Roma (hace 2000 años)
Fueron necesarios unos tres siglos para que Hispania fuera enteramente Romana. Durante este tiempo algunos pueblos se resistieron con energía, sin embargo, muchos otros encontraron que les resultaba más conveniente realizar ciertos pactos y aliarse con Roma.
Esta situación podría explicarse gracias a dos factores principales: 1) Por un lado, el enorme poderío militar romano que provocaba que cualquier pueblo se lo pensase dos veces antes de enfrentarse a su poderosa máquina bélica. 2) y por otro, Roma había absorbido de la cultura clásica griega el concepto político de ciudadanía. Los pueblos vencidos en combate pasaban a formar parte del mercado de esclavos en la que Roma basaba gran parte de su sistema económico, pero los que adoptaban la cultura romana y se integraban en el imperio, pasaban a ser nuevos ciudadanos romanos de pleno derecho.
Con esta táctica de otorgar la ciudadanía romana a aquellas poblaciones que aceptaran integrarse en Roma, lograron que paulatinamente toda Hispania se convirtiera en una provincia más. Debido a esto, sus ciudadanos fueron adoptando el latín como lengua y las antiguas tribus fueron romanizadas, asimilando parte de su cultura al mismo tiempo (como ocurrió con Grecia).
Se puede observar que a pesar de poseer suficiente capacidad para barrer militarmente a un pueblo (como así hicieron en algunos casos), la oferta de integrarse en igualdad con el resto de romanos se podía considerar de una enorme generosidad. Puede intuirse con esta circunstancia que el grado de voluntariedad en la aceptación de un mayor poderío militar y cultural, y la identificación con el nuevo poder político además de la percepción de legitimidad que ofrezca este, influye notablemente en la absorción de la cultura invasora y en el grado de preservación de la nativa.
Naturalmente, hay una excepción. No toda la península fue asimilada y romanizada. Lo que actualmente recibe el nombre de País Vasco, se mantuvo aislado de los acontecimientos que en los siglos posteriores iban a sucederse.
No obstante, esta circunstancia no ha sido explicada con el suficiente detalle, por no hablar de cierto tabú. Los nacionalismos que surgirían a finales del S. XIX y principios del S. XX, tan vigentes hoy en día en pleno S. XXI, se caracterizaron por reinterpretar todos esos siglos para amoldarlos a sus propios intereses (falacia del historiador)
Los vascones originales, fueron uno de los primeros pueblos en evitar el enfrentamiento con Roma, constituyéndose como aliados suyos y abrazando con profusión la cultura romana. Hay que aclarar que este pueblo no ocupaba el territorio que actualmente corresponde al País Vasco, sino el de Navarra y parte de Aragón. Fue siglos después, cuando parte de aquellos vascos originales se retiraron por motivos desconocidos (falta de adaptación, renegados, necesitados de la protección imaginaria de la tribu, etc.) hacia el territorio montañoso que hoy se le conoce por tal nombre, en donde pudieron aislarse de la cultura greco-romana, que a la postre estaba llamada a moldear el mundo.
Las naciones (hace 1000 años)
Es difícil conocer qué sentirían los antiguos europeos tras los siglos que sucedieron a la caída de Roma. Se puede afirmar que el ser humano seguía siendo el mismo que aquellos antiguos cazadores-recolectores, los cuales día a día se forjaban un futuro que para ellos no tenía mayor horizonte que el próximo amanecer. Se puede suponer por tanto que desde lo más profundo del ser humano, retornaba de nuevo aquel mismo sentimiento de desprotección que movió a las sociedades primitivas a organizarse alrededor de tótems.
Sin embargo, salvo el reducto Papal, con Roma tan sólo existente en la memoria y con una Europa perdida y dejada al capricho de bandidos, piratas y señores feudales ansiosos de poder y gloria, se tuvo que partir de una situación muy distinta con la que Roma se encontró en su momento.
Las tribus bárbaras del norte, que hasta ese momento habían mirado con asombro la magnificencia de Roma, ahora podían entrar en los territorios que antaño la formaban sin relativa oposición. Los habitantes europeos, de cultura greco-romana todavía (con el latín como lengua y de religión monoteísta), recibieron a estas tribus fusionándose con ellas y creando un nuevo concepto de organización social que marcaría la evolución política del mundo hasta nuestros días: la nación.
Continua en Ensalada de lenguas (III): llegan los barbaros
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