Vivimos en la era de la información. Nunca, en ningún otro momento de la Historia se ha disfrutado de semejante capacidad para almacenar, clasificar y transmitir información. Sin embargo, la capacidad del ser humano no ha variado. Esto provoca que, paradójicamente, la sociedad se encuentre más perdida y más mal informada que en otras épocas en las que las limitaciones tecnológicas actuaban como filtro y, de esta forma, sólo aquella información valiosa y contrastada era publicada.
Hasta ahora, las dificultades consistían en la búsqueda de sistemas de almacenaje, clasificación, transmisión y recuperación de la información. Con la informática, el almacenaje y transmisión de la información quedaban satisfactoriamente resueltos, pero al aumentar la cantidad de información y los medios de transmisión, los sistemas de clasificación y recuperación quedaban obsoletos. Es decir, el avance tecnológico que implica una mayor capacidad para almacenar y transmitir información, provoca que esta sea menos accesible al quedarse los sistemas que permiten al ser humano recuperarla de forma precisa y exhaustiva, inútiles.
Fuente: elaboración propia |
Pero la información es tan sólo lo que los sistemas informáticos manejan bien. Es para lo que están hechos. Lo que no saben manejar ya que de momento no «comprenden», es el conocimiento. El Saber Humano ha sido almacenado (y clasificado y transmitido) a lo largo de la Historia de diversas maneras, pero ha sido siempre el ser humano el que finalmente ha «capitalizado» toda esa información en forma de conocimiento útil para el mismo. Toda la información del universo no sirve para nada sino es capaz de generar un conocimiento útil en un receptor adecuado. Los datos son la materia bruta de la información, y la información lo es a su vez del conocimiento.
Los datos en forma de unos y ceros son indistinguibles para un computador que los almacena y transmite indiscriminadamente. Si le aplicamos un protocolo podremos organizar dichos datos en forma de información coherente. Pero es sólo el ser humano el que es capaz de convertir esa información en conocimiento.
Y para lograr esto es necesario que le llegue de una forma ordenada e inteligible. Que sea precisa, exhaustiva y relevante, arreglo a unos deseos de conocimiento específico, entre todo el creciente ruido en las Redes.