miércoles, 6 de agosto de 2008

Ministerio de Ambigüedad

miércoles, 6 de agosto de 2008
Las palabras con un significado ambiguo (con más de una interpretación posible) tienen el inconveniente de requerir más palabras o más información necesaria para poder conocer a cuál de esas posibles interpretaciones se refiere.

«Igualdad» es una de ellas. Decir que dos cosas son iguales casi resulta inútil, sino se acompaña de algo más. Siendo estrictos, no hay nada bajo el sol que sea igual ... perdón, exactamente igual entre si.

Por lo tanto, ya es necesario indicar hasta que punto se da esa igualdad mencionada, o también no vendría mal, aclarar en que facetas existe la misma. Sería interesante a su vez, discernir entre si esa igualdad es conveniente o no, y en que aspectos. De la misma forma, será necesario averiguar cómo se puede lograr dicha igualdad en caso de ser adecuada, o cómo evitarla en caso contrario:
Estos dos automóviles son iguales
¿En qué? ¿de rápidos? ¿de malos? ¿de color? ¿de tono de color? ¿de marca? ¿son cabriolet? ¿son deportivos?... es necesario e indispensable que se nos facilite más información, de lo contrario puede significar cualquier cosa. Lo normal es que dentro del contexto se pueda encontrar respuesta a todas estas consideraciones.
La nueva y joven ministra al frente del nuevo Ministerio de la Igualdad
El actual gobierno Español decidió incluir una nueva cartera ministerial sumándola a las existentes, poniendo además al frente de la misma a la persona más joven que jamás ha tenido nuestro país en dicho puesto, provocando una gran repercusión mediática. Dicho ministerio es el ya conocido Ministerio de Igualdad, cuyas competencias estaban antes incluidas dentro del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Hasta ahora, el campo de actuación de los planes de igualdad, se enmarcaban dentro de lo laboral y en lo social en aquellos casos en los que la Constitución no llegara:
Constitución Española de 1978, artículo 14.
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Aunque parece que queda bastante claro, sin embargo existen todavía casos en los que esta igualdad ante la ley, no se cumple. Lo racional es que en primera instancia, sea el Ministerio de Justicia a través de las fuerzas de seguridad los que hagan cumplir la ley citada. No obstante, puede ocurrir que la denuncia de alguna irregularidad sea más problemática que aceptar la discriminación, debiéndose intervenir para impedir estas injusticias estableciendo regulaciones o sistemas de denuncia distintos a los civiles o penales para facilitar este proceso y evitar esta situación. No debería ser necesario aclarar que esa intervención debe ser igualmente acorde a todo lo anterior en cuanto a la igualdad y legalidad, en los términos explicados.

Con la creación de este ministerio y la inclusión en el de las llamadas «políticas de igualdad», lo primero que logra el gobierno con esta medida es descontextualizar las funciones que antes competían al anterior ministerio. Solo por esto, no se ha ganado mucho de momento, más que añadir algo de confusión. Los posibles motivos para este cambio pueden ser:
  • Las anteriores funciones han de ser ampliadas en su ámbito de aplicación fuera del marco socio-laboral en donde se encontraban, continuando no obstante todavía sin definir con claridad.
  • Lograr una repercusión mediática tanto por la persona puesta al frente, como por el hecho en si mismo de la creación de esta cartera ministerial.
  • Poder intervenir en la sociedad a todos los niveles con un supuesto respaldo mediático y moral.
Para averiguar de que trata todo esto sobre la búsqueda de la igualdad por parte de este ministerio, sería necesario leer varios documentos algo extensos. Con el objeto de ahorrar esfuerzo al lector, tal vez el siguiente resumen le sea útil:

Para tener una idea de que tipo de actuaciones va a emprender el gobierno, ojeando el documento sobre la Ley de Igualdad (LEY ORGÁNICA 3/2007, de 22 de marzo) se puede leer el siguiente párrafo:
Artículo 11. Acciones positivas.
1. Con el fin de hacer efectivo el derecho constitucional de la igualdad, los Poderes Públicos adoptarán medidas específicas en favor de las mujeres para corregir situaciones patentes de desigualdad de hecho respecto de los hombres. Tales medidas, que serán aplicables en tanto subsistan dichas situaciones, habrán de ser razonables y proporcionadas en relación con el objetivo perseguido en cada caso.
Queda claro que para lograr esa ansiada igualdad se aplicarán por ley medidas desiguales según el sexo. Lo que no queda muy claro es a que clase de igualdad se refiere, ya que según esto, ya no es la de ante la ley tal y como marca la Constitución. Más adelante se encuentra una orientación de las actuaciones previstas, a saber: aplicación de medidas de igualdad de número de hombres y mujeres en cargos administrativos, en las plantillas de empresas de más de 250 trabajadores o para confeccionar listas electorales, entre otras; sin especificar otro criterio de valoración además del sexo, y en todo caso el de los alcanzados en los respectivos convenios colectivos. Parece ser que los jueces encuentran correcta la exigencia de la «paridad» hombre/mujer en la confección de listas electorales. En este caso, mientras los que hagan las listas sean exclusivamente los partidos y no sus genuinos responsables, los ciudadanos, no importa mucho una cosa que otra.

