de no tener dirigentes como G.W. Bush o Hugo Chávez, el controvertido comentarista radiofónico que presume de defensor, más bien de ultra-defensor de los valores liberales, nos deja una no menos sorprendente definición de lo que en otros tiempos era el auto-gobierno del pueblo.

El polémico comentarista radiofónico Federico Jiménez Losantos

el mecanismo de la democracia que existe para no llegar a la guerra civil, pa.. como mecanismo de cambiar de gobierno … luego las libertades las garantiza un régimen liberal, la separación de poderes etc., la libertad de todos los días, pero además, cada cierto tiempo conviene ver si cambiamos o seguimos con el gobierno, se vota, y así no hay que acudir como los visigodos al magnicidio, al regicidio, a cortarle el pescuezo al prójimo o a pedir ayuda al Islam, que luego va y se queda…

«…para no llegar a la guerra civil…» ¡¿?!… Es tan impresionante esta frase que creo que por eso se trabuca un poco. O si no esta otra: «…cada cierto tiempo conviene ver si cambiamos de gobierno…». Increíble. Es decir: que si esa separación de poderes que no se sabe muy bien a que separación se refiere, funciona tan bien, y el régimen de libertades es tan estupendo, ¿para que demonios se ha de llegar a una guerra civil? ¿tanta libertad hay «garantizada» que para arreglar las cosas habría que organizar una guerra civil? ¿en una democracia se ha de llegar a situaciones tan extremas como para tener que cambiar de gobierno, como única opción a una guerra civil? ¿la única forma de cambiar de gobierno es tener que esperar «cada cierto tiempo» y escoger las únicas alternativas que nos ofrece una casta política? ¿es esa la idea de libertad del Don Federico? ¿los cambios de gobierno son solo tras tirar la cuerda hasta casi romperla? ¿es la democracia un juego de sogatira para F.J. Losantos, en donde los políticos tan solo marcan la raya en el suelo?

El popular (sic) «Juego de la Soga»

Por otro lado, manda narices que haya que remontarse a los visigodos para hablar de sistemas de gobierno ¿tan poco hemos progresado? Encima, dando un dato falso: los visigodos elegían a sus reyes, no los mataban para cambiarlos, pero la carencia de un control del poder y de un marco legal adecuado, propiciaban las luchas internas llegando a eliminar a los contrarios. Es decir, un sistema electivo de gobierno (no se puede hablar de democracia ni en el caso de los visigodos, ni en el sistema partidocrático español), no es garantía de nada, ni un mecanismo para evitar guerras civiles.

Como diría el de «Alarma Social»: esto se nos va de las manos.

Audio original:

viernes, 21 de septiembre de 2007

La falacia del historiador

viernes, 21 de septiembre de 2007
Profesor de Historia de la Brandeis University, David Hackett Fischer¿Tiene sentido juzgar hechos de la antigüedad con un conocimiento adquirido posteriormente? Si cada época está marcada por su correspondiente grado de evolución social, cultural y conocimiento, no parece que sea correcto hacerlo. Sin embargo, en ciertos ámbitos sobre todo políticos, parece ser una práctica habitual juzgar sucesos históricos desde la óptica actual. ¿Esto significa que lo que era válido hace siglos no pueda ser criticado ahora? Bueno, por supuesto que puede ser criticado —de hecho, ya lo fue— por eso transcurrió la Historia tal y como la conocemos. Pero no tiene sentido aplicar conceptos o valores surgidos en una época, a los de otra. Mucho menos juzgar a los descendientes de aquellos que cometieron unos actos, que sólo hoy son considerados como errores.

