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domingo, 14 de junio de 2009

La Democracia según Federico

domingo, 14 de junio de 2009

Si Javier Marías nos mostraba la democracia como el «menos malo» de los sistemas y según el, teníamos que dar gracias de no tener dirigentes como G.W. Bush o Hugo Chávez, el controvertido comentarista radiofónico que presume de defensor, más bien de ultra-defensor de los valores liberales, nos deja una no menos sorprendente definición de lo que en otros tiempos era el auto-gobierno del pueblo.

El polémico comentarista radiofónico Federico Jiménez Losantos

el mecanismo de la democracia que existe para no llegar a la guerra civil, pa.. como mecanismo de cambiar de gobierno … luego las libertades las garantiza un régimen liberal, la separación de poderes etc., la libertad de todos los días, pero además, cada cierto tiempo conviene ver si cambiamos o seguimos con el gobierno, se vota, y así no hay que acudir como los visigodos al magnicidio, al regicidio, a cortarle el pescuezo al prójimo o a pedir ayuda al Islam, que luego va y se queda…

«…para no llegar a la guerra civil…» ¡¿?!… Es tan impresionante esta frase que creo que por eso se trabuca un poco. O si no esta otra: «…cada cierto tiempo conviene ver si cambiamos de gobierno…». Increíble. Es decir: que si esa separación de poderes que no se sabe muy bien a que separación se refiere, funciona tan bien, y el régimen de libertades es tan estupendo, ¿para que demonios se ha de llegar a una guerra civil? ¿tanta libertad hay «garantizada» que para arreglar las cosas habría que organizar una guerra civil? ¿en una democracia se ha de llegar a situaciones tan extremas como para tener que cambiar de gobierno, como única opción a una guerra civil? ¿la única forma de cambiar de gobierno es tener que esperar «cada cierto tiempo» y escoger las únicas alternativas que nos ofrece una casta política? ¿es esa la idea de libertad del Don Federico? ¿los cambios de gobierno son solo tras tirar la cuerda hasta casi romperla? ¿es la democracia un juego de sogatira para F.J. Losantos, en donde los políticos tan solo marcan la raya en el suelo?

El popular (sic) «Juego de la Soga»

Por otro lado, manda narices que haya que remontarse a los visigodos para hablar de sistemas de gobierno ¿tan poco hemos progresado? Encima, dando un dato falso: los visigodos elegían a sus reyes, no los mataban para cambiarlos, pero la carencia de un control del poder y de un marco legal adecuado, propiciaban las luchas internas llegando a eliminar a los contrarios. Es decir, un sistema electivo de gobierno (no se puede hablar de democracia ni en el caso de los visigodos, ni en el sistema partidocrático español), no es garantía de nada, ni un mecanismo para evitar guerras civiles.

Como diría el de «Alarma Social»: esto se nos va de las manos.

Audio original:

viernes, 21 de septiembre de 2007

La falacia del historiador

viernes, 21 de septiembre de 2007
Profesor de Historia de la Brandeis University, David Hackett Fischer¿Tiene sentido juzgar hechos de la antigüedad con un conocimiento adquirido posteriormente? Si cada época está marcada por su correspondiente grado de evolución social, cultural y conocimiento, no parece que sea correcto hacerlo. Sin embargo, en ciertos ámbitos sobre todo políticos, parece ser una práctica habitual juzgar sucesos históricos desde la óptica actual. ¿Esto significa que lo que era válido hace siglos no pueda ser criticado ahora? Bueno, por supuesto que puede ser criticado —de hecho, ya lo fue— por eso transcurrió la Historia tal y como la conocemos. Pero no tiene sentido aplicar conceptos o valores surgidos en una época, a los de otra. Mucho menos juzgar a los descendientes de aquellos que cometieron unos actos, que sólo hoy son considerados como errores.

