Pensamos que si seguimos poniendo grandes productos delante de los consumidores, estos seguirán abriendo sus carteras
En los inicios de la era de la informática doméstica —años 70 del siglo pasado— el computador se convirtió en un producto comercial cuya finalidad consistía en ser vendido. Cuantos más, mejor. De esta manera se alejaba de los principios originales que llevaron a su desarrollo. Como herramienta enormemente versátil los PC's y computadores en general dieron beneficios a muchos fabricantes de hardware, así como a programadores de juegos y de aplicaciones. El liderazgo del MS-DOS —y Windows posteriormente— en los hogares apenas reportaba ingresos directos a Microsoft, aunque se valió de ello para desplazar a IBM como líder de la oficina —centrándose en el mercado corporativo, sus verdaderos clientes—.
Y así fue como lo que en un principio fue una herramienta universal, pasó por ser una herramienta para la oficina, y de ahí, a ser simplemente una herramienta universalizada —esto es, susceptible de ser un producto vendible a todo tipo de mercados, sin que tuvieran que conocer nada de su funcionamiento necesariamente—. El computador se convirtió en muchos casos como una especie de «caja mágica» que había sido adquirido por el público por mera presión comercial, sin saber muy bien qué hacer con él. De esta manera, surgía una nueva manera de entender el computador como un fin en si mismo.
Mientras que algunos usuarios se entretenían overclockeando su equipo o se hacían con algún entorno de programación —QBasic o Turbo Pascal— para darle de esta manera un sentido propio a su ordenador en el sentido «clásico», otros tipos genéricos de usuario aparecían: uno de ellos fue el usuario consumista —cuyo protagonismo ha ido en ascenso hasta hoy en día— que ansiaba la posesión de un computador por una mera cuestión de imagen personal y de estatus social. Necesitaban tener un «buen equipo», dotado de «lo último» en tecnología. Un segundo nuevo tipo de usuario era aquel que valoraba la informática como herramienta, pero no estaba interesado en saber apenas nada de ella. Quería que se lo dieran todo hecho. Estos dos tipos de usuario vivían en constante contradicción y lucha interior: aunque no les interesaba la informática y no deseaban hacer más que un mínimo esfuerzo en relación a ella, al mismo tiempo, la necesitaban urgentemente.
Mientras, Microsoft y Apple peleaban por el mercado corporativo con clara ventaja del primero. No fue hasta que la empresa de la manzana comenzó a explotar a las nuevas clases de usuario cuando inició su carrera hacía el liderato actual, alejándose del PC de escritorio dominado por su competidor. Parte del primer tipo clásico de usuarios interesados en la informática como especialidad, se dieron cuenta de que eran meras marionetas y que difícilmente eran dueños de su computador plenamente. De aquí surgieron varias iniciativas que dieron forma al proyecto GNU-Linux. Pero esta, es otra historia.