Fuente: Wikipedia |
¿Qué se esconde tras el conflicto lingüístico que afecta a las comunidades catalana y valenciana? ¿realmente se conoce el origen y causas de este enfrentamiento? ¿existe realmente el conflicto o se trata tan sólo de «política»? Da la impresión como si el resto de España considerase este asunto como «ruido de fondo». Uno más de esos conflictos perennes que de vez en cuando reaparecen en las portadas de los periódicos, cuando no tienen otra cosa que contar. Pero ¿es posible pensar en algún ámbito en España que no se vea afectado por la política? La respuesta es que para bien o para mal no existe rincón que no se haya visto condicionado por las decisiones políticas. Y este es uno de los que más.
En esta España del enfrentamiento y del maniqueísmo —o conmigo o contra mi, Barça o Madrid, PSOE o PP, etc.— se buscan explicaciones absolutas y contundentes. Un «sí» o «no». O un «blanco» o «negro». De esta manera se fragmenta la sociedad en grupos enfrentados, cuyas posturas son dogmáticas, rígidas e inamovibles. No hay cabida para el detalle o la sutileza.
Sin embargo, es necesario algo más de esfuerzo para ir al meollo. Hay varias preguntas que surgen al intentar entender este asunto. Responderlas con un «sí» o un «no» sirve para poco más que satisfacer los dogmas de cada grupo, grabados a fuego durante décadas en el acervo colectivo de la sociedad española. Todo intento de escapar de uno u otro dogma se encuentra con más dudas y rara vez se llega a la causa de todos estos malentendidos.
Este va a ser un largo artículo. Por este motivo se ha dividido en varias partes, con un índice y enlaces a cada una de ellas:
- Pregunta: ¿son el catalán y el valenciano una misma lengua?
- Pregunta: Si son la misma lengua ¿cómo se llama?
- Pregunta: ¿viene el valenciano del catalán?
- Conclusiones
- Bibliografía
- Notas
1ª pregunta: ¿Son el catalán y el valenciano una misma lengua?
Naturalmente, los lingüistas pueden responder perfectamente a esta cuestión, pero en términos que sólo son útiles para otro lingüista. A la hora de clasificar las lenguas, los especialistas diferencian entre taxonomía popular —susceptible de factores sociológicos— y taxonomía glotológica —la definida por la propia ciencia lingüística—. Sin embargo, los propios especialistas se incluyen como parte de mundo científico, sin asumir que son también parte de la sociedad y por tanto, sujetos a factores políticos de forma similar a como lo pueden estar los jueces, los periodistas o los médicos de empresa.
Para responder a esta pregunta en los términos adecuados para los profanos, habría que comprender mejor qué es una lengua y cuándo estas son «la misma». Por ejemplo, todo el mundo está de acuerdo en que la lengua hablada en Extremadura es la misma que la hablada en Murcia —por poner un ejemplo cualquiera—. Sin embargo, todo el que ha podido viajar por España habrá podido comprobar como existen expresiones, giros y un vocabulario que difiere notablemente entre zonas. Son «lo mismo», pero no «iguales».
¿Qué ocurre?
Pues que las lenguas irremediablemente evolucionan, y lo hacen de forma diferente según el lugar.
Entonces ¿por qué continúan siendo la misma lengua?
Porque hay una serie de instituciones que se encargan de mantener cierta homogeneidad entre las distintas zonas. Estas instituciones difieren en función de la tradición. Por ejemplo, en el ámbito continental es habitual encontrarse con «academias» lingüísticas centrales que tienen poder para decidir en estos asuntos. Este poder emana del Estado, es decir, es en última instancia un poder político.
En España y otros países hispanohablantes existe la Asociación de Academias de la Lengua Española, que se reúnen periódicamente para incluir en el Diccionario Panhispánico todos aquellos términos que han surgido en cada territorio, con el objeto de mantener una homogeneidad aceptable, de forma que glotológica y socialmente puedan continuar considerándose una misma lengua(1).
Por otro lado, en el ámbito anglosajón no existen estas instituciones. Por este motivo las lenguas mantienen sus denominaciones originales y su heterogeneidad es mucho mayor. Las únicas instituciones que hacen algo por mantener la lengua —el inglés en este caso— dentro de la inteligibilidad en el territorio son ciertas «autoridades» culturales o científicas como la cadena pública de difusión británica BBC —en España el concepto de autoridad cultural se encuentra viciado por el ámbito político— .
¿Por qué hay entonces diferentes lenguas en España?
Debido a que el proceso normalizador y homogeneizador no ha sido uniforme, a causa de que los territorios, los poderes políticos correspondientes y las instituciones encargadas de mantener el «orden» lingüístico, han variado a lo largo de los siglos o, no han existido. En el caso de la Corona de Castilla ha habido desde Alfonso X una clara intención de homogeneización lingüística. Sin embargo, en la Corona de Aragón con una configuración política descentralizada, se ha seguido el modelo anglosajón, esto es, sin instituciones centrales que mantuvieran dentro de ciertos parámetros la uniformidad lingüística.
Debido a esta circunstancia, el castellano es el resultado de numerosas transformaciones desde el latín vulgar hasta la actual lengua española —hablada en todo el territorio—, al verse sometido a sucesivos procesos normalizadores, incorporando términos de todo el territorio que ha conformado primero la Corona de Castilla, y posteriormente el Reino de España. Por el contrario, el latín vulgar hablado en la Corona de Aragón ha evolucionado en función del desarrollo literario espontáneo —normalmente proveniente de las clases sociales que podían permitírselo(2)—, preservándose aquellas variantes de mayor prestigio literario.
Además de la intención normalizadora explicada en los párrafos anteriores, siempre existe una tendencia natural del pueblo a continuar con su «lengua original» previa —sobre todo si los cambios venían de decisiones tomadas a muchos kilómetros de distancia—. Por este motivo las regiones periféricas de Castilla han mantenido sus lenguas o dialectos —según el caso—: gallego, asturiano, cántabro, leonés, andaluz, etc. Por el contrario, cuando este proceso se realiza según el modelo anglosajón basado en el prestigio o autoridad cultural literaria, el pueblo tiende a imitar o a emular las variantes de mayor prestigio. Aunque en todo caso, este fenómeno puede darse de cualquier manera, dependiendo mucho del concepto de «autoridad» que la sociedad tenga.
1ª Respuesta
Con el contexto algo mejor definido, la respuesta es que sí: las lenguas habladas en las comunidades catalana y valenciana, así como la balear, son la misma lengua desde un punto de vista glotológico —es decir, científico—. Antes de que alguien me encasille en algún sector ideológico, recordarles que aún no se ha acabado el artículo.
Decir que son la misma lengua o que pertenecen a un mismo «sistema lingüístico» resulta una obviedad. En otro artículo anterior ya se vio que en cierto momento de la historia se partía en toda la península de una misma lengua. Deberíamos preguntarnos primeramente por qué dejaron de serlo, en lugar de si lo son o no ahora.
