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miércoles, 3 de marzo de 2010

Los dogmas y la ciencia

miércoles, 3 de marzo de 2010
La gafa del dogmatico
La gafa del dogmático
No se está en contra de los dogmas, pero ser dogmático tampoco está precisamente entre la lista de «virtudes» a las que se aspiran. La necesidad de los dogmas y su utilización en la vida diaria es un asunto estrictamente personal, y, aunque a muchos les cueste reconocer, puede que necesario para la totalidad de la especie humana. Ateos incluidos. Mientras la Ciencia no pueda explicar todas las incógnitas que nos atormentan, necesitamos darles algún tipo de respuesta.

El problema de los dogmas no es por ellos mismos, sino por aquellos que pretenden imponer los suyos propios como mejores que los del resto. Por otro lado, la excelente capacidad de la ciencia para avanzar en el conocimiento, y sobre todo, para facilitar un marco común del mismo sin necesidad de depender de carismas o lideres mesiánicos, solventa en gran medida la necesidad de escoger entre uno u otro dogma, allá donde la ciencia tiene respuestas. En este sentido, la ciencia tiene su contrapartida reciente en el surgir de un exagerado positivismo científico o cientifismo, ya que pretende tener respuestas para todo de aquí al final de los tiempos, para mientras tanto tan solo aplicar el principio de autoridad como única prueba.

Una sociedad que se mantenga independiente ante los dogmas suele ser un escollo para aquellas clases político-mediáticas que les incomoda tener que justificar y demostrar todo aquello que hacen. Es muy probable que sea por este motivo la razón por la que la ciencia no se ha desarrollado en algunos países como España, mientras que en otros como los del antiguo bloque comunista lo ha hecho de forma desproporcionada, precisamente para desbancar por completo y por obligación al resto y así  posibilitar el imperio del dogma único: el partido.

La conclusión es que la ciencia es el único elemento que tenemos los seres humanos para dotarnos de un marco común objetivo de conocimientos, que no dependan ni del cristal con que se mire ni de la ideología o creencias del individuo. Por lo tanto se piensa que el fomento de la ciencia entre la sociedad  y la introducción del llamado método científico en la vida cotidiana es muy positivo para la libertad e independencia de sus individuos, sin que por ello haya que desplazar necesariamente a antiguos dogmas milenarios por otros no mejores pero si más hipócritas, como el dogma del cientifismo.

sábado, 19 de diciembre de 2009

La Ciencia-Ficción y la sociedad

sábado, 19 de diciembre de 2009

Logo de «Plutón vervenero», una parodia y ridiculización del género, perpetrada en España Si nos guiamos por los horarios a las que son relegadas algunas series de Ciencia-Ficción en los horarios televisivos, o a la escasa cantidad de producciones propias de este género que vendría a indicar lo que se invierte en el, se puede llegar a la conclusión de que la Ciencia-Ficción en España no suele ser merecedora de la atención de los medios de comunicación y grandes productoras. Como ejemplo La chica de ayer, adaptación de la británica (y excelente) Life on Mars que seguramente no hubiera sido producida sin el precedente de Cuéntame como pasó, pasó sin pena ni gloria ¡los domingos por la noche! contrastando con la mayor atención y el relativo éxito de la parodia del género con la que nos podemos encontrar en Plutón B.R.B Nero. El cortometraje Cyclope (Carlos Morett, 2009) o la reciente producción Planet51 (Jorge Blanco, 2009), son excepciones que resaltan sobre el resto del desolador panorama.

Portada «Pulp» de un clasico español del género: la adaptación al cçomico de «La Saga de los Aznar», del valenciano Pascual Engidanos Sin embargo, desde aquellas publicaciones de bolsillo y los cómics Pulp de los años 60 y 70, la comunidad de aficionados no ha dudado en consumir con avidez los productos de calidad que se les ofrecía con cuenta gotas, sobre todo allende el océano, existiendo un colectivo de aficionados al género importante y cada vez mayor gracias al fenómeno de Internet y las redes sociales, que extrañamente no tiene una repercusión en los grandes medios que debiera, aparentemente.

