Parece que casi todos estamos de acuerdo en que el movimiento #15M y aledaños, si bien partían de unos principios que a una grandísima mayoría le parecían correctos, se ha desvirtuado y ha sido ocupado por organizaciones que aprovechando la espontaneidad multitudinaria la utilizan para una revolución particular. Por otro lado, un sector no menos importante se ha dedicado a criticarlo y ridiculizarlo desde el primer momento, preocupados por la posible influencia en los resultados de las elecciones y sin escuchar el mensaje principal: basta ya de privilegios inmerecidos y de falta de participación de los ciudadanos.
Este sector deseoso de tener por fin la revancha tras ocho largos años, sucumbiendo a sus instintos partidistas y sectarios, apenas se daban cuenta en el hecho de ser la primera vez desde la transición que un movimiento civil salía la calle a pedir un cambio de sistema. En lugar de ello tan sólo se fijaban en aspectos anecdóticos y algunas excentricidades particulares de los que redactaron los manifiestos y propuestas del movimiento, sin ver más allá de la oportunidad que significaba como movimiento civil y apartidista. Seguramente todavía hay mucha gente que sigue pensando que el problema son simplemente las personas, no un sistema que no permite elegirlas, ni permite controlar sus abusos ni sus privilegios.
Este sector deseoso de tener por fin la revancha tras ocho largos años, sucumbiendo a sus instintos partidistas y sectarios, apenas se daban cuenta en el hecho de ser la primera vez desde la transición que un movimiento civil salía la calle a pedir un cambio de sistema. En lugar de ello tan sólo se fijaban en aspectos anecdóticos y algunas excentricidades particulares de los que redactaron los manifiestos y propuestas del movimiento, sin ver más allá de la oportunidad que significaba como movimiento civil y apartidista. Seguramente todavía hay mucha gente que sigue pensando que el problema son simplemente las personas, no un sistema que no permite elegirlas, ni permite controlar sus abusos ni sus privilegios.
Si nos remontamos a la crisis que ha motivado esta situación y sus causas, podemos encontrar el origen de todas estas discrepancias y lo víctimas que somos de una información manipulada: si bien fueron unas inadecuadas medidas del FED norteamericano las causantes, ha sido la ausencia de control estatal la que ha engordado la crisis. Esto parce un hecho irrefutable si no nos dejamos nublar por dogmas de uno u otro signo. En Europa, es cierto que por el contrario, han sido la falta de liberalismo y el excesivo control de unos Estados Europeos la mayoría de ellos herméticos a los ciudadanos, los causantes. En España además, se ha juntado con que un Estado todo-poderoso gobernado por gente prepotente unas veces e inútil otras, lo ha empeorado todo basando una importante parte de la economía en la construcción lo que unido a la alegre concesión de hipotecas de alto riesgo, ha llevado a una España sin apenas capacidad de reacción y casi en bancarrota. Pero la solución a esto no era dejar que el mercado hiciera lo que quisiese, eso es lo que se hizo en los EUA por que así funcionan allí, así lo tienen asumido y así fue como estalló la crisis crediticia, la solución hubiera sido en ambos casos una correcta intervención del Estado.
Es decir, el problema en Europa es que los Estados están en manos de oligopolios corruptos que operan a su propio interés y beneficio, teniéndoles sin cuidado lo que pase luego, al fin y al cabo, a ellos no les va a pasar absolutamente nada y siempre tienen a varios millones de ciudadanos cuyos fondos van a ser utilizados para rescatar a sus amigos en quiebra. La solución no es la eliminación de la intervención, sino que los ciudadanos recuperen el control del Estado y a través de este puedan efectuar intervenciones para que el mercado no llegue a situaciones insostenibles absurdas que se han visto venir desde hacía años y años. Y que si eventualmente se llega a una situación de crisis, esta sea aceptada y asumida por todos por igual. Esto es lo que el #15M defendía y sigue defendiendo, aunque los prejuicios y manías de la gente, que no curan los doctores y yo menos, no les deja ver.
El problema del #15M, y aquí tampoco estaremos de acuerdo, es la solución y el camino que están escogiendo. Unas asambleas que pretender representar a toda la sociedad civil son un mecanismo típicamente soviético, falto de legitimidad por cuanto no participan todos los que deberían, sino solo los que están allí. Las decisiones que toman deberían ceñirse a aspectos puramente internos de la plaza, pero lo que están intentando es colar una reforma electoral decidida por unos pocos, otra vez, y que consiste simplemente en una representación proporcional.
Por lo que he podido averiguar, las organizaciones de las acampadas; las cuales no hay que olvidar que son independientes al #15M; han sido organizadas por activistas políticos locales más preocupados por sus estrategias particulares aprovechando el tirón popular, que otra cosa. Personalmente, ya no tengo ganas ni tiempo en meterme en más berenjenales. Como una mayoría estaba más preocupada de sus prejuicios y de criticar y menospreciar estas iniciativas, pues han sido los de siempre los que hemos dejado que manipulen a una mayoría indignada. Ahora que ha ganado el PP (esto no es así, pero muchos están tan contentos que así lo creen) parece que solo están indignados ellos, los de la plaza, como si gracias a los políticos que hemos puesto según nuestro deficiente sistema electoral dicta, ya no hubiera paro ni nuestro dinero se hubiera ido a los bolsillos de los banqueros, ni las empresas publicas que en su día se regalaron a los amigos de los dirigentes tengan situaciones de excepción favorables. La cuestión es que tal vez la sociedad civil está perdiendo de nuevo su oportunidad.
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