Por lo comentado anteriormente, la posterior creación de lenguas distintas responde básicamente a la falta de algún tipo de institución o autoridad —sea política o literaria— que mantenga un referente o modelo común a seguir en todo el ámbito geográfico. Al no existir una política lingüística con intención unificadora como sí ocurrió en la Corona de Castilla, la consecuencia ha sido una divergencia político-lingüística que ha creado las diferencias actuales. En unos casos la separación ha sido tal que la compatibilidad era imposible desde un punto de vista puramente idiomático. En otros, se trata de «dialectos» o «variantes» de un mismo «sistema lingüístico» proveniente del latín vulgar, sin llegar a la escisión.
En la península, en el caso del resto de variantes del latín vulgar que no entraron en la influencia reguladora del castellano, los especialistas consideran que no ha existido una divergencia lo suficientemente grande como para que sean lenguas distintas, por tanto, se consideran una. Pero esto no significa que sean «iguales», ni que no hayan recibido nombres diferentes durante siglos en base a identificar dichas diferencias entre las variantes. Ni que unas se subordinen a otras. Las autoridades correspondientes deberían respetar dichas diferencias o dejar que sea la propia sociedad la que las mitigue. Y mucho menos, crear subordinaciones de unas lenguas respecto de otras, que nunca han existido.
Es en este punto donde la comunidad científica dedicada a los asuntos lingüísticos se ha dejado influir por factores socio-políticos, dejando una «versión oficial» muy tendenciosa. La pregunta que hay que hacerse ahora es:
2ª pregunta: si son la misma lengua ¿cómo se llama?
La versión oficial sitúa al valenciano y al balear como dialectos del catalán, junto al catalán noroccidental y el «central», respectivamente. Según esta visión la lengua se llamaría catalán. Ahora bien,
¿quien lo ha decidido?
Si bien los lingüistas pueden demostrar que valenciano, catalán y balear son una misma lengua, la asignación de denominaciones responde a criterio básicamente sociológico o político. La decisión final que rige en la actualidad ha venido, como no podía ser de otra manera, de las autoridades correspondientes, en este caso, el Gobierno de España —Poder Ejecutivo— con la aprobación del parlamento —Poder Legislativo— y con la complicidad del Poder Judicial.
¿Por qué? ¿qué criterio han seguido?
Gracias a los acontecimientos de los años recientes ya es posible hablar de los fallos del actual sistema político con normalidad. Estos fallos son sobre todo la falta de representatividad(3) que provoca tendencia a la demagogia y dependencia de los llamados «partidos bisagra». Otro problema es la falta de independencia de los poderes del Estado, que provoca que el gobierno use al parlamento para aprobar las leyes y normas que les conviene. Y por supuesto el Poder Judicial cuyas resoluciones tienen más que ver con la política que con la Ley.
En esta situación está bastante claro lo que ha ocurrido: los partidos nacionalistas y los centralistas, han pactado dentro de las necesidades parlamentarias de formar gobierno, ciertas condiciones que pasan por dar carácter oficial al catalán como denominación y la creación —desde cero— de una normativa lingüística que incluya todas las variantes idiomáticas de los territorios en cuestión —metidas con calzador en lo que «curiosamente» se corresponde con la paranoia nacionalista denominada Países Catalanes— regulada por una institución controlada políticamente por el catalanismo.
¿Desde cuando?
Algo ha cambiado desde la Transición en cuanto a censura, manipulación de los medios y uso fraudulento de las instituciones públicas, pero no todo lo deseable. Desde la formación del nuevo sistema político, los gobiernos catalanistas han usando todos los resortes a los que han podido acceder para ir construyendo pieza a pieza, lenta pero inexorablemente, su modelo de construcción nacional. Este pasa por la unificación lingüística, política, cultural —y económica— de aquellos territorios que consideran afines y necesarios.
Se puede decir que esto ocurre desde la Guerra de Cuba, cuyo desenlace negativo para España supuso el inicio de una época de desmoralización y perdida de una autoridad que se había inflado demasiado desde hacía tiempo. Precisamente en aquella época, los herederos de aquella aristocrácia catalana que había vivido siempre convenientemente arrimada al poder que más cerca tenían —el Imperio Carolingio primero y el Español después—, se dieron cuenta de que ya no les servían y comenzaron a montarse su propio tinglado.
Un caso sencillo que puede servir de muestra es el de la Real Academia de la Lengua. Es conocido que está formada por una serie de académicos que ocupan unas plazas conocidas como «asientos». Según su página web, establece que entre los años 1926 y 1930 —en plena efervescencia del estatuto de autonomía catalán que vendría cuatro años después— se crearon unas plazas denominadas secciones especiales dedicadas a otras lenguas españolas. Estas son la catalana, la gallega y la vascuence.
Sin embargo, esto no fue así, exactamente. En el documento original enlazado en la Wikipedia, hay unos artículos —en la parte central del documento digitalizado— reproducidos a continuación, señalando en negrita cierta información:
- Artículo 2º Constará además de cuarenta y dos Académicos correspondientes españoles, de los que habrá dos especializados en el catalán, uno en el valenciano, uno en el mallorquín, dos en el gallego y dos en el vascuence.
- Artículo 3º Se crean en la Real Academia Española tres secciones denominadas: de la lengua catalana y sus variedades valenciana y mallorquina; de la lengua gallega y de la lengua vascuence; compuesta cada una de los Académicos de su especialidad respectiva, expresados en el artículo 1º, y de un número igual de otros Académicos numerarios, designados por dicha Corporación, siendo presididas todas las Secciones por el Director de la Academia.
- Artículo 4º Tendrá como función cada una de dichas secciones, con respecto a su especial idioma, las mismas que para la lengua castellana determina el artículo 1º de los Estatutos de la Academia aprobados por Real decreto de 31 de Agosto de 1859, y además la formación de los Diccionarios respectivos.
Realmente en su origen, por una parte, se evidencia la mención clara y diferenciada del valenciano y del mallorquín —desaparecidas en la actual versión— respecto del catalán, representados por unos académicos que no son intercambiables entre si, situación que choca completamente con la que con el paso de los años, ha ido transformándose hasta llegar a la actual. La concesión que en su día se aceptó pero que ha supuesto la cuña por la que las pretensiones del nacionalismo catalanista han ido acaparando cada vez un ámbito político-cultural mayor, es la de englobar las variantes en una misma sección cuya denominación corresponde con la de una de ellas:
- Lengua catalana ¿?
- Variante catalana ¿?