Portada de un libro de esoterismo cuyo autor es conocido por sus relatos de apariencia real, pero completamente falsos y normalmente referidos a mitologias esotericas Uno de los escollos importantes que afectan negativamente a nuestro género preferido, son los errores de interpretación a la hora de definirlo. La mezcla con la fantasía, incluso por parte de muchos aficionados que tal vez han sucumbido al comprobar como en la librerías tenían que apartar los de este genero de magia en incluso de otros más «esotéricos» para encontrar los suyos, pueden ser los motivos.

Para estudiar algo más sobre ellos sería necesario profundizar sobre determinados aspectos culturales de la sociedad en la que vivimos, en la sociedad española en este caso. En mi humilde opinión, en todo el tiempo que llevo de aficionado a la Ciencia-Ficción y viviendo inmerso en esta sociedad que me ha tocado, he llegado a varias conclusiones, las cuales se dejan notar no solo en la afición a este género literario especulativo y científico, si no también en otros aspectos importantes, como por ejemplo la política.

Logo  del FECYT y del  MCI La Ciencia-Ficción guarda gran relación con La Ciencia, la de verdad, en el sentido que juega con especulaciones sobre ella, llamándosela también «género de anticipación». En España así como en otros países iberoamericanos, aunque parece que la situación mejora tímidamente, comparativamente se puede decir que existe un rechazo bastante generalizado hacia la ciencia. Por más que algunos medios deseen hacernos ver la botella medio llena, esta está todavía bastante vacía ya que si se observa detenidamente este estudio, «ciencia y tecnología» permanecen exactamente igual registrándose un aumento en «salud y medicina», lo que dicho medio lo interpreta como se puede comprobar en el titular de la noticia enlazada.

«Information Science»: la Documentación en los paises de habla anglosajona El hecho de poder y de tener que, demostrar un concepto sin ambigüedades ni florituras, no importando tanto si se sabe vender la moto o la cabra como si se ha descubierto una forma de avanzar en el conocimiento real, implica que los vendedores de humo y los encantadores de serpientes que habitualmente han copado y copan las altas jerarquías de los partidos políticos que dominan el escenario social y mediático, lo iban a tener mucho más difícil. Por supuesto, los medios de comunicación de un periodismo que se hace llamar «Ciencias» de la Información, usurpándoselo a La Documentación (Information Sciencie en los países anglosajones), se prestan alegremente a ignorar en lo posible a nuestro género, a cambio de ocupar un importante papel en el sistema.

Una de las lamentables, cutres y petardas esxcenas del programa de TV «Gran Hermano», que utiliza el nombre de una utipía de Ciencia-Ficción, y cuyo logo recuerda la imagen de HAL, el computador más famoso de la historia del cine del mismo género Naturalmente, en la medida en que programas como Cuarto Milenio cosechan suficiente éxito de audiencia como para permitir que otros como Redes hallan llegado a ser relegados al ostracismo nocturno de la madrugada, la audiencia también forma parte del problema. Pero si en algo son más culpables los medios y los responsables de la divulgación de la Ciencia, es decir, responsables de los medios de comunicación y políticos, es su supuesta mayor preparación para prestar el servicio que se supone deberían. Esto no es así, y por el contrario es habitual como se ha comentado, relegar la divulgación científica y el ocio basado en especular sobre ella propio de la Ciencia-Ficción, en beneficio del reinado de la tele-basura, los titulares tendenciosos, la prensa amarilla, y los comportamientos sectarios.

Esquema de las partes de una «espada de luz» La guinda a todo este desaguisado la ponen los traductores, en concreto los cinematográficos. Si ya en todo tipo de géneros suelen sorprendernos con unas traducciones de títulos bastante peculiares, en la Ciencia-Ficción como género especializado que es se debería cuidar algo más, ya que de lo contrario puede resultar hasta ridículo. Casos conocidos con el Condensador «de Fluzo», en lugar «de Flujo», son anécdotas puede que sin importancia y hasta cierto punto graciosas, pero la traducción absolutamente libre y equivocada de «Sable laser» en lugar de Lightsaber, introduce un error que va más allá de la ficción en si misma al confundir «laser» (una técnica de emisión lumínica real y conocida) con «luz» o «luminoso», conceptos relacionados pero completamente distintos. Es comprensible que la mera traducción literal no es suficiente ni adecuada dadas las necesidades de doblaje, por ejemplo, ¡pero que demonios, es su trabajo! Y si finalmente se aceptan estas traducciones cogidas de los pelos, los medios «tan profesionales» tal vez deberían explicar estas dificultades en lugar de difamar a la ciencia-ficción acusándola de errores que no son tales, y lo peor de todo, pareciendo que nos toman por gilipollas.

