martes, 24 de junio de 2008

Consecuencias

martes, 24 de junio de 2008
En un artículo anterior, se comentaba acerca del comportamiento y estrategia del actual partido en el gobierno en la pasada campaña electoral para las Elecciones Generales de 2008, así como del programa propuesto por este partido para la actual legislatura. Como ya saben los lectores de esta bitácora, el hecho de que el resultado les haya sido favorable no es un factor útil para valorar el contenido de la misma, aunque si para constatar que fue acertada dicha estrategia electoralista para conseguir estar otros cuatro años más ocupando los cargos públicos y políticos, que los ciudadanos españoles sustentamos con nuestro esfuerzo diario.


Se decía en el artículo mencionado y los comentarios, que el programa ofrecido a los ciudadanos aportaba soluciones ambiguas a problemas igualmente indefinidos. El fundamento consistía principalmente en señalar los errores del contrario, estigmatizarlo, demonizarlo y aprovechar la imagen del candidato principal, Don José Luis Rodriguez Zapatero, dándole un aire mesiánico que el mismo promueve cuanto puede. El resto eran promesas y buenas intenciones para ocultar la realidad de la situación, para poder continuar adelante con la espiritualidad y buenísmo de su oferta.

Ahora que ya nada podemos hacer los ciudadanos hasta dentro de cuatro años, se ha podido constatar que esto era una mentira deliberada, llevada hasta tal término de irresponsabilidad que no se tomo en su día ninguna acción para contrarrestar la ya tristemente famosa «desaceleración», para no provocar sospechas.

No desear aceptar la realidad, vivir en el útero e intentar infantilizar a la sociedad en su provecho es un arma de doble filo, ya que aquellos que realmente padecen los rigores de las carestías provocadas a consecuencia de esta actitud, no son susceptibles al engaño.

Los transportistas y la huelga

Los transportistas han protagonizado con su reciente huelga un episodio de protesta que ha llegado ha adquirir en ocasiones tintes dramáticos. Si bien es verdad que los medios de comunicación en su tónica habitual de servicio al poder establecido han demonizado igualmente a los huelguistas y seguramente exagerado algunas informaciones, los trabajadores de este sector, viendo como se ignoraban los problemas que afectaban a su sustento vital, optaron por solucionarlo a la tremenda llevándonos al resto de ciudadanos a pasar por una situación no deseable, aunque merecida en buena parte.

Se ha hablado mucho sobre la forma en cómo los transportistas que han participado en la huelga han llevado a cabo dicha protesta. En esta ocasión se van a señalar otros puntos que no se han mencionado en los canales principales, y que se consideran importantes a la hora de comprender al menos, que opciones existían y que posibilidades de éxito tenían, que es al fin y al cabo lo que presuntamente se pretende: conseguir que las reivindicaciones sean atendidas suficientemente.

Se decía al final del mismo artículo de esta bitácora que está siendo recordado, que cualquier autónomo sabe valorar las acciones de gobierno sin tener titulaciones universitarias de ciencias políticas o económicas, al sufrir las consecuencias en su propia persona y negocio. De la misma forma se ha podido advertir, que en esta partidocracia aquellas minorías que no tienen un grupo de presión importante que les defienda (llámense sindicatos mayoritarios o partidos políticos), asisten impotentes a como sus problemas son sistemáticamente ignorados mientras que su gobierno negocia para conseguir la paz, con delincuentes que provocan ellos mismos la guerra.

Ejercicio de lógica

No es necesario tampoco poseer un título universitario en matemáticas ni en filosofía para extraer una conclusión lógica a la situación planteada: hasta que no se corten carreteras no nos van a hacer ni puto caso. De esta forma, se cumple con una sencilla premisa planteada hasta la saciedad en la famosa Ley de Murphy:
Si algo puede salir mal, saldrá mal
Si se dan las condiciones para el desastre y no se hace nada, tan solo será necesario esperar para que ocurra.