- Variante valenciana
- Variante mallorquina
Aunque no se establece una dependencia jerárquica dentro de la sección —todas las variantes están al mismo nivel—, esta ambigüedad y polisemia es uno de los orígenes que han dado lugar posteriormente a tantos enfrentamientos. Paradójicamente, mientras que Valencia y Mallorca han tenido en su historia una definición política clara —Reinos de Mallorca y Valencia—, los Condados Catalanes eran un grupo disperso predominado por el Condado de Barcelona —nobles y militares, con actividad literaria escasa— que no llegó a formarse como reino nunca. Se ve que esta frustración les ha perseguido como una maldición durante centurias, cobrándose ahora la venganza.
¿Quienes regulan la lengua?
Con la nueva estructura política tras la Guerra de Sucesión y la imposición del castellano como lengua española oficial, los asuntos en materia lingüista siguieron el modelo de la Corona de Castilla. La Real Academia Española se fundo en 1713 —el año de finalización del conflicto— y desde entonces se ha encargado de normalizar la lengua —junto con las academias del resto de países hispanos—.
Un detalle muy importante de esta situación, es que si bien la lengua oficial —la escasa enseñanza pública o privada que hubiera, documentos oficiales, etc.— era el castellano, el resto de lenguas locales no fueron prohibidas, ni mucho menos sustituidas. Es decir, el catalán seguía siendo el catalán, el valenciano seguía siendo el valenciano, y así sucesivamente. Tal vez las formas no nos parezcan correctas siglos después, tal vez los distintos conceptos de autoridad logrados tras una cruenta guerra no fueron aceptados de buen grado. A pesar de todo, la normalización de una lengua oficial para todo el Estado no tenía pretensión de sustitución ni de usurpación cultural.
El Instituto de Estudios Catalanes es la institución análoga en el ámbito catalán fundada en 1907. La diferencia en la filosofía de esta institución es que en este caso, sí que se pretende la sustitución y apropiación de todos los aspectos culturales de aquellos territorios, autores y obras, que dicho órgano decide que entran dentro de su ámbito. De esta manera, ha creado una lengua artificial basada en los clásicos de origen valenciano, por ser el principal referente literario. Todo con la aprobación oficial de un Real Decreto del año 1976. En plena transición y a buen seguro, fruto de algún trato entre las partes que participaron en aquel acuerdo a puerta cerrada.
Los intentos de «catalanización» han sido evidentes en las comunidades valenciana y balear. Una imposición cultural sin esperar ningún acuerdo de las partes, fundamentada en acaparar el mayor numero de instituciones educativas —colegios, universidades, etc—. Naturalmente, la respuesta de la sociedad fue notoria, siendo más efectivo el rechazo en la Comunidad Valenciana. Como resultado de estas primeras etapas del conflicto tras la Transición, se creó una institución normalizadora en el ámbito valenciano llamada Academia Valenciana de la Lengua. A priori, esta institución ha dado carácter oficial al llamado subestándar valenciano, lo que ha limitado la implantación del catalán en esta comunidad.
Sin embargo, el llamado valenciano normalizado es un pastiche forzado a encuadrarse dentro de la normativa catalana, que no es de agrado general. Se acepta con encogimiento de hombros, como otra tanta de las decisiones políticas que se toman. Y en otra buena parte, por el carácter afable —tal vez en exceso— de las gentes de esta comunidad.
A nivel internacional —donde una comunidad autónoma no tiene nada que hacer salvo que cuentes con el apoyo del Estado— el valenciano es ignorado sistemáticamente. A nivel de Estado, se asume que el catalán genérico es una norma por encima del valenciano. Mientras tanto, el valenciano tradicional que habla la gente en la calle desde hace más de cinco siglos, continua con el modelo anglosajón, con la desgracia de que ha perdido referentes literarios actuales(4).
2ª Respuesta
Lo cierto es que no hay un nombre que satisfaga a todos, pero, si cada variante tiene su nombre ¿qué más da? Los únicos que tienen verdadero interés en asignar un nombre al conjunto es el nacionalismo catalanista, con el pretexto de que tendría «más entidad», pero pasando necesariamente por aceptar el que ellos elijan. No es molesto desear la unión, sí que lo es el menosprecio y la imposición.
Llamar catalán a todo el conjunto sería aceptable sino fuera por el uso abusivo que se hace de esta circunstancia. Se aprovecha un término genérico para denominar a una parte de la misma manera que el todo, y a todo como el de una parte decidida por ella misma. De una lengua carente de identidad y sin base literaria importante, a pretender ser el centro por la fuerza de los hechos consumados. Lograr que los poderes adecuados den carácter oficial a esta confusión, ha sido el pie para que con el paso de los años se impongan forzosamente como los «padres» de la lengua, así como los reguladores y garantes de la «pureza lingüística».
3ª pregunta: ¿viene el valenciano del catalán?
La historiografía castellanista —la habitual— da a entender que el habla de un pequeño reino del norte de la península se extendió por todo dicho territorio, sustituyendo el habla de los habitantes locales. Esto podría aplicarse a aquellas zonas que fueron fuertemente repobladas —las del centro de la península—, pero no al resto. Por otro lado, el castellano tan sólo mantuvo su denominación por ser esta la del reino que por carambola, se mantuvo igualmente tras un proceso azaroso de uniones y herencias dinásticas —a alguno tenía que tocarle—. Posteriormente —como lengua española— se ha desarrollado gracias a la aportación de toda España y a la normalización de la Real Academia de la Lengua.
Nadie se molesta demasiado en explicar todos estos matices, dejando que se malinterprete. Esta exageración, acentuada aún más por el nacionalismo franquista, es la que paradójicamente usa el nacionalismo catalanista para «convencernos» de su teoría de la expansión del catalán por los territorios de la antigua Corona de Aragón que no se vieron influidos por otras variantes peninsulares —la Casa de Trastámara de origen castellano, llevó tras de si su habla al Reino de Aragón—.
La confusión más extendida es que como Valencia fue conquistada por catalanes, estos llevaron su lengua con ellos. Según esta teoría, el Reino de Valencia fue desprovisto de su lengua —en el pasado y en el futuro— al ser repoblado por catalanes. Esta es una versión muy simplificada de los hechos, que es sin embargo, la más extendida.
¿Qué se hablaba antes de la «Reconquista» en Valencia?
En la España Musulmana el idioma oficial era, como puede esperarse, el árabe. Sin embargo, existen pruebas suficientes que demuestran que el latín vulgar de los pobladores locales continuo utilizándose —siguiendo la pauta habitual en estos casos—. De alguna manera el latín vulgar perduró entre el pueblo autóctono de la Taifa de Valencia. A esta variante del latín se le llama mozárabe.
La larga estancia del árabe en la península —nada menos que ocho siglos— hace suponer que este podría haber desaparecido, pero nadie puede decirlo con seguridad. Lo que sí se sabe con certeza es que la población morisca en el Reino de Valencia que permaneció era una de las más numerosas, que se evidencia en la conservación de la toponimia.