Para profundizar aún más en los motivos y en el espíritu de estas medidas y acciones ya especificadas y las futuras que puedan venir, se puede probar con el Plan Estratégico de igualdad de Oportunidades (2008~2011), en donde claramente se puede leer:
PRINCIPIOS INSPIRADORES
(..)
Igualdad: La igualdad debe ser considerada como un valor en sí mismo. Las mujeres constituyen, al menos, el 50% de la población. No se trata, por tanto, de un colectivo. Ninguna sociedad puede permitirse el lujo de prescindir de la mitad de su potencial intelectual y humano. Desde esta perspectiva, lo importante no es sólo reparar situaciones de discriminación, sino recuperar el valor de la incorporación de las mujeres en paridad para el crecimiento económico y la modernización social.
Según esto, no se trata de aprovechar el capital humano de la mejor forma, sino de que obligatoriamente al menos la mitad de ese capital humano tiene que ser el proporcionado por personas de sexo femenino. Si ese capital humano es desempeñado mejor por personas mayoritariamente de un solo sexo, no interesa, y si son hombres, menos. Muy «igualitario», si señor, pero no se sabe en que. Se asume sin justificar debidamente la igualdad aritmética hombre/mujer en la sociedad como la mejor forma de aprovechar el capital humano, cuando la lógica dice que esto es más una traba que otra cosa, y que sería la igualdad de oportunidad sin distinción de sexo y en función principalmente de su valía intrínseca como ser humano, lo que se habría de buscar. Se descarta esta búsqueda y se aplica el rasero burdo del 50%, desechando igualmente que se pueda valorar a las personas como tales y por su capacidad y no por el sexo, justo lo contrario de lo que se deseaba, con lo que las políticas de elegir «a dedo» van a seguir existiendo exactamente igual que antes, puede que más.

Se sustituye además la tradicional y caduca obligación doméstica prácticamente superada al fin en cuanto a deber femenino, y se cambia por la pretensión de imponer un obligado modelo social y familiar en el que los dos componentes necesariamente han de trabajar fuera de casa. En este sentido, otra cosa preocupante es cuando se manifiesta en concreto lo siguiente:
Ninguna sociedad puede permitirse el lujo de prescindir de la mitad de su potencial intelectual y humano (...) recuperar el valor de la incorporación de las mujeres en paridad
Por supuesto que, como se decía, las personas más cualificadas han de estar donde mejor desempeñen su valor, independientemente del sexo o cualquier otra condición, como igualmente pone en el artículo indicado de la Constitución. El problema de esta frase es lo que da a entender de lo que es «prescindir», pareciendo que se refiere a los trabajos domésticos. De esta forma se menosprecia y se descartan definitivamente las labores domésticas como la educación de los hijos, por ejemplo, como algo «sin valor», independientemente de quien la desempeñe. Continuando con el mismo documento un poco más adelante, se van aclarando las cosas:
PRINCIPIOS RECTORES
(...)
1. La redefinición del modelo de ciudadanía en concordancia con la igualdad de género, que entiende la igualdad más allá de la equiparación de lo femenino con lo masculino y considera lo femenino como riqueza (...) De ahí que lo masculino deba, ya, dejar de ser considerado como referencia universal y medida de la experiencia humana (...)
(...)
Por si quedaba alguna duda, uno de los objetivos finales es nada más y nada menos que redefinir todo el concepto de ciudadanía, lo que define a la persona en el ámbito político y social, algo que es realmente muy propio de un gobierno socialista. Y algo que evidencia la tremenda empanada mental de al menos, los redactores del documento en cuestión, es la última frase reseñada:
De ahí que lo masculino deba, ya, dejar de ser considerado como referencia universal y medida de la experiencia humana
Esta aseveración se supone que tiene su origen de ser en el convenio lingüístico de utilizar el género neutro como coincidente con el masculino (o viceversa), siendo el género femenino una excepción o incluso una distinción, cosa que coincidiría paradójicamente bastante con el deseo de considerar lo femenino (en referencia al sexo... o no) como sinónimo de riqueza.

Es decir, el sexo masculino dejó de ser hace tiempo todo eso que se afirma, si es que alguna vez lo fue en otro sito que no sea la calenturienta mente de algunas personas, que no se duda que las hay, empezando por los que elaboran semejantes informes. Confundirlo con el uso del género masculino en estos términos es sencillamente, no tener ni idea.

Dejando aparte la cuestión ideológica con la que se puede estar o no de acuerdo, es una lástima que intenten todo esto de forma un tanto artera y engañosa bajo la escusa de la igualdad de sexos y amparándose en la ambigüedad de algunas palabras, elevándolas a ministerios.

8 comentarios:

  1. Quizás habría sido más ajustado a su interpretación y significado literal llamarlo 'ministerio de Tomaduras de pelo', junto al resto del gobierno. Habrían seguido siendo igual de inútiles e insultantes, pero al menos tendrían a su favor la virtud de la sinceridad.