Falta de memoria

Se suele decir que el ciudadano español tiene poca memoria. Cada cuatro años vota solo valorando lo ocurrido en el último mes, como mucho. Pretender entonces que se conozca la Historia es una pretensión condenada presumiblemente al fracaso. Teniendo en cuenta las diferencias existentes debidas a la perspectiva y coyuntura histórica, en la Historia Española han ocurrido sucesos parecidos en donde el pueblo llano no tubo más remedio que sublevarse ante los continuos despropósitos de los gobernantes: la Revuelta de los Comuneros en la Corona de Castilla (1520-1522); y la Revuelta de las Germanías, en el Reino de Valencia (Corona de Aragón, 1519- 1523), las cuales fueron igualmente sofocadas por el poder, llevándonos a la situación actual tras muchos tropezones graves.

Para no irse tan lejos en el tiempo, tan solo hay que volver a la última campaña electoral y recodar la burla de la que eran objeto aquellos que, obstaculizando los objetivos electoralistas del actual partido en el gobierno, se mostraban escépticos y críticos ante la situación de precrisis en clara actitud sacrílega. Vean, vean y recuerden, seguro que si es usted transportista, posee una inmobiliaria o es vendedor de automóviles, se va a descojonar:


También en este blog se advertía: si no es usted de los colectivos profesionales mencionados y la próxima vez le toca pasarlas canutas, acuérdese de esto y no se pregunte por qué es tan desgraciado.

lunes, 16 de junio de 2008

El espíritu humano

lunes, 16 de junio de 2008
... porque quien quiera verdades absolutas, dogmas incuestionables e inamovibles, debe mirar hacia otro lado, que no es el de la ciencia. Ésta solo elabora hipótesis, vacilantes aproximaciones a la verdad, que siempre pueden ser modificadas total o parcialmente por la fuerza de los hechos: pero es lo mejor que el espíritu humano es capaz de crear.

Arsuaga, J. L., El collar del neandertal: en busca de los primeros pensadores. 8ª ed. Madrid: Temas de Hoy, 1999, p. 40

viernes, 2 de mayo de 2008

El gobierno de las personas (4ª y última parte)

viernes, 2 de mayo de 2008
Los Estados Unidos y el concepto de democracia en España

Los Estados Unidos son un problema para la democracia en España y en gran parte del resto del mundo. Lo son porque pueden elegir directamente a su presidente o Jefe de Estado y del ejecutivo. Además, pueden elegir por separado a los congresistas del poder legislativo, y lo pueden hacer por distritos y al candidato que elijan. Los ciudadanos tienen también, la posibilidad de protestar oficialmente a sus representantes, incluso en caso extremo, revocarlo de su cargo.


Por otro lado, su poder judicial es seguramente el que goza de mayor autonomía en el mundo, consiguiendo que un ciudadano este bastante más a salvo que en prácticamente cualquier otro sito, de los desmanes que pueda tener un gobernante si todos los filtros anteriores fallasen.

Los partidos tienen mecanismos democráticos por los cuales se eligen a los que luego serán los candidatos para finalmente ocupar los cargos públicos. En definitiva, en cuanto a democracia representativa los EUA son seguramente el país que mejor y más modélicamente ha conseguido implementar esta para su gobierno.

Sin embargo...

El gobierno federal mantiene unas instalaciones en Guantánamo en donde se tortura y se recluye de forma penosa a presos políticos. Dicho gobierno, se cree con legitimidad para intervenir militarmente donde le plazca, y su Jefe de Estado goza de más poder que ningún otro ser humano sobre el planeta. Aunque dicho poder no pueda caer sobre los ciudadanos de su pais, si que decide sobre los del resto. La permisividad en la tenencia de armas y la cultura pistolera tradicional americana, crea en la juventud serios problemas como el del Instituto Columbine, además de una gran inseguridad en las calles. La cultura exageradamente capitalista fomenta la ausencia de valores, midiéndose casi todo en función del rendimiento económico. La propiedad intelectual no existe, solo la capacidad de explotar una idea (explotarla económicamente, claro), o se encuentra normal que los políticos se sometan a los patrocinadores económicos. El pavor al régimen comunista, heredado de la Guerra Fría (algo así como en España, la repulsa heredada de la Guerra Civil a todo lo que huela aunque sea de lejos, a antiguo régimen) provoca que tener un sistema de seguridad social, por ejemplo, sea casi pecado.

