Gracias a esta característica, los primitivos seres humanos tenían la facultad de identificar aquello que les era de necesidad o les preocupaba: peligros, seres mitológicos que representaban fuerzas de la naturaleza, etc. Y así, de esta forma, abstrajeron y sintetizaron en símbolos todas aquellas cosas de su entorno natural que eran capaces de interpretar. Con la intención de enfrentarse con mayores garantías a la gran cantidad de peligros del durísimo mundo prehistórico en el que la especie humana comenzó su andadura, los seres humanos se dispusieron a organizarse alrededor de tótemes, que representaban para ellos todo aquello gracias a lo cual lograban sobrevivir un día más. Con esta forma de representar e intentar comprender a la naturaleza, esta tenía por fin a alguien que le escuchara y que poco a poco, empezaba a entenderla.(1)
Estos símbolos alrededor de los cuales se organizaban las personas, poseen desde entonces por este motivo una característica fundamental: no son exclusivos de un solo individuo. Un símbolo que sólo es entendido por una persona no es útil, no cumple su función básica. Se puede suponer que el descubrimiento de un símbolo implica la existencia tras él de un grupo de personas para las cuales tiene el mismo significado o muy similar. Se desprende de esta circunstancia otra peculiaridad, como consecuencia de que cada grupo desarrollara su propio código simbólico, pasando a formar parte de su bagaje cultural: su carácter eminentemente tribal.
Estos símbolos alrededor de los cuales se organizaban las personas, poseen desde entonces por este motivo una característica fundamental: no son exclusivos de un solo individuo. Un símbolo que sólo es entendido por una persona no es útil, no cumple su función básica. Se puede suponer que el descubrimiento de un símbolo implica la existencia tras él de un grupo de personas para las cuales tiene el mismo significado o muy similar. Se desprende de esta circunstancia otra peculiaridad, como consecuencia de que cada grupo desarrollara su propio código simbólico, pasando a formar parte de su bagaje cultural: su carácter eminentemente tribal.
Considerando el concepto «nación» como un concepto evolucionado de tribu con similares elementos identificativos, la lengua es también uno de ellos y de las que más reacciones suscita entre los miembros del grupo en cuanto la ven «atacada». Reacción que como se puede comprobar parece que ha perdurado en la memoria colectiva, y que se hace notar en aquellos colectivos que viven sujetos fuertemente a su pasado.
Paradójicamente, a pesar de su origen, una lengua adquiere mayor importancia por cuanto es capaz de transcender de su carácter local y sirve como herramienta de comunicación de pueblos, razas y culturas distintas. Es de esta forma como acaba perdurando en el tiempo y como una lengua se expande geográficamente: por su universalidad.
Para que se dé esta circunstancia no basta con disponer de un conjunto de símbolos representados en imágenes o monumentos, que definan conceptos abstractos y poco definidos. Si bien el lenguaje sonoro y el uso de símbolos fueron logros importantes, mucho más especial fue el «milagroso» surgir de la habilidad mental y cultural de elaborar un lenguaje sofisticado capaz de transmitir ideas y conceptos elaborados, mucho más allá de las necesidades primarias animales. Hace unos 6000 años aproximadamente, esta capacidad de representación simbólica y de comunicación mediante un lenguaje con estructuras sintácticas dio como fruto otro de los grandes hitos de la humanidad: el lenguaje escrito.
Desde la antigüedad hasta la actualidad
¿Que determina el éxito de una lengua?. Pregunta muy ambiciosa la que enfrentarse. En principio, se puede suponer que cualesquiera lenguas que cumplan las características citadas son teóricamente iguales. Pero en la práctica vemos que no todas lo son, por diversas causas:
- El número de hablantes.
- La existencia dentro de entornos sociales distintos.
- El desarrollo histórico y político.
- La existencia de una literatura importante.
Todos estos factores están interrelacionados. Unos influyen en el resto recíprocamente, lo que obliga a considerar todo en su conjunto. Una lengua permite a una sociedad desarrollarse, al poder compartir y transmitir conocimientos y soluciones de problemas. Dicho desarrollo permite la existencia de una mejor educación, lo que hace que la lengua se enriquezca, lo cuál a su vez provoca que el intercambio de conocimientos sea más eficiente y más complejo, repitiendose el ciclo. Pero si tenemos que escoger un factor que puede influir con mayor fuerza que otras en el desarrollo y expansión de una lengua, ese no es otro que el poder político.
Desde el momento en que una entidad política decide sobre un símbolo tribal, puede hacerlo para superar esa forma de organizarse basada en el miedo hacia peligros externos, con imaginarios enemigos acechando por doquier; hacía otra basada en otros conceptos más racionales. No siempre se hace bien, ya que generalmente, el poder político se ha limitado a imponer su criterio particular, no necesariamente mejor que cualquier otro.
O puede hacerlo para todo lo contrario. Hacer uso de las herramientas políticas que un sistema ofrece, para difundir la supuesta existencia de enemigos externos al mismo, estimulando el miedo tribal atávico de los seres humanos. De esta forma, lograr que se reúnan imaginariamente convencidos de alcanzar la seguridad, alrededor de un tótem adecuadamente escogido, como una lengua local. Y así, obtienen además el apoyo necesario que esas herramientas políticas requieren dentro del sistema, para su beneficio.
Desde el momento en que una entidad política decide sobre un símbolo tribal, puede hacerlo para superar esa forma de organizarse basada en el miedo hacia peligros externos, con imaginarios enemigos acechando por doquier; hacía otra basada en otros conceptos más racionales. No siempre se hace bien, ya que generalmente, el poder político se ha limitado a imponer su criterio particular, no necesariamente mejor que cualquier otro.
O puede hacerlo para todo lo contrario. Hacer uso de las herramientas políticas que un sistema ofrece, para difundir la supuesta existencia de enemigos externos al mismo, estimulando el miedo tribal atávico de los seres humanos. De esta forma, lograr que se reúnan imaginariamente convencidos de alcanzar la seguridad, alrededor de un tótem adecuadamente escogido, como una lengua local. Y así, obtienen además el apoyo necesario que esas herramientas políticas requieren dentro del sistema, para su beneficio.
(1) Arsuaga, J. L., "Capitulo 9. Y el mundo se hizo transparente", El collar del neandertal: en busca de los primeros pensadores. 8ª ed. Madrid: Temas de Hoy, 1999
Nota: este artículo ha sido modificado y reeditado. La anterior versión está aquí.
Al final he cogido un artículo a medio acabar, lo he completado algo con un par de párrafos y unas fotos y aquí está. A ver si cogemos de nuevo la marcheta habitual.
ResponderEliminarSaludos
El lenguaje como la risa, son las grandes características que diferencian a la humanidad de resto de animales. Siempre se ha hablado el idioma del país más fuerte en según qué épocas, pero, creo, que después de esta crisis, acabaremos todos hablando chino.
ResponderEliminarHola si te dijera,
ResponderEliminarNo me importaría tener que hablar chino siempre y cuando pudiera decidirlo yo, en función de mis necesidades, y mientras no me condicione el resto de facetas como ciudadano y como persona.
Saludos
Los tres comentarios anteriores son referentes a la antigua versión del artículo, enlazada al fin del mismo.
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