La posibilidad de aplicar el método científico en la Historia y Ciencias Sociales es complicada, pero dentro de la definición del mismo, es posible aprovechar el trabajo de un investigador independiente, en base a aplicarlo a diferentes casos de interés y estudiar las conclusiones. Existe un estudio, poco conocido, pero de gran ayuda para entender estas interpretaciones más que discutibles de la Historia. Se trata de la llamada Falacia del Historiador. El artífice de este concepto es David Hackett Fischer, profesor de Historia de la Brandeis University, y nos cuenta, dicho en pocas palabras, que interpretar la historia o sucesos ocurridos en la antigüedad en base a un conocimiento adquirido con posterioridad —por lo tanto desconocido por los protagonistas de entonces— es un error. Por tratarse de un autor proveniente de la historiografía anglosajona, y por su relación con la Historia española, se ha escogido el siguiente fragmento de un documento (Las falacias del historiador) donde se resume su trabajo:
Considérese, por ejemplo, un problema interpretativo mayor, la derrota de la Armada española en 1588. Algunos estudiosos han sugerido que este suceso causó el declive del imperio español y el ascenso del británico. Pero Garrett Mattingly replica que “es difícil verlo de ese modo. En 1603 España no había perdido ni una sola de sus posiciones marítimas ante los ingleses, mientras que la colonización británica de Virginia se había pospuesto por el momento”. Otros argumentan que la derrota de la armada española provocó el traspaso del control de los mares, de España a Inglaterra. El Profesor Mattingly contesta que antes de 1588 el poder marítimo inglés en el Atlántico había sido normalmente superior a las fuerzas conjuntas de Castilla y Portugal, y que así seguía siendo, pero tras 1588 el margen de superioridad disminuyó. La derrota de la Invencible no fue el final, sino más bien el comienzo de la Armada española”.
(...)
En breve, parece que la derrota de la Armada española, por potente y melodramática que fuera, pudo bien ser claramente algo inútil en sus resultados. Dicha derrota no parece haber conllevado grandes efectos, excepto acabar con la estrategia española que la tenía como maniobra principal. Este criterio seguro que viola los instintos patrios de todo inglés y la sensibilidad estética de todos nosotros. Un gran suceso debe tener grandes resultados, pensamos. Pero esta es la falacia de la identidad, que trataremos después.
Este es un ejemplo autocrítico —desde el punto de vista de su autor, en relación al de la historiografía clásica anglosajona— donde se muestra cómo la Historia es interpretada acorde con sus deseos nacionalistas, considerando la derrota de la Armada Invencible el punto de inflexión hacia el declive del dominio español y comienzo del británico, culminándose en la Batalla de Trafalgar .

Como se puede leer, la derrota de La Armada española —en 1588— no supuso ningún declive —más bien al contrario—. Este se sucedió siglos después en Trafalgar —1805—. Los historiadores nacionalistas británicos sin embargo, aprovechan la derrota posterior para tratar a la primera —por su carácter más «mediático»— como un suceso distinto a lo que podría haber sido, pero que sencillamente, no lo fue —no solo esto, sino que ignoran bochornosamente la hazaña del Almirante español Blas de Lezo (Pasajes, Guipúzcoa, 1687), y la colosal derrota a la que fueron sometidos en el Sitio de Cartagena de Indias—.

Y como muestra de algo más cercano y de lo que podrá ser si el nacionalismo catalán continua por la línea actual, según un estudio de la Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya, el Descubrimiento de América ... ¡fue catalán!