La falta de documentos escritos —poca gente escribía, y si lo hacía, era en árabe— dificulta establecer hasta qué punto éste perduró, por lo que normalmente el mozárabe no es considerado. En todo caso, la población local continuó con su lengua conviviendo con la de los repobladores y previsiblemente influyendo en ella. Fuera el árabe, el mozárabe, o alguna combinación de ambos.
¿Qué hablaba Jaime I?
Con la llegada al Reino de Aragón de la dinastía de los Trastámara —de origen castellano— se introdujo otra variante del latín vulgar que se identificaba con el habla de «los castellanos», distinta a la de los pobladores del resto de condados de la Marca Hispánica —unos emplazamientos militares creados por los carolingios para evitar el paso de los musulmanes por los Pirineos—. Al parecer, los monarcas llevaban tras de si la lengua al trono que ocupaban. La cercanía con las autoridades y la necesidad del uso de su lengua para asuntos oficiales, conllevaba que el pueblo lo adoptase. Siempre y cuando aceptase dicha autoridad.
Esto es lo que normalmente ocurre: la autoridad aceptada de forma legitima, sea política, cultural o de cualquier otro tipo, suele ser modelo y ejemplo a imitar. Don Jaime I El Conquistador fue uno de los monarcas más apreciados de la época, por lo que cabe preguntarse qué hablaba dicho monarca. Don Jaime I nació en Montpellier, hijo de la noble María de Montpellier. Se crió allí, por lo que parece muy probable que hablase la lengua del lugar y esta era el occitano. No hablaba catalán, aunque ambas lenguas eran muy similares, debido a su misma procedencia y a la poca divergencia político-lingüista que existía en aquella temprana época. La cuestión es que la lengua de la autoridad legítimamente establecida entre los repobladores venía de más allá de los Pirineos.
¿Quienes fueron los repobladores?
Supongamos que, tal y como está establecido en la teoría catalanista, los catalanes se establecieron en el Reino de Valencia recién formado, transmitiendo así su lengua. Para que esto sea así son necesarias al menos una de estas dos cosas: que exista algo llamado Cataluña y algo llamado catalán(5).
La referencia más antigua de Cataluña es la de Principado de Cataluña en 1350, refiriéndose a una agrupación de condados —inicialmente Barcelona, Gerona y Osona, llamado en la actualidad Cataluña Vieja— que no constituían una unidad política, salvo que estaban bajo el gobierno del mismo noble (Ramón Berenguer I) cuya dinastía recibía el título de «Príncipe» desde el 1058, como algo honorífico o simbólico —seguía siendo oficialmente conde, no príncipe—. Un siglo antes de la primera referencia escrita a Cataluña, el Reino de Valencia fue creado por Jaime I en 1239 para evitar que la nobleza catalano-aragonesa metiera sus zarpas, algo que no les sentó muy bien. De esta forma se creó un reino con fueros independientes, que daba forma a una Corona de Aragón de estructura confederada
El resto de lo que hoy se conoce como Cataluña —la Nueva—, fue conquistado por Berenguer IV en el Siglo XII. Aparte de esto, quedaban algunos condados —Condado de Urgel, entre otros(6)— que fueron dinastías separadas hasta su integración con la Corona de Aragón.
Es decir, Cataluña no existía como tal, aunque haya que usar este término para referirse a los pobladores de los condados que en aquel entonces, ocupaban el terreno llamado así ahora. Además, aunque el Conde de Barcelona era muy influyente, permaneció dividida en dos bloques cultural y socialmente diferentes. Siendo estrictos, Valencia se creó como entidad política diferenciada antes que Cataluña.
El Reino de Valencia se convirtió de esta manera en un territorio libre, bajo la tutela de un rey tan magnífico como magnánimo. Es fácil imaginar lo que supuso este hecho, atrayendo repobladores de toda la Europa cristiana, pero sobre todo —por cercanía— aragoneses, catalanes, occitanos, y castellanos, que huían de sus feudos rígidamente gobernados por nobles avariciosos. De todos estos sitios, los más prósperos y pacíficos eran los territorios denominados como Occitania —que de forma similar a Cataluña, tampoco era una entidad política(7)—. Esta era una franja que quedaba entre el Imperio Carolingio y la Marca Hispánica. Gracias al clima y a la estabilidad política floreció un arte y literatura importante cuya manifestación principal fueron los trovadores.
Entre los trovadores de Occitania y los feudos militares de los Condados Catalanes, se puede concluir que si hubo alguna autoridad cultural esta una vez más, venía de más allá de los Pirineos. El resultado de todo esto fue una explosión de magnificencia cultural y económica marcada en la historia como el Siglo de Oro Valenciano.
¿Como llamaban a su lengua?
Las referencias más antiguas a los nombres de las lenguas se han encontrado recientemente en unos documentos que hablan de catalanesc en 1290 y valencianesch en 1343, apenas medio siglo de diferencia y posteriores a la creación del Reino de Valencia. Por tanto, ni existía Cataluña como entidad política, ni Jaime I era catalán ni hablaba dicha lengua y la mayor influencia cultural de la época tampoco era Cataluña.
A pesar de todo, concedamos por un momento la remota posibilidad de que un número indeterminado de pobladores de lo que hoy en día se llama Cataluña, influyeran sobre todos los demás hasta el punto de convencer a la gente de que hablaban catalán. Vale.
Uno de los más relevantes escritores de aquel periodo histórico fue Ausias March (1397~1459). En una publicación de 1539 de las obras de Ausias March traducidas al castellano, se presenta al autor con esta frase: cavallero valenciano de nacion catalan. Si se tiene en cuenta el concepto de nación de aquel siglo, se estaba refiriendo a la cuna de su ascendencia noble —por supuesto, el nacionalismo catalanista no lo interpreta así—. En cualquier caso, con estas premisas uno podría esperarse un claro ejemplo de valenciano hablando catalán. Sin embargo, en la misma publicación pero en la página siguiente, se identifica al escritor valenciano con la lengua lemosina —una de las variantes del occitano—. Una vez más la influencia lingüística se aleja más allá de los Pirineos.
A pesar de estas evidencias, la entrada en la Wikipedia —a merced del nacionalismo catalanista, organizado y vigilante— afirma de forma completamente estrambótica que da igual, que diga lo que diga se refiere a la lengua catalana, dando como únicas pruebas comentarios de autores de finales del siglo XIX. Es decir, que durante cuatro siglos se vinculó al valenciano con la lengua lemosina, hasta la época en la que surgió el nacionalismo catalanista. Este se basa en argumentos de una autoridad lograda en el terreno político posteriormente, para demostrarse a sí mismo —paradoja de la autoreferencia—.
