Parece que casi todos estamos de acuerdo en que el movimiento #15M y aledaños, si bien partían de unos principios que a una grandísima mayoría le parecían correctos, se ha desvirtuado y ha sido ocupado por organizaciones que aprovechando la espontaneidad multitudinaria la utilizan para una revolución particular. Por otro lado, un sector no menos importante se ha dedicado a criticarlo y ridiculizarlo desde el primer momento, preocupados por la posible influencia en los resultados de las elecciones y sin escuchar el mensaje principal: basta ya de privilegios inmerecidos y de falta de participación de los ciudadanos.
¿Oportunidad perdida?
jueves, 30 de junio de 2011