En definitiva, que los americanos han decidido utilizar uno de los sistemas más democráticos que existen, de la forma explicada. Ya, en realidad no tiene nada que ver una cosa con la otra, es su cultura y tienen derecho a tenerla como prefieran, pero, a ver quien explica esto aquí. A ver quien explica que esa es su forma de hacer las cosas y que un sistema democrático como en El Canadá, en Nueva Zelanda o incluso Chile (dejando aparte el sistema binomial), no tiene que acabar igual, como de hecho, no acaba.

Prejuicios

Esto se relaciona con el error común que pensar que ser democrático, es ser tolerante, enrollao, solidario hasta bajarse los pantalones (o sea, al contrario que en los EUA, supuestamente), pero al mismo tiempo, se piensa también que dejar que el gobierno esté bajo un mayor control de los ciudadanos es un peligro, ya que estos tiraran todos para su casa y se armará una buena. O sea, que tenemos que hacer lo que nos digan para ser buenos.

La solución no es que unas personas coarten la libertad a la del resto, con el pretexto de que son los gobernantes, o están al frente de un estado. Para que haya democracia, es decir, libertad e igualdad entre las personas, ha de haber una separación o independencia de poderes correcta, que limite que hayan excesos por parte de algún sector que ha acaparado un poder excesivo. En definitiva, lo que se ha estado hablando en los artículos anteriores del problema de la humanidad durante toda su existencia.

Conclusión

Para no engañarse, hay que ser conscientes de que todo sistema se basa por desgracia, en saber aprovecharse del de abajo en la jerarquía. Desgraciadamente, en todo grupo humano se cumplen una serie de premisas: aquel que o bien como antaño mediante la fuerza o el acaparamiento de recursos, o como antes y ahora mediante el fanatismo fundamentalista de cualquier índole, o en cualquier caso, mediante la manipulación y el convencimiento haciendo uso de las habilidades persuasivas, de su inteligencia o de su experiencia; unos seres humanos acaban aprovechándose de la falta de capacidad de otros.

Los logros de la humanidad a lo largo de su historia, los que la gente buena y capaz han podido llevar a cabo ayudados por otros, han sido precisamente los de limitar el grado de aprovechamiento de las clases gobernantes, además de lograr que esta, la clase dirigente, no sea siempre la misma. Como se decía al principio, contrariamente a lo que piensa mucha gente, la democracia no es un sistema político en donde todo el mundo ha de ser gente dialogante, guay, enrollada, no, la democracia basa su principio en justamente lo contrario. Es un sistema férreo en donde se vigila que nadie, sea quien sea y ocupe el cargo o posición que ocupe, ponga la pierna encima al de al lado: es un sistema que se basa en la desconfianza.

Las personas nos comportamos de forma egoísta, y a poco que tenemos la oportunidad nos aprovechamos del inferior cuanto podemos. Gracias a que hay leyes, ese aprovecharse de los demás está regulado. Según como sean las leyes, se logrará en mayor o menor medida que todos tengamos igualdad de oportunidades, y seamos libres de actuar. El resto corre de nuestra cuenta.

Creer que las personas no podemos idear un sistema político justo y eficaz en nuestros momentos de lucidez, es como creer que las personas no somos capaces de crear un programa de ordenador lógico, optimizado y correcto, para por ejemplo, escribir este artículo y que ustedes lo puedan leer, cuando lo deseen.

jueves, 1 de mayo de 2008

El gobierno de las personas (3ª parte)

jueves, 1 de mayo de 2008
Algunas respuestas a los artículos anteriores

Existen determinados vicios meméticos fácilmente observables en la sociedad española que impiden a esta superar ciertas fases. Maniqueísmos, sectarismos, envidias y algunos defectos más, parecen unirse para apuntar en la misma dirección y sentido negativo. Los factores positivos que tiene la sociedad española que podrían compensar, parecen apuntar en otra dirección, ignorando los males mencionados al ir por otro lado. Precisamente el primer punto que se va a exponer trata de esto:

...yo de política no opino...

Esta expresión, recogida incluso en un blog, evidencia la incomodidad habitual de la gente para hablar de política, cosa hasta cierto punto comprensible por los motivos que se verán más adelante. El problema es que parece que se ha automatizado este comportamiento, se ha generado un rechazo sistemático, tal vez ante la perspectiva de lo que se nos avecina cuando alguien menciona un temita de estos.

