En el momento actual convendría hacer un pequeño paréntesis y observar ciertos detalles de lo ocurrido en el intervalo histórico que nos ha llevado a la situación actual. Aunque un análisis más profundo sería conveniente desde el punto de vista de este ámbito académico, no sería adecuado para este artículo por motivos de extensión y de relevancia, pues bastará con evidenciar algunos hechos observables. Es conocido el dicho que nos avisa que «la historia la escriben los ganadores». En esta ocasión, no se trata de poner en duda todo lo que conocemos, pero se puede afirmar con claridad que en el mundo globalizado actual el ganador y con ello, el dueño del relato, es el mundo anglosajón-protestante. Parte de este relato tiene como principal y primer exponente la conocida leyenda negra basada en las cartas del misionero Bartolomé de las Casas, en las que se denosta todo lo que la Corona Española hizo en su exploración y conquista a lo largo y ancho del globo, especialmente en el continente americano. Este relato ha calado de tal manera que resulta complicado realizar una visión objetiva que compare los logros y deficiencias de los distintos modelos de expansión territorial, conquista y anexión cultural y política de los ámbitos anglosajón e hispano en su resultado en cuanto a los modelos de colonialismo, de sociedad y su sostenibilidad:
1. Si
bien la expansión territorial europea sobre el continente americano se
fundamentaba en la Doctrina del Descubrimiento[1]
como base de su legitimación para la conquista de tierras no cristianas, el
mundo hispano ha sido el que más capacidad de autocrítica ha manifestado con
diversas medidas:
- Provisión Real de Burgos (1500), basadas en la Doctrina de los Justos Títulos
- La Controversia de Valladolid (1550-1551)
- Leyes de Indias (1500~1700)
2. Paradójicamente, esta capacidad de autocrítica del ámbito hispano que le debilitó internamente fue inexistente en el mundo anglosajón y protestante, que ha llegado hasta la actualidad con:
- Destino Manifiesto (creencia del siglo XIX en los Estados Unidos)
- Doctrina Monroe (1823)
- Imperialismo extractivo y expropiador —Gran Bretaña y otros países europeos de ámbito protestante—
- Intervencionismo militar —Estados Unidos principalmente— (Filipinas, Vietnam, Corea, Afganistán, Irak)
3. El
resultado en Hispanoamérica, inspirado en el sistema social romano y teniendo
como objetivo y justificación la evangelización, dio lugar a castas jerárquicas
que, a pesar de su desigualdad implícita, permitió cierta movilidad social y
llevó al mestizaje y a la convivencia con las tribus indígenas que perduran
hoy.
4. En
la américa anglosajona ha existido un marcado desplazamiento indígena y una
visión más orientada al comercio y la economía, así como al autogobierno de los
colonos.
Si bien todo imperialismo es una
tendencia que hay que superar, no es menos cierto que son la base cultural
sobre la que forzosamente se ha de partir[2]
para enfrentarse a los retos del futuro. Persiste una gran crítica y
resistencia a aceptar que, tal vez, algunas facetas que distinguieron al modelo
hispano serían útiles en el mundo actual, en el que la tendencia extractiva de
países periféricos parece tocar fondo, situación que imperios que hasta ahora
han permanecido fuera de la contienda geopolítica del tablero de la Historia,
aprovechan para mover sus piezas. En previsión de lo que pueda venir, habrá que
considerar que la integración social, la sostenibilidad económica y la capacidad
de autocrítica, serán cualidades útiles en el mundo exhausto actual.
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