El cuñado de Ausias March fue Joanot Martorell (1413~1468), de ascendencia catalana por parte de madre y autor de la obra Tirant lo Blanch, una de las más importantes de la literatura universal. En ella se hace mención explicita a la lengua original del autor —nacido y criado en Gandía— y de la obra como «lengua valenciana».
De estos dos hechos se desprende que ni siquiera autores de ascendencia catalana —pero criados en Valencia— llamaron a su lengua de esta manera. Es probable que ni tan siquiera los propios catalanes, es decir, los pobladores de los feudos dominados por los nobles catalanes, pensasen que hablaban otra cosa distinta a una variante del occitano. Se puede decir que fue el valenciano y su literatura el que originó el catalán, y no al revés.
¿Quienes son los dueños de una lengua?
Como se vio en otro artículo, se puede decir que realmente la lengua no tiene dueños, aunque todo el mundo desea serlo. Es inevitable no obstante, que las sociedades se organicen políticamente, haciéndolo dentro de un contexto político y cultural determinado. Cada sociedad crea sus tradiciones y normalmente, no se acepta que las sociedades vecinas interfieran decidiendo en ellas. A pesar de ello, mediante la influencia política puede lograrse que determinados valores culturales se «traspasen» a otros territorios. Casos como estos son la influencia que la cultura de los EEUU tiene en el resto del mundo, o como Alemania toma decisiones que afectan toda Europa.
La Comunidad Valenciana es una continuación del antiguo Reino de Valencia(8), dentro del contexto social, político y cultural de la Corona de Aragón, Occitania, la Península Itálica y la vecina Corona de Castilla, sin olvidar el mundo musulmán —en definitiva, el Mediterráneo—. Desde entonces ha creado sus propias costumbres, tradiciones y ha generado una lengua por la que nunca había necesitado pelearse, ya que nadie pretendía imponer denominaciones ni normas. Al contrario, fue un referente y modelo a seguir para sus vecinos, sin necesidad de hacer uso de estratagema política alguna. Todos estos hechos forman parte de la Historia. Y la historia es —debería ser— patrimonio de la Humanidad.
Cartel propagandista del CAOC, apoyado por la Generalitat de Catalunya y por tanto, por todos nosotros |
3ª Respuesta
La pregunta de si una lengua viene de otra es tendenciosa. Las lenguas no vienen unas de otras, simplemente surgen. Naturalmente, no surgen de la nada. Lo hacen dentro de un contexto determinado. En este caso, dicho contexto era el del latín vulgar, un conjunto de variantes emparentadas con influencias germano-itálicas, desde el noreste de la Península Ibérica hasta la Península Itálica, pasando por el sur de lo que hoy es Francia y que entonces era Occitania(9).
Pretender enumerar siglos después cuantos repobladores fueron de un lugar a otro, con el pretexto de erigirse como los «dueños» siglos después de que lleven caminos sino separados, sí claramente diferenciados, resulta una pretensión verdaderamente preocupante que nos recuerda a ciertos líderes políticos del Siglo XX, que buscaban en las migraciones raciales rasgos de «pureza».
La lengua no pertenece a nadie, pero si ha de hacerlo, pertenece a las personas con las que viaja, vinieran de donde vinieran. No pertenece a los lugares que dejaron atrás(10). En definitiva, el valenciano no puede «venir de» el catalán porque ni el catalán existía como algo distinto al latín vulgar —o una variante del occitano—, no era un referente cultural, ni Cataluña existía como unidad política.
Aún así, si se desea llevar al extremo esta reinterpretación histórica de la tesis catalanista por la cual los emigrantes le deben algo eternamente a la tierra de la que se fueron, tampoco resulta admisible. La lengua hablada en la Comunidad Valenciana adquiere entidad como tal una vez se desarrolla y adquiere forma en el antiguo Reino de Valencia, sirviendo incluso como modelo y referente literario en los siglos posteriores. Esta circunstancia ayudó seguramente a que la inteligibilidad permaneciera y la divergencia lingüística no excediera. Así mismo, la permanencia dentro de un mismo marco político también fue determinante para que hoy en día puedan considerase la misma lengua. En todo caso, no debería ser excusa para imponer denominaciones ni normas, salvo la que cada sociedad apruebe dentro de su marco político-social de toma de decisiones, suponiendo que estemos en una democracia.
Conclusiones
«ni políticos ni científicos tienen nada que decir al respecto. Pero menos que nadie, los científicos. Es un asunto en el que sólo tiene que decidir la gente»Si después de cinco siglos de tradición es necesario hoy en día tener que dar todas estas explicaciones para mostrar algo que debería ser obvio, significa que de alguna manera, todo ese largo recorrido no se está haciendo en la dirección adecuada.
—Noam Chomnsky, sobre el conflicto catalán-valenciano
El mundo anglosajón ha aprendido a saber usar la imagen para lograr que sus objetivos sean aceptados. Por ejemplo, la explosión del acorazado Maine antes de la Guerra de Cuba se dice que fue obra de los propios EEUU. Fuera cierto o no, supieron aprovechar las circunstancias para lograr sus objetivos, que acabaron siendo los de sustituir un imperio —el español— por otro —el suyo—. Se descubra o no con el tiempo si esta estratagema fue cierta, ya es tarde.
El nacionalismo catalanista imita —en este caso si— el estilo anglosajón: apoya la Leyenda Negra y aprovecha todos y cada uno de los numerosos defectos de la sociedad de la España castellana, que continua satisfecha de haberse conocido, ignorante de la situación y de sus errores históricos. La sociedad valenciana, estridente y folclórica, carente de líderes o los que hay, con una imagen que deja mucho que desear, se encuentra impotente ante la situación.
Lengua y política tienen estrechos vínculos. La mayoría de dictaduras usan su poder para controlar la lengua acorde a sus objetivos nacionalistas(11). Resulta paradójico que desde una tierra en la que se rasgan las vestiduras hablando sobre libertad y exigiendo referéndums de independencia, sin embargo, limiten la capacidad de decisión de sociedades vecinas sobre algo tan aparentemente inocuo como la lengua, haciendo uso de un poder concedido en base a aprovechar los defectos del sistema político, sin pretender darles solución.
En el fondo, el conflicto lingüístico no trata de si se habla o no la misma lengua en unos territorios, sino una lucha por quien logra el control sobre ella, sea cual sea esta. Una vez se tenga autoridad para regular la lengua de un territorio, lo demás viene dado.