Por lo visto, deducen lo dicho en función de algunos descubrimientos relativos al origen incierto del navegante y descubridor, que lo situarían en las Islas Baleares —han leído bien: Baleares, no Cataluña—. Independientemente del origen de Cristóbal Colón —el cual era obviamente el mismo entonces que ahora—, la Historia se ha desarrollado como la conocemos. La asociación del descubrimiento de América con España no es una decisión moderna, sino que forma parte del proceso histórico. El argumento del organismo catalán al asociarlo con personajes como Fernando de Aragón —esposo de la Reina Isabel de Castilla, y Rey de la Corona de Aragón, como todo el mundo sabe— no es válido, ya que ese hecho es probablemente lo que evita que se asocie en exclusiva con La Corona de Castilla, y se haga con el conjunto de ambas coronas —España—. Si se descubriera que Colón era chino —por ejemplo—, sería indudablemente una sorpresa, pero apenas cambiaría nada.

«La Historia la escriben los vencedores»: este es uno de los tópicos más conocidos sobre la Historia y probablemente es cierto. En todo caso, algo veraz que se puede extraer de esto es precisamente, quién fue el vencedor y lo que ocurrió a continuación. La diferencia con la Falacia del Historiador, es el uso posterior y consciente de esta última, mientras que los vencedores carecían de la certeza de las consecuencias históricas de sus actos, que ni ellos ni sus descendientes cercanos iban a conocer.

El recurso de esta reinterpretación histórica es probablemente para lograr la victoria en terrenos distintos a los de antaño, o para justificar los abusos de una hegemonía lograda de forma no tan noble como las luchas a espada de entonces. Se aprovechan las debilidades actuales, para intentan justificar demagógicamente su supremacía en lo político, lo militar, o lo económico. Últimamente en lo mediático también pero,...  casi nunca en lo moral.


Nota : artículo revisado, modificado y reeditado. Artículo anterior publicado el 28/10/2006

La falacia como herramienta de comunicación

La falacia es la principal herramienta del manipulador, ya que la verdad no le basta para conseguir sus propósitos. Los fines para los cuales son necesarios estos medios pueden ser de distinta naturaleza, no necesariamente negativa. No obstante, el uso de este tipo de recursos indica que hay dudas sobre su legitimidad.

El poder del manipulador se basa en enmascarar la verdadera situación, aún a costa de los que necesita para continuar en su estatus
Por convencido que se esté para defender un fin, si para ello son necesarios unos medios que pasan por manipular a aquellos que han de aceptarlo, indica que hay algún problema. El fin no siempre justifica los medios.

Es más, en algunos casos —como cuando se trata de la defensa del bien común— los medios son tan importantes como los fines. Se podría argumentar incluso que en una democracia, por ejemplo, la corrección de los medios empleados son el fin en si mismo.

La cuestión es que identificando las falacias y señalando los caminos hacía donde nos llevan, es posible encontrar en las alternativas que quedan cuál es la realidad.

¿Qué es una falacia? Se puede considerar como tal a aquella deformación de la realidad presentada de forma que la propia confusión provocada dificulte ver la falsedad de la misma

En ocasiones puede tratarse de una simple equivocación al aplicar un razonamiento, pero las ocasiones en las que se hace complicado lograr presentar esta deformación de la realidad, indican una intencionalidad para el engaño, además de aquellos otros motivos que lleven a emprender este tipo de informaciones, y que por alguna razón, no pueden ser mostrados tal y como son.

Enlaces


viernes, 29 de diciembre de 2006

Occam y su navaja

viernes, 29 de diciembre de 2006
occam Viene siendo habitual la utilización de un determinado concepto en lo relativo a las discusiones recientes sobre el 11M, con diferente fortuna como se verá a continuación. El concepto es La navaja de Occam:

Definición y consideraciones

Julio Plaza en Hispalibertas explica muy bien lo que es. También se puede consultar nuestra flamante Wikipedia en español. Para ahorrar tiempo al lector, se explicará que este concepto consiste básicamente en que, dadas varias explicaciones a un suceso o problema, se ha de dar prioridad a la más sencilla de ellas, que no añada necesidad de nuevas explicaciones. También es llamado principio de economía o de parsimonia, y se atribuye su autoría al fraile franciscano inglés del siglo XIV, Guillermo de Ockham.

