Comparativa Apple-Samsung (Fuente: Cadena SER) |
No obstante, tampoco sería sensato obviar que esta resolución judicial, pone sobre la mesa diversas cuestiones importantes sobre el mundo empresarial actual, y cómo la tecnología está cambiando los modelos competitivos y la sociedad.
Las patentes
Los registros de patentes se idearon en una época en la que las ideas o conceptos no podían transmitise con la gran rapidez ni facilidad con las que ahora es posible realizar. Sería una cuestión demasiado larga de abordar en este artículo, pero hay que señalar que hasta ahora las patentes consistían principalmente en el registro de productos completos, con la inclusión de planos detallados y descripciones más o menos complejas de la funcionalidad del producto.
En los últimos tiempos, desde la proliferación de las nuevas tecnologías y la mejora en las comunicaciones, la industria se ha dedicado a proteger su negocio y buscar los tan asiados (a la vez que perdjudiciales) monopolios a base de patentar todo tipo de cuestiones anecdóticas (pellizcar la pantalla, recorrer una lista, rotar un documento, etc). En definitva, las empresas de tecnología, sobre todo las relacionadas con los dispositivos portátiles, están utilizando un anticuado modelo legal de registro de la propiedad intelectual como herramienta estratégica comercial, de dudosa utilidad al usuario.
Muchas de las patentes que Apple ha presentado en su denuncia frente a Samsung son de este tipo, y se puede decir que son una foma de utilizar los sistema legales para alcanzar las mayores cuotas de mercado posible. No es la primera vez que Apple la utiliza, ni es desde luego, la única empresa que lo esá haciendo. La propia Samsung también ha denunciado a Apple, así como Motorola a Blackberry, y otros casos más.
La innovación
Otra de las conclusiones que algunos medios deducen de esta resolución judicial, es la de que Apple innova, y Samsung no. Esto sólo se puede entender si reducen (de forma completamente irracional a mi entender) las trayectorias de ambas empresas a este único hecho.
Samsung es una empresa puntera en su campo tecnológico, es lider mundial en fabricación y venta de pantallas gracias entre otras cosas, a sus innovaciones en este campo. Es más, es proveedora de la propia Apple, la cuál, a pesar de ser vendedora de hardware, muy pocos de los componentes que utliza en sus equipos son ideados por ella. Entre otras empresas que si que son innovadoras en tecnología además de Samsung y que también proveen a Apple, destaca la japonesa Sony.
Apple ha destacado por aplicar de forma diferente dicha tecnología, y sobre todo, en la de aumentar la imagen de "valor añadido" de sus productos. Es decir, salvo en sus inicios con los computadores personales, la vuelta de Jobs a la empresa no ha implicado el desarrollo de nada que no existiera previamente, simplemente le ha cambiado la apariencia y lo ha acompañado de una campaña de imagen, eso si, revolucionaria. Apple ha innovado en marketing, no en tecnología.
QTek S100 (año 2005) |
Con el sistema de patentes descrito, es muy difícil que una empresa no "copie" alguna de las características que otra compañía haya implementado previamente. Esto no significa que haya copiado el desarrollo de dicha idea, tan sólo su apariencia. Por otro lado, Microsoft ha cambiado su anterior interfaz de escritorio por el nuevo sistema "Metro" que va a utilizar en los terminales móviles. La diferencia estética es clara, aunque funcionalmente es prácticamente lo mismo. Que los iconos sean monocolor y de forma cuadrada no creo que sea impedimento si llegará el caso a que Apple quisiera presentar otra demanda por cualquiera de las multiples y variopintas patentes que ha acumulado.
¿Cuál es la diferencia entre Windows Phone 7/8 y el sistema operativo Android que Samsung utiliza en sus dispositivos? Sobre todo, la cuota de mercado que le quitan a Apple. Que Google/Samsung ha copiado la estética de los productos de Apple es tan obvio como seguramente irrelevante. La cuestión importante es si el resultado es mejor o peor para el usuario, algo en lo que es este el que ha de tener la última palabra. No un juez.