«En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos,pero no tanto como para satisfacer la codicia de algunos»
Mahatma Gandhi
¿Qué ocurriría si el resto del mundo se levanta un día, y desea acabar con el hambre, guerras e injusticias que les azotan? ¿qué pasaría si decidieran llevar el mismo nivel de vida que occidente? ¿dejaría de ser el problema ajeno y lejano que contemplamos a través de nuestro televisor? Seguramente sí. Recuerdo que en cierta conversación que mantuve hace tiempo, dudaba que el día que los chinos (refiriéndome a la población, no a su gobierno) decidieran librarse de sus oligarquías y construir lo mismo que en occidente llevamos haciendo desde hace mucho tiempo, con nuestras casas, nuestros coches y nuestra cultura del consumismo, existieran los suficientes recursos en el planeta para hacerlo. ¿Pero acaso no tienen derecho a hacer lo mismo? ¿qué les impide intentarlo?
Alguien podrá pensar que esto ocurre porque los países fuera del llamado «bloque occidental» no están desarrollados porque son de culturas, razas o religiones inferiores, porque «no valen», o motivos de tipo similar. Bien, resulta que ha llegado un momento en el que no han sido los chinos sino el mundo árabe, cuyos ciudadanos se están rebelando contra unos gobiernos autoritarios que hasta hace poco eran en su gran mayoría, unos perfectos aliados de los gobiernos occidentales. Estos nuestros hijos de puta, como alguien dijo una vez, han mantenido a su población sumida en la ignorancia debido a lo cual no salían de su situación jamás. Gracias a la revolución de las comunicaciones que venimos experimentando desde los años 90, ha sido imposible para estos gobiernos —a pesar de censurar Internet todo lo que han podido— continuar manteniendo a la población desconocedora de su situación en comparación con el despilfarro irresponsable de occidente. Parte de este es gracias a poder disfrutar del petróleo de estos países «subdesarrollados», el mismo «oro negro» cuyos beneficios de su venta en lugar de invertirlo en educación y servicios para su país, van a parar a las arcas de sus dirigentes mientras occidente mira para otro lado.
La diferencia entre el occidente que conquistó y colonizó América, fundó imperios transoceanicos y pasó por revoluciones políticas; con los habitantes de China, el medio oriente y otras zonas del mundo menos desarrollado; no es que aquellos lograsen llegar hasta el nuevo continente —algo que tarde o temprano iba a suceder— sino que llegaron primero. Logro que si bien es meritorio y merece su consideración, no legitima para impedir a nadie que llegue a cotas similares o incluso superarlas en el futuro, como otras veces ha ocurrido en el pasado. Si China hubiera necesitado encontrar una ruta directa por mar hacia Europa se hubiera encontrado con América, y nada de lo que estamos hablando sería seguramente como ahora. Si Europa tuvo que cruzar el océano, tal vez fuera porque no tenía nada que ofrecer a la China inventora de la pólvora y La India rica en especias de aquel entonces, pero sí al contrario. Esta paradójica situación fue la que el destino quiso que determinará el curso de la Historia a favor de occidente. Pero la carrera aún no ha acabado.
No se crean que soy tan inocente, todavía le falta mucho camino al mundo árabe para igualar nuestra cultura grecorromana, el renacentismo, ilustración, revolución industrial y los gobiernos con sistemas políticos en los que existe en mayor o menor medida alguna participación del ciudadano. Pero en todo caso, ese día llegará. Y no será una lucha entre el civilizado occidente y los fundamentalistas árabes, sino la de un occidente acomodado y abusivo que no desea perder su nivel de vida, contra pueblos que reclaman justicia e igualdad. Y si ese día parece no llegar, es totalmente lícito que exista gente que desee buscarlo o al menos, concienciar a los demás de la necesidad de prepararse para ello y no impedírselo, salvo que deseemos vivir en un planeta donde una parte de su población tiene sometida al resto.
La sospecha de que occidente vive como vive gracias a esquilmar de recursos el resto del planeta siendo aprovechados por unos pocos mientras que el resto viven sumidos en la indigencia, se hace insoportablemente evidente. ¿Es necesaria esta desigualdad? ¿tan mal estaríamos en occidente si no se fundamentara el comercio internacional en desequilibrios tan grandes? La uniformidad no es deseable, pero es posible buscar desequilibrios parciales, es decir, en distintas áreas de la economía de forma que unos países sean productores de unas cosas, y consumidores de otras. Como en un trabajo en equipo.
Sin embargo, el mundo árabe vive sometido en su mayoría bajo los designios de dictadores apoyados por países occidentales, que le subvencionan sus despóticos gobiernos y le dotan de armas a cambio de sustanciosos contratos petrolíferos. Las grandes multinacionales operan en países con grandes vacíos legales lo que les permite aplicar unas condiciones de trabajo extremas. En general, es habitual la explotación de minerales y todo tipo de recursos de zonas del planeta aprovechando que están habitadas por una población que no puede, no sabe o no necesita extraer, debido a su atrasado desarrollo. De esta situación difícilmente podrán ya salir al tener su territorio hipotecado para el futuro y unos dirigentes políticos despóticos apoyados a conveniencia del mundo occidental.