Esta entrada fue publicada anteriormente en el blog Al Final de la Eternidad

miércoles, 7 de octubre de 2009

La Ciencia en España NO necesita tijeras

miércoles, 7 de octubre de 2009

Iniciativa de Javi Pelaez en su blog, «La aldea irreductible»Ver más en La aldea irreductible

Menos Plan E, y más ciencia e investigación, para no depender eternamente de los que si poseen una cultura basada en el esfuerzo y el mérito, y no en el caciquismo y enchufismo peloteril.

Gobierno y oposición, enfrascados en sus disputas partidistas e incapaces de ofrecer otra solución, logran que tan solo se aplique el método paliativo de crear empleo publico para subsistir hasta que Alemania o Francia previsiblemente, nos saquen del atolladero. Para agravar aún más el problema arrastrando un mal endémico desde hace décadas, y para poseer de un mayor presupuesto para las subvenciones que agotaran todo el disponible sin aportar solución alguna, se pretende reducir el destinado a la investigación y desarrollo, únicos ámbitos capaces de ofrecer soluciones reales.

lunes, 16 de junio de 2008

El espíritu humano

lunes, 16 de junio de 2008
... porque quien quiera verdades absolutas, dogmas incuestionables e inamovibles, debe mirar hacia otro lado, que no es el de la ciencia. Ésta solo elabora hipótesis, vacilantes aproximaciones a la verdad, que siempre pueden ser modificadas total o parcialmente por la fuerza de los hechos: pero es lo mejor que el espíritu humano es capaz de crear.

Arsuaga, J. L., El collar del neandertal: en busca de los primeros pensadores. 8ª ed. Madrid: Temas de Hoy, 1999, p. 40

viernes, 21 de septiembre de 2007

La falacia del historiador

viernes, 21 de septiembre de 2007
Profesor de Historia de la Brandeis University, David Hackett Fischer¿Tiene sentido juzgar hechos de la antigüedad con un conocimiento adquirido posteriormente? Si cada época está marcada por su correspondiente grado de evolución social, cultural y conocimiento, no parece que sea correcto hacerlo. Sin embargo, en ciertos ámbitos sobre todo políticos, parece ser una práctica habitual juzgar sucesos históricos desde la óptica actual. ¿Esto significa que lo que era válido hace siglos no pueda ser criticado ahora? Bueno, por supuesto que puede ser criticado —de hecho, ya lo fue— por eso transcurrió la Historia tal y como la conocemos. Pero no tiene sentido aplicar conceptos o valores surgidos en una época, a los de otra. Mucho menos juzgar a los descendientes de aquellos que cometieron unos actos, que sólo hoy son considerados como errores.