Algo que sin embargo parece que no queda suficientemente claro al explicar este concepto, es que las posibles soluciones que se barajen, deben ser completamente satisfactorias, o en su defecto, lo han de ser igualmente. Si se encuentra alguna excepción, error, o descubrimiento que invalida o cambia esta situación, descartando o poniendo en duda razonable alguna de ellas o todas, hay que buscar otra o dejarla a un lado.

Es decir, al especificar que se ha de priorizar la sencillez, se refiere a la forma final, no al trabajo necesario para encontrar la explicación. Tampoco se ha de tener en cuenta aspectos subjetivos, en el sentido que por evidente que algo parezca, el proceso de investigación ha de ser igualmente minucioso, exhaustivo y completo, todo lo que haga falta. El resultado no tiene por que obedecer a criterios estéticos necesariamente, y mucho menos, políticos.

Ejemplo

Una de las muchas citas que se atribuyen a Albert Einstein es la siguiente:
Se debe hacer todo tan sencillo como sea posible, pero no más sencillo.
Por lo visto aplicó esta idea a su famosa ecuación que relaciona la masa con la energía:
E=m c²
Esta expresión destaca por su sencillez, pero es indudable que el esfuerzo intelectual necesario para deducirla y demostrarla es enorme. En todo caso, el mérito consiste en encontrar una explicación sencilla a algo complicado. Pero puede ocurrir que esta solución no sea tan sencilla como nos gustaría, si no satisface plenamente el problema.

Casos prácticos: interpretaciones del 11-M y la navaja de Occam
(No se tiene la intención de criticar, ni valorar el contenido de otros blogs, salvo su uso como ejemplos en aquellos puntos en los que se utilice este concepto)

Por un lado, en el blog La espingarda se usa la navaja de Occam para presentar la hipótesis de que la mochila de vallecas fué puesta a posteriori y nunca estuvo en los trenes. En este punto hay que aclarar que la navaja de Occam no es útil para demostrar nada, y que su utilización se reduce a eliminar o descartar vías de investigación temporalmente, siendo previsible volver a ellas en caso de encontrarse con un callejón sin salida .

Es decir, es posible que la mochila no estuviera en los trenes, pero tampoco se puede asegurar ni esto ni lo que conlleva, y la solución alternativa a la oficial produce más dudas y necesidad por tanto, de más explicaciones. No obstante, en la medida en que dicha versión oficial no satisfaga completamente la validez de las pruebas principales, será necesario tener que buscar esas otras explicaciones adicionales.

Por otro lado, en un artículo anterior de esta misma bitácora que tienen delante, se explica que según varios artículos de EL PAÍS, el comisario José Cabanillas afirmaba que al ser del Magreb los sospechosos, había que incluirlos:
"dentro del ámbito de la Yihad islámica"
Aquí es donde entran las valoraciones subjetivas. Independientemente de si el Sr. Cabanillas aplicaba o no conscientemente la navaja de Occam, el relacionar a estos hombres con la Yihad es bastante apresurado. No es desde luego la única explicación, y que nos parezca lo más probable obedece a una coyuntura específica, la de la guerra de Irak.

Para finalizar, además del uso de la navaja de Occam que se hace en el en el blog Desiertos Lejanos, habría que destacar dentro de lo que se podría llamar fenomeno blog que, así como han surgido algunos blogs en repuesta a estas incógnitas surgidas alrededor del atentado del 11-M como el del Luís del Pino, este parece que surge como respuesta a la propia aparición de estos blogs.

En el artículo enlazado de esta bitácora referenciada, se comenta en la introducción al artículo lo inverosímil de las teorias conspiratorias, como si de alguna forma esto constituyera en si mismo algún tipo de demostración, o preparando al lector para la posterior aplicación particular de la navaja de Occam. Supongo que si el 10 de Septiembre de 2001 alguien dijera que un islamista radical ha organizado un grupo internacional financiado y entrenado con recursos de EUA, y que dicha organización ha enviado a un grupo de agentes terroristas a cursos de pilotaje de aviones comerciales con la intención de secuestrar varios de ellos y estrellarlos contra las Torres Gemelas matándose ellos mismos y a todos sus ocupantes, sería tachado de paranoico o desequilibrado mental.