Esta auto-exclusión de la política, arraigada en la ciudadanía, es nefasta a la hora de pretender que los políticos actúen por el interés común. Si el ciudadano se desentiende y deja a los políticos que hablen, discutan y peleen por «sus asuntos»... ¿que se puede esperar de ellos?

No se trata de arreglar el mundo, pero, alguna opinión tendremos que tener. ¿Por qué ha de valer más la opinión de un político, que tampoco va a arreglarlo y que la mayoría de las veces se mueve más por motivos personales, enchufes, prebendas y pelotazos? Puede que hasta lo estropee más. Realmente, rara vez lo arreglan.

En una democracia funcional, la opinión de los ciudadanos es la verdaderamente importante si se desea tener un control sobre las acciones y resultados de las mismas, que protagonizan nuestros representantes políticos. Dicho de otra forma, no se trata de decidir aspectos de gobernación, esta labor la cumplen esos representantes que se han elegido para la que supuestamente tienen capacidad, sino precisamente de evaluar el grado de esta en función del resultado y de como afecta a la sociedad. No es únicamente la discusión en el Bar de la esquina, sino la posibilidad de intervenir en el gobierno que efectúan nuestros representantes ¿que otra cosa puede ser sino, la democracia?

El evitar opinar ni tan siquiera, o hacerlo a escondidas o con temor a la contestación, es síntoma claro de la falta de libertad política que el actual sistema propicia, incluyendo en este a la propia sociedad.

La crítica entendida como elemento totalitario

Es difícil opinar cuando el mero hecho de hacerlo, es interpretado como un ataque directo a la otra persona (o grupo) en caso de no coincidir. Se está tan acostumbrado a la polémica dialectal, que el dar tu propia versión te convierte en un adversario para los que no opinan de la misma forma.

La sucesión en la Historia Española de sistemas de gobierno autoritarios, incluido en gran medida el actual, en donde el ganador del poder posee una capacidad de decisión que hace tambalear (dictadura de la mayoría) la garantía de los derechos individuales (educación, lengua, justicia...), o en donde las decisiones tomadas lo son por motivos electoralistas, sin creer en ellas, ni ser verdaderamente demandadas por la sociedad, es con toda probabilidad el causante de este vicio. La pluralidad se convierte en temor, en un defecto en lugar de en una virtud, y el dialogo se hace muy difícil. Se asume que la opinión distinta está en contra tuya, sin entender que simplemente es eso, distinta. Se sustituye el debate por la polémica.

Política y principios

Estos ticks nefastos vistos hasta ahora, se resumen y se pueden ejemplificar en los debates suscitados en torno a dos sucesos recientes: la acusación a Aznar por «crímenes de guerra» y el «no a la guerra», protagonizados en parte ambos por el actor Javier Bardem, recientemente oscarizado.

Se asume con normalidad pasmosa que se ataque políticamente a algún gobernante (o ex) utilizando cualquier pretexto sin creer en absoluto en el. Se defiende la difamación y la calumnia del adversario, y se utilizan eslóganes mediáticos y demagógicos como el «no a la guerra», admitiendo final y abiertamente que se hace únicamente por motivos políticos, y que la carga humanitaria que pueda tener el mensaje, solo es útil y válida cuanto más daño cause en la imagen social del adversario. Esto que puede tener algún tipo de sentido en profesionales de la política, resulta descorazonador cuando es protagonizado por un ciudadano cualquiera, haciendo suyo lo que en realidad son estratagemas políticas urdidas por las «inteligencias» de los partidos.

Sectarismo, maniqueísmo, confundir la parte por el todo

Este sectarismo arraigado prácticamente desde chiquillos, se extiende a todos los ámbitos sociales y se manifiesta de varias formas. Uno de los más habituales es el de confundir la parte por el todo. Se asume que en cuanto varias personas se agrupan, se crea como una especie de amalgama impersonal (colectivismo), que hace desaparecer cualquier atisbo de independencia o individualidad, de forma tal que lo opinado por alguien es admitido y asimilado tanto externamente como por los propios integrantes del grupo, como perteneciente a todos y cada uno de sus componentes.