La posibilidad de aplicar el método científico en la Historia y Ciencias Sociales es complicada, pero dentro de la definición del mismo, es posible aprovechar el trabajo de un investigador independiente, en base a aplicarlo a diferentes casos de interés y estudiar las conclusiones. Existe un estudio, poco conocido, pero de gran ayuda para entender estas interpretaciones más que discutibles de la Historia. Se trata de la llamada Falacia del Historiador. El artífice de este concepto es David Hackett Fischer, profesor de Historia de la Brandeis University, y nos cuenta, dicho en pocas palabras, que interpretar la historia o sucesos ocurridos en la antigüedad en base a un conocimiento adquirido con posterioridad —por lo tanto desconocido por los protagonistas de entonces— es un error. Por tratarse de un autor proveniente de la historiografía anglosajona, y por su relación con la Historia española, se ha escogido el siguiente fragmento de un documento (Las falacias del historiador) donde se resume su trabajo:
Considérese, por ejemplo, un problema interpretativo mayor, la derrota de la Armada española en 1588. Algunos estudiosos han sugerido que este suceso causó el declive del imperio español y el ascenso del británico. Pero Garrett Mattingly replica que “es difícil verlo de ese modo. En 1603 España no había perdido ni una sola de sus posiciones marítimas ante los ingleses, mientras que la colonización británica de Virginia se había pospuesto por el momento”. Otros argumentan que la derrota de la armada española provocó el traspaso del control de los mares, de España a Inglaterra. El Profesor Mattingly contesta que antes de 1588 el poder marítimo inglés en el Atlántico había sido normalmente superior a las fuerzas conjuntas de Castilla y Portugal, y que así seguía siendo, pero tras 1588 el margen de superioridad disminuyó. La derrota de la Invencible no fue el final, sino más bien el comienzo de la Armada española”.
(...)
En breve, parece que la derrota de la Armada española, por potente y melodramática que fuera, pudo bien ser claramente algo inútil en sus resultados. Dicha derrota no parece haber conllevado grandes efectos, excepto acabar con la estrategia española que la tenía como maniobra principal. Este criterio seguro que viola los instintos patrios de todo inglés y la sensibilidad estética de todos nosotros. Un gran suceso debe tener grandes resultados, pensamos. Pero esta es la falacia de la identidad, que trataremos después.
Este es un ejemplo autocrítico —desde el punto de vista de su autor, en relación al de la historiografía clásica anglosajona— donde se muestra cómo la Historia es interpretada acorde con sus deseos nacionalistas, considerando la derrota de la Armada Invencible el punto de inflexión hacia el declive del dominio español y comienzo del británico, culminándose en la Batalla de Trafalgar .

Como se puede leer, la derrota de La Armada española —en 1588— no supuso ningún declive —más bien al contrario—. Este se sucedió siglos después en Trafalgar —1805—. Los historiadores nacionalistas británicos sin embargo, aprovechan la derrota posterior para tratar a la primera —por su carácter más «mediático»— como un suceso distinto a lo que podría haber sido, pero que sencillamente, no lo fue —no solo esto, sino que ignoran bochornosamente la hazaña del Almirante español Blas de Lezo (Pasajes, Guipúzcoa, 1687), y la colosal derrota a la que fueron sometidos en el Sitio de Cartagena de Indias—.

Y como muestra de algo más cercano y de lo que podrá ser si el nacionalismo catalán continua por la línea actual, según un estudio de la Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya, el Descubrimiento de América ... ¡fue catalán!

Por lo visto, deducen lo dicho en función de algunos descubrimientos relativos al origen incierto del navegante y descubridor, que lo situarían en las Islas Baleares —han leído bien: Baleares, no Cataluña—. Independientemente del origen de Cristóbal Colón —el cual era obviamente el mismo entonces que ahora—, la Historia se ha desarrollado como la conocemos. La asociación del descubrimiento de América con España no es una decisión moderna, sino que forma parte del proceso histórico. El argumento del organismo catalán al asociarlo con personajes como Fernando de Aragón —esposo de la Reina Isabel de Castilla, y Rey de la Corona de Aragón, como todo el mundo sabe— no es válido, ya que ese hecho es probablemente lo que evita que se asocie en exclusiva con La Corona de Castilla, y se haga con el conjunto de ambas coronas —España—. Si se descubriera que Colón era chino —por ejemplo—, sería indudablemente una sorpresa, pero apenas cambiaría nada.

«La Historia la escriben los vencedores»: este es uno de los tópicos más conocidos sobre la Historia y probablemente es cierto. En todo caso, algo veraz que se puede extraer de esto es precisamente, quién fue el vencedor y lo que ocurrió a continuación. La diferencia con la Falacia del Historiador, es el uso posterior y consciente de esta última, mientras que los vencedores carecían de la certeza de las consecuencias históricas de sus actos, que ni ellos ni sus descendientes cercanos iban a conocer.

El recurso de esta reinterpretación histórica es probablemente para lograr la victoria en terrenos distintos a los de antaño, o para justificar los abusos de una hegemonía lograda de forma no tan noble como las luchas a espada de entonces. Se aprovechan las debilidades actuales, para intentan justificar demagógicamente su supremacía en lo político, lo militar, o lo económico. Últimamente en lo mediático también pero,...  casi nunca en lo moral.


Nota : artículo revisado, modificado y reeditado. Artículo anterior publicado el 28/10/2006