El caso de China es algo distinto ya que todavía no existe suficiente oposición entre el pueblo, pero su situación es muy similar a la que ocurre en el resto de países fuera del bloque occidental: un gobierno autoritario que no necesita de demagogia para aplicar las medidas políticas que les convengan, con tan solo mantener en la ignorancia a sus ciudadanos censurando el acceso a Internet y con medios de prensa totalmente afines. Entre estas medidas por parte de China, se configura como principal la estrategia de comprar deuda pública de otros países a cambio de contratos comerciales con empresas controladas por el gobierno chino. Todos estos beneficios no van a parar a la sociedad civil de China, sino a las arcas de su Estado, el cual dosifica bajo su particular criterio geopolítico. Gran parte de la crisis actual proviene de la necesidad de los EEUU de financiar las perdidas producidas por su nefasta política exterior.
¿Y nosotros, hasta que punto somos responsables? Los ciudadanos occidentales somos herederos de un legado político que aún lejos de la perfección, nos dota de gran libertad en comparación con los países de las zonas menos desarrolladas del planeta. Pero esta situación lo que ha provocado es que los dirigentes prometan demagógicamente un mundo maravilloso para poder permanecer en sus cargos, sin revelar el origen de dicho milagro. El uso de la propaganda y todos los resquicios posibles que los sistemas legales permiten, y sobre todo, del vacío legal internacional, ocasionan la búsqueda de mantener ocupada en otros asuntos a la población con deportes y la cultura del consumo desenfrenado y sistemático, para no pensar en lo que están provocando las multinacionales que nos proveen de nuestros caprichos tecnológicos y nuestra ropa de marca. Un caso paradigmático de esta situación es la que se vive en El Congo con el coltán, mineral imprescindible para la fabricación de componentes electrónicos consumidos en el «primer mundo», a costa de mantener a los habitantes de aquella zona en una sangrienta guerra perpetua.
Tal vez alguien piense que se está encontrando con el clásico discurso anticapitalista, antiamericano y antioccidental propio de sitios como rebelion.org, en el que se suele postular la invalidez de todo lo que ha construido occidente hasta ahora por su relación con el capitalismo, pretendiendo un cambio de régimen a otro con las libertades recortadas drásticamente (en el que seguramente sus principales defensores tendrían un importante protagonismo). La diferencia se encuentra en dos puntos básicos: el origen del problema y la solución planteada.
El problema a nivel global no es el capitalismo. Este no es más que un sistema económico y como tal, requiere de un marco político que lo haga posible. Por lo tanto, sí lo es la ausencia de un marco legal internacional que posibilite un mercado libre real, de forma que defienda la igualdad de todos los habitantes del planeta para tener las mismas oportunidades. Oportunidad para poder realizar en libertad e igualdad intercambios monetarios o de bienes con cualquier otro habitante. Un marco legal que defienda a los ciudadanos de a pié frente a los abusos que las grandes corporaciones perpetran a nivel internacional —bloqueando el acceso a los recursos comprando a los oligarcas correspondientes, operando al abrigo de la impunidad que le ofrecen las fronteras de países poderosos y un ineficaz sistema legal internacional—. Estas empresas son en su mayoría de los EEUU, pero en su territorio ni se les ocurre hacer lo que hacen en otras zonas, porque en su país sí tienen un férreo sistema judicial independiente. Tal vez sea mejorable, pero ninguno de los que lo critican puede presumir de algo mejor.
En resumen, me da la impresión de que a ciertas oligarquías formadas por expertos a sueldo de algunos gobiernos y financiados paralelamente por grandes compañías, así como a muchos empresarios que buscan su hueco en el sistema, no les gusta la perspectiva de que en otros países hasta ahora dócilmente dominados con tan solo controlar a su dictador, dejen de estarlo y tengan que lidiar con todo un pueblo. Pueblo que desea sacar partido de sus riquezas, inalcanzables para ellos pero fácilmente disponibles para el gobierno extranjero que más dinero ponga en la cuenta suiza del causante de su desgracia.
Me temo igualmente que los llamados neocon no son precisamente abanderados de un mercado libre de las características mencionadas pese a que se llenen la boca de ello, puede que los que no están engañados y se benefician seguramente de la situación, sean firmes defensores de una dictadura económica internacional.
Lecturas de referencia
- EFE. “China promete seguir comprando deuda española e invertir en las cajas ahorros” [en-línea]. Cotizalia. 12 abril 2011. <enlace al artículo> [consulta: 17 abril 2011]
- Departamento de Estado de Estados Unidos. El sistema financiero mundial [en-línea]. Documento PDF. <enlace al documento> [consulta: 17 abril 2011]
- pablogrk. “El sobrino de Freud” [en-línea]. nosoloframes. <enlace al artículo> [consulta: 17 abril 2011]
- Eduard Punset. “No tiene sentido que cada país vaya a su bola” [en-línea]. Eduard Punset. 20 marzo 2011. <enlace al artículo> [consulta: 17 abril 2011]
- Pablo Pardo. “Aznar califica a Gadafi de 'amigo extravagante' de Occidente y critica la misión” [en-línea]. El Mundo. 16 abril 2011. <enlace al artículo> [consulta: 17 abril 2011].
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