Bibliografía
- Antonio Briz Gómez. El castellano en la Comunidad Valenciana. Congreso de Valladolid, 2001 <enlace> [acceso 22-01-2015]
- Inés Fernández-Ordoñez. Contribuciones de Ramon Menéndez Pidal al estudio del catalán. En las notas se analiza la aplicación por comparación de la teoría castellanista al caso del catalán y su modelo de expansión de la lengua. <enlace> [acceso 22-01-2015]
- Martín de Viciana. Libro de alabanças d'las lenguas hebrea, griega, latina, castellana y valenciana. [1547] <enlace> [acceso 22-01-2015]
- Ramón de Andrés Díaz. Gramática comparada de las Lenguas Ibéricas. Taxonomía oficial. [2013] <enlace> [acceso 22-01-2015]
- Expansión peninsular y baleárica de la Corona de Aragón. Imagen Wikipedia. <enlace> [acceso 22-01-2015]
- El Manifest. Iniciativa por una lengua aceptada por todas las partes para el catalán-valenciano-balear. <enlace> [acceso 22-01-2015]
Notas
(1) Contrariamente a lo que muchos piensan, no es la Real Academia Española en Madrid, la que «manda» sobre las demás academias hispanas, sino que cada academia es independiente y se organizan a través de la Asociación de Academias de la Lengua. Es posible no obstante que de facto, haya existido una influencia política desde España. [volver al texto]
(2) La economía de la Corona de Aragón basada en el minifundio agrícola y pequeño comercio independiente, con el Mediterráneo como mercado, era sustancialmente distinta de la de Castilla, basada en el latifundio y en la importación de productos de América. Debido a esto existía una clase media burguesa y un sustrato social distinto al de Castilla. [volver al texto]
(3) La asignación de escaños se hace a «paquetes» formados por las listas de partido cerradas y bloqueadas, en una proporción marcada sin embargo por los votos recibidos a candidatos individuales por circunscripción. [volver al texto]
(4) Existe otra normativa no oficial creada por la Real Academia de Cultura Valenciana llamada «Normas del Puig», más cercano al valenciano tradicional, pero que pecan en su afán por desviarse de la oficial, exagerando localismos —las últimas revisiones han corregido algo este defecto—. [volver al texto]
(5) El significado de catalán en la edad media era con toda probabilidad distinto que el actual. Aún así, el nacionalismo catalanista utiliza a su libre albedrío el adquirido siglos después para sus intereses. Esto es llamado «falacia del historiador». [volver al texto]
(6) En la Wikipedia se basan en un estudio de un tal Enric Ginot el cual analizando ciertos documentos dedujo que una buena parte de repobladores de los nuevos territorios de Valencia provenían del Condado de Urgel. Da la impresión como si pretendieran «dejar caer» que fueron estos pobladores los que impusieron la lengua, junto con el resto de pobladores de la Cataluña Occidental o Cataluña Nueva. Por otro lado, el Condado de Urgel —una vez se dejó de depender de los Francos para nombrar sucesores— no ha tenido dinásticamente nada que ver con el «Principado» hasta el año 1413 —casi dos siglos después de la conquista de Valencia— que se incorpora a la Corona de Aragón con la Casa de los Trastámara. Es decir, los repobladores que vinieron no tenían demasiados motivos para identificarse con Cataluña. Provenían de un condado con una dinastía independiente —la Marca de Tolosa—. El resto de repobladores de la parte occidental —Tortosa y Lérida— un siglo antes había estado ocupada por los musulmanes y repoblada durante ese periodo. En cualquier caso esta zona de Cataluña conquistada posteriormente ya era receptora de pobladores de otros lugares con un habla que no tenía que identificarse necesariamente con el catalán, es decir, que la lengua era ya importada antes de «llevarla» de nuevo a Valencia. Estas dos zonas de Cataluña —occidental y oriental— forman actualmente bloques social y culturalmente diferenciados del modelo antiguo y tradicionalmente feudal de la Cataluña Vieja. [volver al texto]
(7) Otro caso similar en la misma época es el de Italia, un conjunto de reinos y feudos independientes que de la misma manera, compartían un mismo latín vulgar dividido en diversas variantes que no llegaron a escindirse completamente gracias a la cercanía cultural y económica. Posteriormente, la formación de Italia los unificó al parecer, bajo una autoridad legítimamente aceptada por el pueblo que asimiló el cambio. [volver al texto]
(8) Es también conocido hasta cierto punto el conflicto que surgió en los inicios de la democracia con la denominación que se pretendía tomar de País Valenciá,. Finalmente no llegó a término, no obstante, los sectores de la extrema izquierda valenciana y el catalanismo continúan usando. [volver al texto]
(9) Muchas de estas variantes podrían hoy en día considerase una misma lengua —bloque occitano-romance— sino fuera porque no han permanecido dentro de un mismo contexto político que asegurara la homogeneidad, excepto en el caso de Italia, que sí se logró dicha unificación político-lingüística. [volver al texto]
(10) En función de su origen y con lo qué se identificaban, llevaron su tradición a las zonas donde se asentaron, conformando hoy en día un mapa diverso bilingüe en la Comunidad Valenciana. [volver al texto]
(11) En el gobierno totalitario de la conocida novela distópica 1984 (George Orwel, 1949), un punto clave en la obra es la neolengua. [volver al texto]
Tienes cosas interesantes en el artículo, pero fíjate que cuando sueltas tu opinion política por el medio (que nada tiene que ver con la lengua, pues son cosas totalmente distintas) haces que nadie se tome en serio todo lo demás. Lo que acto seguido provoca que todo lo que hayas escrito sea blah blah blah. Con lo bonito que es saber millones de lenguas y sin ninguna por encima de la otra...
ResponderEliminarHola John. Muchas gracias por darme tu opinión. Obviamente no he sabido transmitir el problema ya que al principio del artículo intento explicar que en toda sociedad moderna la política influye de forma decisiva en prácticamente todos los aspectos de la misma. Salvo por supuesto, aquellos aspectos que forman parte de las opciones personales, pero aun así, en algunos gobiernos —de corte autoritario— lo personal también intenta controlarse o manipularse políticamente.
EliminarEn definitiva, la lengua es uno de los principales asuntos que todo poder va a querer regular y controlar en la medida que más centralizado y más autoritario sea, porque de esta manera controla los vínculos. Y no lo digo yo, lo decía el mismo George Orwell y no se puede hablar de lenguas sin asociarlas a un contexto político determinado que es a fin de cuentas la que ayuda, impulsa, concreta u homogeneiza una lengua, sea intencionadamente e o no, ya que en definitiva, es la relación que tenemos entre nosotros como sociedad y con otras vecinas la que constituye el sustrato cultural.
Con todo, no he podido identificar a que parte del artículo es la «opinión política que he soltado», por lo que no puedo dar más explicaciones. Pero sí puedo decir que hoy en día no se puede hacer ningún análisis sin asociarlo con un contexto político concreto.
Por otro lado, John, y hablándote con la misma franqueza con la que tu me has honrado —cosa que te agradezco de veras— creo que tendrías que revisar el hecho de que a pesar de observar conceptos interesantes de mi exposición, ha sido una discrepancia política la que te ha incomodado. Si no hemos aprendido a ser tolerantes con opiniones diferentes entonces es que en efecto, somos marionetas de otros «amos» que con sus soflamas, intoleramos a nuestros conciudadanos solo por tener una opinión diferente, convirtiendo la sociedad en un constante enfrentamiento, situación idílica para los que viven de nuestra enemistad que son naturalmente, los políticos.