En cuanto a la aplicación del concepto que nos concierne en relación a los suicidas de leganés, efectivamente, que las explicaciones que nos dan las teorías conspiranioicas sean más complicadas o añadan más dudas, demuestra que son insuficientes para aclarar nada o demostrar la validez de dichas teorías, pero no elude el hecho de que la versión oficial tampoco aclara las dudas que se presentan. Es decir, que es insuficiente achacar sin más que se trata de un suicidio colectivo, sin más prueba que la relación mediática con la mencionada Yihad, solo por que es más sencillo.

¿Cuál es la realidad? La navaja de Occam ha tenido una gran importancia en el desarrollo científico, ya que ha servido para conducir las investigaciones por caminos más cortos, pero no es un método de demostración propiamente. Los postulados o hipótesis de las que se partan deberán ser igualmente sólidas, o lo deberá ser la conclusión final a la que se llegue. Si un camino elegido no lleva a una demostración total o suficientemente satisfactoria de los hechos, habrá que efectuar de nuevo la investigación sin descartar apresuradamente otras opciones.

De esta forma, mientras que se habla de lo inverosímil de las teorías conspiranoicas, se elude hablar de la solidez de las pruebas actuales. Más grave que no poder demostrar que algo es falso pero existir la posibilidad, es no poder demostrar que es cierto y seguir adelante con ello conociéndolo.

lunes, 14 de noviembre de 2005

Parliament Bombing

lunes, 14 de noviembre de 2005

De forma similar a la del «e-mail bombing», en la que se satura un servidor de correo mediante el envío masivo de mensajes, acuñamos el nuevo concepto de «parliament bombing» en el que se puede saturar un parlamento de un gobierno democrático mediante la propuesta de textos legales plagados de inconstitucionalidades o excesos, que se han de corregir, aprobar y, eventualmente, denunciar, procesar y, en caso de decisión judicial no favorable, derogar, volver a proponer... repitiéndose el proceso.

Todo esto, en uno de los mejores casos.

Editado el 05/05/2023 para añadir la imagen generada con tecnología DALL-E

viernes, 4 de noviembre de 2005

La falacia preventiva o reciproca

viernes, 4 de noviembre de 2005
Como una variante o simplificación de la falacia predictiva vista en la anterior publicación, surge la que se podría llamar preventiva o reciproca, que consiste en lo siguiente. Dados dos supuestos oponentes A y B:
El oponente A acusa al oponente B de lo que él mismo está haciendo o pensaba hacer, sólo conocido por A, aunque sospechado, posiblemente conocido o con el riesgo de serlo por el oponente B. De esta forma evita que si eventualmente B llega a descubrir lo que está haciendo A, no pueda acusarle de ello con credibilidad, al ser una acusación devuelta y repetida.
Por este motivo es preventiva. Al saber A que le pueden acusar de algo (porque es cierto y aunque puede ser sospechado por el resto, lógicamente solo él lo sabe con total seguridad), al acusar a B de eso mismo, este último se encuentra con que cuando descubre la verdad, tiene que acusar a A de lo mismo exactamente que le han acusado a él. Ejemplo (fuente: Boletín nº 4 (31/10/2005) PSOE, página 3)

Palabras del Secretario de Organización socialista, José Blanco:

don José Blanco en una de sus intervenciones orales
En su intervención, Blanco dijo que Rajoy, Acebes, y Zaplana, mienten igual que otros acuden todos los días al gimnasio: para mantenerse en forma.
Esta estrategia se apoya en la falacia de la afirmación gratuita, ya que en ningún momento argumenta sus palabras (no podría hacerlo), sino que simplemente las afirma, como si el mero hecho de pronunciarlas le dieran otra validez, aparte de la mediática.