    Saludos

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  2. Hola Clandestino. Pido disculpas por no contestar antes, peo he estado ausente unos días por motivos vacacionales.

    Las personas podemos calificar, denominar o valorar las cosas subjetivamente de muchas maneras. Esa que mencionas podría ser una de ella y motivos no faltan. En esta bitácora se intenta explorar y proporcionar argumentos, para poder hacerlo de una forma más ajustada o menos subjetiva.

    En la sociedad actual, cuando das tu opinión sobre algo, rápidamente se te encasilla en alguna parte con bastante frecuencia. De esta forma se intenta evitar esto, o por lo menos, explicar de donde viene realmente la opinión formada.

    Saludos

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  3. Me parece muy bien que Zapatero quiera repercusión mediática, llamar la atención, remover a las masas y todo eso. Desde luego lo está consiguiendo, pero no entiendo que para promover la igualdad haya que machacar a una parte y ensalzar a la otra. Lo mismo me da hablar de la memoria histórica, que de la igualdad entre mujer y hombre. Para conseguir igualdad para la mujer, está machacando la dignidad de los hombres, es decir, se está creando una aureola alrededor de la figura del varón que predispone al prejuicio de que es violento, y no me parece justo. Y con lo de la memoria histórica lo mismo, no me parece justo que machaquen a los caídos con los nacionales, sería mejor que alzasen monumentos en recuerdo de los caídos en servicio al ejército de la república, pero el fondo de todo esto, es salpicar al PP y remover a la derecha más reaccionaria de este partido, que sin ninguna duda, son quienes más ruido han hecho y quienes han tirado con más fuerza de la cuerda para reventarse ellos mismos. Estos socialistas, aparte de ser comunistas encubiertos, son muy listos.

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  4. Hola «si te dijera». Son varias las consecuencias de la política de reforma e imposición de un modelo de sociedad, a gusto de las necesidades de homogeneidad forzada y compatible con los principios comunistas.

    Según la definición clásica, o una de ellas, el socialismo es simplemente un periodo intermedio antes de llegar al comunismo. En el famoso congreso de los socialistas europeos, en donde se supone que dejaban el comunismo para abrazar los modelos demócratas, visto con la perspectiva del tiempo parece que fue solo un «efecto mediático». Es decir, la reforma fue estética, pero el fondo sigue siendo el mismo. Por lo visto, este tipo de socialistas necesitan una forma nueva de convencer a la masa de cuál es el camino. Y ya se sabe que según el manual comunista revolucionario, lo principal es el objetivo, da igual lo que se tenga que manipular y llevar por delante.

    El caso es que para lograr todo esto es necesario relativizarlo todo, desmenuzar todo lo aprendido por occidente, para por supuesto tener el camino más libre para poner lo que convenga. Utilizar la ambigüedad y cambiar el significado de las palabras, o desintegrar instituciones familiares como el matrimonio, introduciendo reformas que lo desvirtuan y lo que es peor, no solucionan el problema social utilizado como excusa. En este caso, con la excusa de la igualdad están haciendo prácticamente, lo que les da la gana.

    La revancha y la crispación, son támbien otros recursos disponibles. Es decir, la intención de fondo no es solucionar algún problema, sino además de lo anterior alimentar el revanchismo y crispar a un determinado sector para que, sabiendo lo que les va a fastidiar, meterse con ellos después. Esto lo llamé falacia predictiva. De aquí lo del matrimonio, lo de educación para la ciudadanía, lo de la memoria histórica, el archivo de Salamanca, la igualdad aritmética o «paridad» por decreto... cosas que solucionan muy pocos problemas a los ciudadanos y que se podían haber hecho de otra forma más útil y molestando a mucha menos gente. Pero no interesaba.

    Saludos y gracias por la visita.

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  5. Cada vez que me paso por aquí me quedo boquiabierta, aprendo muchísimo. Y por eso tienes un premio en mi blog. Saludos.

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  6. «si te dijera», creo que no puede existir mejor premio que esas palabras que me has dedicado. Gracias por todo.

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  7. Muy buen artículo, que a mi entender expresa lo que significa este ministerio: la búsqueda de la corrección política por encima de la búsqueda de la excelencia. ¿Para qué queremos a los mejores, y que cada cual tenga unos derechos reconocidos que sean defendidos? Es mucho mejor obligar a las empresas y ayuntamientos a establecer la "paridad" (odio esta palabra) y, sobre todo, hablar de "ciudadanos y ciudadanas" aunque las condiciones de vida y trabajo de los mismos (y mismas) sigan siendo injustas. Saludos (y saludas).

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  8. Hola de nuevo Javier.

    Esta es en realidad la igualdad del envidioso, del que no desea que los demás asciendan gracias a sus méritos y competencia porque piensa que el no tiene, y que está dispuesto a sacrificar la posibilidad de que ni el ni ningún otro ascienda, para que así todos «seamos iguales».

    De esta forma, el espíritu de superación se aniquila, llevando a la sociedad a un deseo del «yo también», por que si, por mis santos cojones, porque yo lo valgo.

    Saludos y gracias por comentar

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