EliminarAñadido al artículo:
ResponderEliminar«ni los unos ni los otros tienen nada que decir al respecto. Pero menos que nadie, los científicos. Es un asunto en el que sólo tiene que decidir la gente»
—Noam Chomnsky, sobre el conflicto catalán-valenciano
Sobre que el romance valenciano anterior a la reconquista has olvidado citar las JARCHAS VALENCIANAS del siglo XI y XII, romance valenciano escrito en alfabeto árabe.
ResponderEliminarTampoco dices que los fueros valencianos primero se publicaron en latín, pero al poco tiempo se tradujeron al valenciano porque era la lengua que aquí se hablaba.
"...
Como es lógico, los primeros fueros estaban escritos en latín, y data según los historiadores de las Cortes de 1.261 la traducción al valenciano, no poniendose de acuerdo en quienes fueron sus autores, según F.J. Borrull fueron dos, Guillem y Vidal, monjes de Benifassá, por eso se le llama manuscrito de Benifassá fechado en 31 de marzo de 1.261..."
Te adjunto links:
http://hispanismo.org/regne-de-valencia/14302-jarchas-mozarabes-en-romance-valenciano-s-xi-xii.html
https://somvalencians.wordpress.com/2014/03/03/los-fueros-de-valencia/
Hola «Lid disseny gràfic». Gracias por la visita, el comentario y los interesantes enlaces. Aprovecho hoy festivo para contestar tu amable comentario ya que no puedo darte una contestación todo lo simple que quisiera, ni creo que deba hacerlo ya que el problema es más complejo.
EliminarLo primero es comentar que en otro contexto político diferente al actual esas pruebas hubieran tenido un peso en la conclusión final mucho mayor que la actual. Sin embargo, su poder para “demostrar” lo que algunos sectores del “valencianismo” desean, es también insuficiente. Lo primero porque en los años que llevo investigando sobre este asunto lingüístico, me he dado cuenta que no se puede hablar de fronteras rígidas ni de hechos irrefutables ya que este dominio viene dado por su contexto histórico, social, cultural y político. Hay que tenerlo todo en cuenta y conocer cuáles son los factores que los relacionan y como se influyen uno al otro.
Te lo comento como alguien que rechaza la situación actual en la que unas decisiones políticas basadas en intereses no declarados de manera lo suficientemente transparente, están tergiversando los hechos para llevarlos a su término. Pero como digo, por ilegitima que sea esta situación, no legitima a otros a usar estos u otros hechos para llevarlos igualmente más allá de lo que realmente pueden llegar. Era consciente cuando comencé a escribir el artículo que iba a contentar a pocos, en un mundo dominado por el maniqueísmo. Y voy al grano ya:
Había oído hablar de las jarchas y también de la traducción que Jaime I ordenó hacer en la “vulgar lengua valenciana”. Como menciono en el artículo, la existencia de una lengua previa basada en latín entre la población autóctona valenciana es algo que no se discute. Esta circunstancia puede parecer un hecho completamente definitivo, sin embargo no es así, y por ello, no ha podido ser usado para refutar la actual norma la que en cualquier caso, se ha decidido en base a intereses políticos, no lingüísticos ni científicos ni culturales, y por esos mismos motivos políticos se la rechaza. Digo esto porque los intentos de “demostrar” de manera “lingüística” que el valenciano actual es independiente del catalán, por el complejo de no “meter la política por medio” —como se puede ver en comentarios anteriores este es uno de los principales argumentos de lo que defienden las tesis catalanistas— no son acertados y logran el efecto contrario al deseado. Este es un problema político y ha de resolverse de manera política, porque es el catalanismo el que lo ha politizado, no los valencianos.
Y no son acertados porque la existencia de un sustrato en latín en Valencia lo único que demuestra es en efecto, la existencia de un sustrato en latín en toda la península, consecuencia evidente de que esa era la lengua desde la caída de Roma. Precisamente por este hecho, existe un nexo lingüístico en todas las lenguas de la península, cuya formación posterior es la que hay que estudiar ya que obedece a otro tipo de dinámica y lo que hubiera antes no es más que un punto de partida común. De ahí que la ciencia lingüista pueda establecer puntos comunes y fijar criterios de unicidad entra las variantes que posteriormente se han formado.
[Continúa en el siguiente comentario]
En concreto, el mozárabe tiene unas características singulares que indudablemente influyeron en su momento, pero no sirven para el propósito que aquí se debate:
Eliminar1- No explica la actual división bilingüe en la comunidad: en la comunidad valenciana existe una división lingüística que únicamente se explica por la repoblación posterior, en función de recibir más población de las coronas de Aragón o de Castilla, fundamentalmente. Es complicado realizar una relación directa, pero es obvio que si el valenciano original hablado en las zonas antes de la reconquista hubiera sido un factor determinante, no existirían estas diferencias actuales.
2- La creación de una lengua no se define por la existencia de diferentes vocablos o estructuras, sino por su literatura: esto puede parecer extraño, pero la creación espontánea de nuevas variedades lingüísticas en constante, pero no significa que se hayan creado nuevas lenguas. Esto ocurre cuando se da un momento cultural, literario y también, dentro de un marco político que permita identificar y nombrar claramente a la lengua. Y esto no ocurrió con el mozárabe, sino tras la creación del reino y la nueva situación política. Eran además hijos de inmigrantes, aunque en cualquier caso esa explosión literaria que hubo no se hubiera dado si la población autóctona no hubiera sido participe. Un siglo de oro cultural no se crea por decreto real ni político, sino porque el sustrato lingüístico autóctono lo permitió.
Por todas estas cuestiones la lengua se originó en Valencia, independientemente de donde vinieran los ascendientes de los que entonces se llamaban a sí mismos valencianos, e independientemente de la inteligibilidad que hubiera, que esta era bastante en territorios amplios de buena parte de la península. Y era así porque en efecto, el sustrato idiomático era el mismo. Lo que ha venido después es lo que ha marcado las diferencias actuales. No hay que buscar en el origen el “problema”, sino en el desarrollo posterior. Los vínculos que existían entre los reinos y condados de la Corona de Aragón mantuvieron cierta “unión” lingüística “natural”, sin que existiera injerencia política. Fue la influencia literaria de los clásicos valencianos la que inspiró al resto para paradójicamente, mantener esa “unión lingüística” que hoy en día el nacionalismo catalanista pretende aprovechar en su favor. Con su particular e interesado criterio, sin esperar aprobación ni opinión de los implicados.
Saludos, feliz año y perdón por el (los) extensos comentarios.
Cuando te sale tu vena nacionalista castellana se te ve el plumero. Ahora haz un pots igual para el castellano.