La posibilidad de aplicar el método científico en la Historia y Ciencias Sociales es complicada, pero dentro de la definición del mismo, es posible aprovechar el trabajo de un investigador independiente, en base a aplicarlo a diferentes casos de interés y estudiar las conclusiones. Existe un estudio, poco conocido, pero de gran ayuda para entender estas interpretaciones más que discutibles de la Historia. Se trata de la llamada Falacia del Historiador. El artífice de este concepto es David Hackett Fischer, profesor de Historia de la Brandeis University, y nos cuenta, dicho en pocas palabras, que interpretar la historia o sucesos ocurridos en la antigüedad en base a un conocimiento adquirido con posterioridad —por lo tanto desconocido por los protagonistas de entonces— es un error. Por tratarse de un autor proveniente de la historiografía anglosajona, y por su relación con la Historia española, se ha escogido el siguiente fragmento de un documento (Las falacias del historiador) donde se resume su trabajo:
Considérese, por ejemplo, un problema interpretativo mayor, la derrota de la Armada española en 1588. Algunos estudiosos han sugerido que este suceso causó el declive del imperio español y el ascenso del británico. Pero Garrett Mattingly replica que “es difícil verlo de ese modo. En 1603 España no había perdido ni una sola de sus posiciones marítimas ante los ingleses, mientras que la colonización británica de Virginia se había pospuesto por el momento”. Otros argumentan que la derrota de la armada española provocó el traspaso del control de los mares, de España a Inglaterra. El Profesor Mattingly contesta que antes de 1588 el poder marítimo inglés en el Atlántico había sido normalmente superior a las fuerzas conjuntas de Castilla y Portugal, y que así seguía siendo, pero tras 1588 el margen de superioridad disminuyó. La derrota de la Invencible no fue el final, sino más bien el comienzo de la Armada española”.
(...)
En breve, parece que la derrota de la Armada española, por potente y melodramática que fuera, pudo bien ser claramente algo inútil en sus resultados. Dicha derrota no parece haber conllevado grandes efectos, excepto acabar con la estrategia española que la tenía como maniobra principal. Este criterio seguro que viola los instintos patrios de todo inglés y la sensibilidad estética de todos nosotros. Un gran suceso debe tener grandes resultados, pensamos. Pero esta es la falacia de la identidad, que trataremos después.
Este es un ejemplo autocrítico —desde el punto de vista de su autor, en relación al de la historiografía clásica anglosajona— donde se muestra cómo la Historia es interpretada acorde con sus deseos nacionalistas, considerando la derrota de la Armada Invencible el punto de inflexión hacia el declive del dominio español y comienzo del británico, culminándose en la Batalla de Trafalgar .

Como se puede leer, la derrota de La Armada española —en 1588— no supuso ningún declive —más bien al contrario—. Este se sucedió siglos después en Trafalgar —1805—. Los historiadores nacionalistas británicos sin embargo, aprovechan la derrota posterior para tratar a la primera —por su carácter más «mediático»— como un suceso distinto a lo que podría haber sido, pero que sencillamente, no lo fue —no solo esto, sino que ignoran bochornosamente la hazaña del Almirante español Blas de Lezo (Pasajes, Guipúzcoa, 1687), y la colosal derrota a la que fueron sometidos en el Sitio de Cartagena de Indias—.

Y como muestra de algo más cercano y de lo que podrá ser si el nacionalismo catalán continua por la línea actual, según un estudio de la Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya, el Descubrimiento de América ... ¡fue catalán!

Por lo visto, deducen lo dicho en función de algunos descubrimientos relativos al origen incierto del navegante y descubridor, que lo situarían en las Islas Baleares —han leído bien: Baleares, no Cataluña—. Independientemente del origen de Cristóbal Colón —el cual era obviamente el mismo entonces que ahora—, la Historia se ha desarrollado como la conocemos. La asociación del descubrimiento de América con España no es una decisión moderna, sino que forma parte del proceso histórico. El argumento del organismo catalán al asociarlo con personajes como Fernando de Aragón —esposo de la Reina Isabel de Castilla, y Rey de la Corona de Aragón, como todo el mundo sabe— no es válido, ya que ese hecho es probablemente lo que evita que se asocie en exclusiva con La Corona de Castilla, y se haga con el conjunto de ambas coronas —España—. Si se descubriera que Colón era chino —por ejemplo—, sería indudablemente una sorpresa, pero apenas cambiaría nada.

«La Historia la escriben los vencedores»: este es uno de los tópicos más conocidos sobre la Historia y probablemente es cierto. En todo caso, algo veraz que se puede extraer de esto es precisamente, quién fue el vencedor y lo que ocurrió a continuación. La diferencia con la Falacia del Historiador, es el uso posterior y consciente de esta última, mientras que los vencedores carecían de la certeza de las consecuencias históricas de sus actos, que ni ellos ni sus descendientes cercanos iban a conocer.

El recurso de esta reinterpretación histórica es probablemente para lograr la victoria en terrenos distintos a los de antaño, o para justificar los abusos de una hegemonía lograda de forma no tan noble como las luchas a espada de entonces. Se aprovechan las debilidades actuales, para intentan justificar demagógicamente su supremacía en lo político, lo militar, o lo económico. Últimamente en lo mediático también pero,...  casi nunca en lo moral.


Nota : artículo revisado, modificado y reeditado. Artículo anterior publicado el 28/10/2006