sábado, 29 de octubre de 2005

La falacia predictiva

sábado, 29 de octubre de 2005
Le llamo falacia predictiva a la estrategia consistente en lo siguiente. Supongamos dos oponentes, A y B:
En primer lugar, se ha de suponer cómo va a reaccionar un supuesto oponente B, ante una determinada acción del oponente A, que va a hacer, la ha hecho, estaba pensándosela y solo es conocida por él. En su defecto, averiguar qué mejores o únicas opciones de salida serian viables para B, para poder contraatacar o defenderse de la acción del oponente A, una vez sea conocida o sospechada por aquel.

Una vez determinado esto, A acusa anticipadamente a B de intentar hacer esto mismo, dejándolo prácticamente sin defensa, al no poder utilizar las opciones que tiene, ya que se le acusa de ellas mismas.

En caso de que la acción evasiva o defensiva de B no sea constitutiva de crítica y, por lo tanto, de valor para ser utilizada como acusación por parte de A, se puede optar por una solución más efectiva y demoledora aún, que es relacionar esta acción con otra, que aún sin estarlo realmente, lo parecen, ya que al saber cómo va a reaccionar el oponente B, da validez a la acusación del oponente A. Esto incluye la posibilidad de imputar al oponente B, ¡de lo que el propio oponente A va a hacer o ha cometido ya!
De esta forma, y ejecutada con habilidad, se puede acusar o imputar a cualquiera que se conozca su situación y como puede reaccionar, de cualquier cosa y además, sin apenas defensa posible.

viernes, 21 de octubre de 2005

Principio de la comunicación y el papel de los medios

viernes, 21 de octubre de 2005

¿Qué es la comunicación? ¿hacen los medios supuestamente destinados a establecerla, honor a su nombre? Ya que es un concepto del que se hablará bastante en esta bitácora, es recomendable que veamos con algo más de detalle, en qué consiste. Aunque se va a seguir la interpretación más clasica de este concepto, esta es suficiente para extraer conclusiones interesantes, como se verá.

Definición

La comunicación la forman dos «entes» que intervienen no necesariamente de forma voluntaria (pueden ser una o varias personas, animales u objetos, por ejemplo, dos o más ordenadores, y en el caso de ser personas, pueden ser receptores sin ser conscientes de que lo son -subliminal-), uno es el emisor, que con un determinado código, desea enviar un mensaje a un receptor, empleando para ello un determinado canal de comunicación (de forma oral, postal, electrónica, escrita, etc.), y todo ello dentro de un determinado contexto formado a su vez por todos los elementos anteriores, incluidos emisor y receptor.

A todo esto se le añaden otros elementos, como el ruido, que lo forma todo aquello que dificulta la comunicación, es decir, que complica la llegada y la lectura al receptor, del mensaje que envia el emisor. Para evitar esto se usan las redundancias, que son duplicidades de la información, para minimizar el efecto del ruido.

Las comunicaciones que nos ocuparan serán normalmente de tipo unidireccional o unilateral, o sea, que el emisor emite el mensaje esperando que el receptor lo recoja y lo entienda. La comunicación solo será efectiva cuando se cumpla esto último. La comunicación será bidireccional o bilateral, cuando el receptor devuelva al emisor algun tipo de respuesta.