ResponderEliminarDe hace cuatro años: catalán y castellano
EliminarCastellano y catalán son el mismo idioma, observen:
ResponderEliminarCastellano - Catalá
agradar –– agradar
agregar –– agregar
ajusticiar –– ajusticiar
alertar –– alertar
amor –– amor
anotar –– anotar
arrancar –– arrancar
arrear –– arrear
atracar –– atracar
balda –– balda
banca –– banca
banda –– banda, faixa
bandera –– bandera
bar –– bar
batalla –– batalla
benefactor – benefactor
beneficiar –– beneficiar
bicicleta –– bicicleta
boicot –– boicot
broma – broma
cabal –– cabal
cantar –– cantar
carnaval –carnaval
causar –– causar
centrifugadora –– centrifugadora
coincidir –– coincidir
colador – colador
combinar –combinar
combustible –– combutible
comprar –– comprar
contra –– contra
convocar –– convocar
coronel –– coronel
cura –– cura
decidir –– decidir
dedicar –– dedicar
derrotar –– derrotar
desafiar –– desafiar
desanimar –– desanimar
desistir –– desistir
destacar –– destacar
destinar –– destinar
dimitir – –dimitir
disciplina –– disciplina
drama –– drama
entrada –– entrada
esgrima –esgrima
estar –– estar
estatal –– estatal
estimar - estimar
estrofa –– estrofa
estudiar –– estudiar
evitar –– evitar
evolucionar –– evolucionar
existir –– existir
explicar –explicar
extintor –– extintor
extorsionar –– extorsionar
fabricar –– fabricar
familiar –– familiar
fauna –– fauna
figura –– figura
fiscal –– fiscal
flauta –– flauta
flor –– flor
frase –– frase
funeral –– funeral
furgoneta –– furgoneta
gaita –– gaita
gas –– gás
gen –– gen
gorra – gorra
gota –– gota
guardar –– guardar
guillotina –– guillotina
habilitar –– habilitar
habitar –– habitar
hemorroide –– hemorróides
hipotecar –– hipotecar
honor –– honor
honrar –– honrar
hora –– hora
horrible –– horríble
idioma – idioma
impedir –– impedir
iniciativa –– iniciativa
intentar –– tentar
judicial –judicial
jugador –– jugador
jungla – jungla
jurar –– jurar
justificar –– justificar
lapidar –– lapidar
legal –legal
legitimar –– legitimar
lexema –– lexema
lingüística –– lingüística
liquidar –– liquidar
lloro –– ploro
madrastra –– madrastra
mal –mal
maniobrar –, maniobrar
menor –– menor
mesa – mesa
mesura – mesura
militar –– militar
moneda –– moneda
mongol –– mongol
morfema –– morfema
motor –– motor
mundial –– mundial
nacional –– nacional
narrativa –– narrativa
neurona – neurona
neutro –– neutre
no – no
norma –norma
normal –– normal
numerar –– numerar
obra –– obra
octubre --octubre
ocupar –ocupar
oliva –oliva
opinar –– opinar
optimista – optimista
orador –– orador
ordenar –– ordenar
organdí –– organdi
pacificar –– pacificar
pagar – pagar
país –– país
pancarta – pancarta
perdonar –perdonar
pirata – pirata
plata –– plata
poca –– poca
poder –– poder
prestar – – prestar
primavera – primavera
protagonista – protagonista
puré – puré
rata – rata
renunciar – renunciar
residir – residir
retirar – – retirar
retornar – retornar
rigor –– rigor
robar – – robar
rosa – rosa
saber – – saber
sacarina – sacarina
salsa – salsa
sala -- sala
saltar – saltar
seguir – – seguir
senda – – senda
sensacional – sensacional
sentir – – sentir
separar – – separar
ser – ser
si – si
similar – similar
simular – simular
síndrome – síndrome
singular – singular
sobrevalorar – sobrevalorar
solapa – solapa
sonata – sonata
sopa – sopa
superior – superior
tambor –– tambor
taxi – taxi
telefonista –– telefonista
tema – – tema
temporal –– temporal
tenor –– tenor
terrorista – – terrorista
torrar –– tostar
tortura –– tortura
transistor –– transistor
tribunal –– tribunal
tropa –tropa
úlcera –– úlcera
uniforme –– uniforme
universal –– universal
usar –– usar
usura –– usura
útil –– útil
valor –– valor
valorar – valorar
venda – venda
ventilador –– ventilador
verdura –– verdura
vinagreta –– vinagreta
vista –– vista
vocal – vocal
votar –votar
vulgar –– vulgar
zombi –– zombi
Hi ha moltes més, i després estaran les que s'assemblen un ou…
ResponderEliminarCom veem tots els idiomes fills del llatí s'assemblen molt, pero això no vol dir que siguen el mateix.
Que el valencià encara s'assembla més al català, normal pero és més be al revés, i és normal perque el regne de Valéncia i el comtat de Barcelona pertanyien a la corona d'Aragó i…
En llegir llibres antics valencians i catalans, és fàcil observar que no s'assemblaven tant fins que a partir del sigle d'or valencià, el català va canviant poc a poc per influència del valencià, un eixemple és L'arcaisme valencià “Nosaltres”, busqueu llibres en català antic i sabreu com es dia això en català.
Despuix de la valencianisació del dialecte català per Pompeyo, els catalans varen passar per eixemple d'escriure "las Malas llengas" a "les males llengües" que era i és, valencià.
Hola Armando. En efecto, la similitud en las lenguas es un elemento importante, por supuesto, pero no definitivo. Hay otros factores políticos, sociales e históricos que determinan la formación de una lengua. Es reconocido por la propia institución lingüística catalana que la norma actual del catalán fue creada a partir de los clásicos valencianos. El problema es que en la Región Valenciana no ha habido verdadera preocupación por la normalización y defensa de la lengua. Esta despreocupación ha sido aprovechada con fines políticos y nacionalistas por el ámbito catalanista. El resultado es que en la actualidad no hay instituciones políticas que puedan defender y arreglar con garantías y sin caer en errores folclóricos, lo que en su momento, no hubo interés para hacer. Pero bueno, estamos de acuerdo en lo básico.
EliminarRespecto a lo de "nosaltres", es algo que no tengo claro. Resulta que en un viaje al Valle de Arán me encuentro con que allí dicen "mos", "servici" y otras cosas que me reforzaron mi idea del origen occitano y no catalán, del valenciano. El catalán sería más provenzal que occitano, que es de la parte oriental del sur de Francia. Pero sí que es verdad que en algunos textos clásicos me he encontrado con "nosaltres". La verdad es que pienso que en aquella época todo estaba formándose, en construcción, y había un mezcladillo. Una heterogeneidad y diversidad que solo a los politicos les interesa reducir y limitar.
Saludos.