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domingo, 2 de marzo de 2008

Falso laicismo

domingo, 2 de marzo de 2008
La historia del ser humano es la historia de la religión. Desde que la especie humana inició su camino sobre este planeta, comenzó a sentir la necesidad de explicar aquellas cosas que ocurrían a su alrededor, y que le influían en su vida diaria hasta el punto de decidir sobre esta misma y sobre la del grupo del que presumiblemente, formaba parte.

Es de suponer que, en función del acierto proporcionado por estos intentos de explicación, las incipientes sociedades que habían desarrollado ese conjunto de creencias lograban un resultado más o menos satisfactorio, repercutiendo en su desarrollo.

A medida que la Ciencia comenzaba a explicar más satisfactoriamente los fenómenos naturales, pudiendo no solo comprender sino también predecir e incluso transformar ese entorno vital, surge un punto de inflexión que haría diferenciarse a las diferentes sociedades en base a su capacidad para desembarazarse de las antiguas creencias, y funcionar con las nuevas basadas en la ciencia.

Se puede decir que la única civilización que ha desarrollado lo que conocemos por ciencia, separándola de las creencias que durante siglos habían dado explicación a la naturaleza, es la occidental. El resto de civilizaciones han debido de imitar a esta a su manera, o quedarse en la Edad Media, época en la que se podría localizar el citado punto de inflexión. Por ejemplo, Japón, país de fuertes tradiciones, logró encontrar la forma de compaginarlas con los avances de occidente, para convertirse en una de las principales potencias científicas, culturales y económicas del mundo. China se encuentra en proceso de adaptarse e integrarse en occidente. Y puede que hasta lo absorba económicamente si sigue a este ritmo.

Por supuesto que el abrazo de la ciencia no significa dejar las distintas confesiones desarrolladas desde la antigüedad. Siglos de convivencia con ellas, han de haber dejado una impronta en el acervo cultural de las personas, difícil de hacer desaparecer. Suponiendo que deba hacerse.

Mientras la ciencia no logre explicar todos y cada uno de los misterios que nos reserva la naturaleza, cosa que puede que no ocurra nunca, la creencia mística es una necesidad que sigue existiendo entre las personas.

El comunismo, el fascismo o el nacionalismo, son ideologías que aprovechan esa necesidad humana con el objeto de controlar a las masas. Para ello, o bien sustituyen la creencia en un dios o entidades místicas, con otra entidad abstracta como por ejemplo la nación o la raza; o bien controlan a las instituciones religiosas como en el caso del nacionalcatolicismo español, durante la dictadura franquista. Si estas instituciones religiosas ostentan demasiado poder rivalizando con el de los lideres políticos, puede ocurrir que se tenga que reprimir la libertad religiosa duramente, siendo este el caso del comunismo, por regla general.

En este último caso, la adoración de lideres místicos o religiosos ha de sustituirse por la de los lideres políticos. Este punto es compartido con la estructura política de las sociedades teocráticas musulmanas como por ejemplo Irán o Marruecos, en el que los lideres políticos son al mismo tiempo, religiosos.

Terminaría aquí este sencillo análisis, consistente en conectar conceptos de amplia difusión, esto es conocidos por una gran mayoría, sin tener que profundizar en historia, sociología o teoría política, o tener que leer a Max Weber o Karl Marx. Aunque lo de leer desde luego, nunca está de más.

El siguiente paso consiste en conectar con la sociedad española y las «grandes tácticas de campaña» de los partidos políticos, para comprobar que solo así se comprenden algunos de los eslogans de partidos como el PSOE, por ejemplo:Portada del programa electoral del PSOE

El laicismo o la aconfesionalidad es una forma de gobernar basada en la razón, en aspectos medibles u objetivos, es decir, en lo que ha distinguido a occidente en los últimos tiempos. No es únicamente la ciencia, sino la gestión basada en términos prácticos, en el resultado. Todo comerciante o autónomo sabe de que estoy hablando, no hace falta ser una «eminencia». Basar el voto a un partido político en la Fe que tengamos en su programa, el creer porque sí a las 100 promesas lanzadas al aire, no tiene mucho que ver con el laicismo.

El PSOE se enfrenta a la iglesia, para que creamos en Zapatero en su lugar, nuestro nuevo mesías.


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miércoles, 16 de enero de 2008

Por la familia laica

miércoles, 16 de enero de 2008
Se viene observando recientemente toda una serie de disputas y debates sobre la reciente manifestación en Madrid de una serie de personas en defensa de la «familia cristiana».

Partiendo de la base de que a estas alturas la prensa española carece de credibilidad, se observa en ella y en los protagonistas de sus artículos y noticias, tanto por un lado como por otro, un maniqueísmo curioso: la exclusividad religiosa del concepto de familia heterosexual.
Por lo visto, el matrimonio es un invento de los obispos o de la iglesia. Y la reproducción humana es una mala costumbre de la derecha. Si, si, la reproducción humana, no el sexo, ya que la naturaleza, claramente totalitaria y fascista, nos impone la necesidad de encontrar un individuo o individua, de sexo contrario, para reproducirnos.

¡Fíjate, con la de niños y niñas que hay en China, para que nos hace falta aquí las parejas y familia heterosexuales! Además, con la Educación para la Ciudadanía, los tenemos educados y todo.

No, en serio, si las familias numerosas reciben subvenciones o beneficios fiscales, ¿no se puede pedir la promoción (no en exclusiva) de un tipo de familia que es autosuficiente y que lleva ya implícita una unión sexual imprescindible? y más aún, si lo haces, ¿no se puede hacer sin que te tachen de marioneta religiosa? Digo yo.

Por todo esto, me manifiesto a favor de la familia laica, con capacidad de reproducción. Que también existe. Ya te digo.