Ahora bien, dependiendo del motivo de la comunicación o del contenido del mensaje, este producirá un efecto en el receptor (función apelativa o conativa). Es perfectamente posible que el motivo del emisor sea precisa y únicamente causar un efecto en el receptor y para ello utilizará un determinado mensaje, con un determinado código y en un determinado contexto, todo perfectamente estudiado. Y si además el emisor puede comprobar el efecto causado en el receptor, verificará la adecuación del mensaje o en caso contrario, podrá modificar el mismo para lograr el objetivo o efecto en el receptor (realimentación, por ejemplo, las encuestas). Pongamos un ejemplo imaginario:

Ejemplo

Tenemos un partido politico que desea causar un determinado efecto en el electorado (que le voten). Para ello utlizará mitines, ruedas de prensa y declaraciones en los medios de comunicación. El Emisor será el partido político, el mensaje será su programa electoral, el código todo el conjunto de expresiones, lenguas y gestos utilizados, el contexto el conjunto de la sociedad y su problemática, el receptor el electorado o el público en general y el canal los medios de comunicación.

Ahora bien, supongamos que el partido político controla al medio de comunicación más importante. En este caso, podría adecuar además de su mensaje y código utilizado, también el canal y el contexto (los medios de comunicación puede crear un ambiente determinado, modificando el contexto de esta forma, destacando un determinado tipo de noticias y ocultando otras) para acomodarlos a sus propios intereses.

Es decir, se puede llegar a lo siguiente: que la búsqueda de que el mensaje (programa electoral) sea del agrado del receptor deje de tener importancia (es decir, el satisfacer las necesidades de los ciudadanos, en la forma requerida por ellos), ya que se puede modificar al contexto, en el que se incluye el ciudadano (receptor), para que le guste el mensaje que se quiere inculcar, a conveniencia del grupo político y mediatico. De la misma forma, sería factible manipular el contexto para impedir que partidos políticos competidores transmitan su mensaje al público en condiciones adecuadas (introducción de ruido).

Conclusión

De esta forma, el objetivo deja de ser, si es que alguna vez lo fue, el satisfacer las necesidades políticas de representación de los ciudadanos, para pasar a ser el encontrar las formas de modificar el contexto y al público en consecuencia, para que sea receptivo, a la vez que se determina qué tipos de ruido son más efectivos para entorpecer a los mensajes competidores.

Esto es solo imaginario...¿no?

Fuentes

martes, 18 de octubre de 2005

La falacia vacía

martes, 18 de octubre de 2005
En ocasiones se observa en los medios de comunicación y en otros ámbitos de la vida cotidiana, algo que se le podría llamar falacia vacía. ¿De qué se está hablando? Pues de aquellos casos en los que el mensaje consiste en una serie de retóricas, escritas o dichas con un estilo prepotente y aparentemente culto, pero que si son sometidas a una lectura serena y analítica, se observa que el mensaje en cuestión no es más que un conjunto de palabras escogidas por su carga demagógica o por su aporte a la confusión del receptor del mensaje (lector, oyente, etc.), ya que al no encontrar motivos para oponerse le crea la falsa sensación de que debe estar de acuerdo, sin advertir de que en realidad la información contenida en el mensaje no está realmente relacionada con la materia de la que se trata.

¿Por qué se le puede llamar falacia? En mi opinión, se le debe llamar así por la confusión generada, ya que la ausencia de información relevante o relacionada con una determinada problemática o materia en discusión (de ahí que le llamemos vacía) impide el rechazo claro, y que el lenguaje escogido induce al público receptor a creer una serie de ideas que corresponden con una voluntad oculta del autor o emisor del mensaje.

Se espera poder proporcionar algún ejemplo más adelante.

martes, 11 de octubre de 2005

La falacia bifacética

martes, 11 de octubre de 2005
Conviene tener en cuenta que detrás de una falacia se esconde una motivación para usarla. Según la definición que se estableció, la falacia se usa cuando se busca convencer al público de algo para lo cual no se encuentran argumentos reales o válidos.

Es decir, no se pretende mostrar o explicar una situación real, sino que se busca manipular al público para que esa situación que desea (el manipulador) se haga efectiva, se materialice, se haga realidad.

Así que se debe en primer lugar detectar esa falacia, y a continuación, intuir que se pretende con ella, que se oculta, o a que huerto se nos quiere llevar.