Claramente se puede observar este fenómeno, en los partidos políticos, donde la discrepancia está prácticamente prohibida, o se interpreta esta como «división», tal y como está ocurriendo últimamente en el Partido Popular tras las últimas elecciones. Están conmocionados por haberse dado cuenta de algo sorprendente ¡¡cualquiera puede ser elegido por votación a presidente del partido, sin que lo elijan a dedo!!

Otro ámbito fuente o sumidero, según se analice, de estos comportamientos es el Fútbol. Un escenario en donde el espectador prácticamente se olvida que existe el resto del mundo. Únicamente dos opciones sobre el terreno, y durante la contienda, los seguidores de un bando no verán nada de lo bueno que haga el contrario, y al mismo tiempo, cualquier trampa, argucia o falta cometida por el propio, es ignorada, admitida e incluso aplaudida. Si si, estoy hablando ahora de fútbol, no del último debate electoral.

Como ejemplo ilustrativo de estos conceptos, puede valer este enlace de un artículo de un blog, en donde además de justificarse veladamente la negociación con terroristas, se pretende incapacitar al PP al completo para criticar esta medida, mostrando únicamente a Zaplana reunido con unos señores desconocidos que según se dice, son terroristas. La cuestión de si la critica a la negociación está justificada o no, carece de importancia, solo importa que está mal criticar, según a quién, y según quien lo haga.

Relativismo

Esta carencia de posturas firmes imposibilita estipular un camino determinado, fijarse unos objetivos a cumplir y evaluar los logros alcanzados. Pero eso si, permiten a los que lo practican, permanecer en el poder todo el tiempo que quieran y bajo cualquier situación. Se puede ser nacionalista catalán si se requiere para ganar las elecciones, juguetear si hace falta con grupos y asociaciones pro-terroristas e independentistas, y al mismo tiempo ser más españolista que nadie (aunque tengan que copiar).

Como dijo aquel gran personaje de la historia moderna de España: im-presionante (en dos palabras)


continuará...

domingo, 6 de abril de 2008

El gobierno de las personas (2ª parte)

domingo, 6 de abril de 2008
Antes de continuar con la respuesta al experimento mental del artículo anterior, habría que hablar de las condiciones iniciales escogidas:
  1. ¿Por qué esas y no otras?
  2. ¿Que ocurre si estas condiciones iniciales variasen a lo largo del experimento?
Nótese que no se ha especificado nada de los aspectos culturales (razas, lenguas, religiones, etc) de las personas del Supervivientes o Gran Hermano especial que se ha propuesto. Las cuestiónes son: ¿que importancia tiene? ¿deberían formarse subgrupos cerrados? y de ser así, ¿que criterios de distinción se seguirían para formarlos? ¿que ocurre si se forman grupos «cruzados» culturales?

Parece evidente que la formación de estos subgrupos no obedece a ningún criterio lógico que redunde en un mejor gobierno de estas personas, además de que estas preferencias culturales estarían aseguradas dentro de los derechos individuales, que como se explicaba en la entrada anterior, serían inviolables. Una estructura de gobierno que limitase o dictase sobre aspectos culturales, volvería a caer en los errores que provocarían de nuevo enfrentamientos entre las personas, cuyo único desenlace sería el derrocamiento por la fuerza de una de las facciones hasta que surgiesen de nuevo diferencias por cualquier motivo, reanudándose el problema.

Puede parecer entonces que se practica un relativismo, un todo vale, pero no es así. El asegurar los derechos individuales y al mismo tiempo la igualdad entre ellos aún siendo distintos, exige una gran firmeza y claridad de ideas, para no limitar la libertad individual ni caer en favoritismos hacia una de las tendencias o hacerlo en alguna que fuera en contra de los principios mismos de igualdad, derechos y responsabilidad del gobierno decidido por los protagonistas. Como todo en la vida, no es algo fácil, como popularmente se dice.

La idea básica sería permitir todo a nivel individual, para ir limitándose a medida que intervienen más personas en la toma de decisiones o en la medida en que afecta al colectivo. Naturalmente, esto solo sería posible si las personas son capaces de sacrificar esa parte de su libertad individual en pro del colectivo, siendo este sacrificio aplicable sin distinción alguna entre los individuos, y únicamente en lo que atañe a aquel, ya que como se ha reiterado, los derechos individuales han de ser inviolables.

Por este motivo, existe una incompatibilidad: cualquier tipo de fundamentalismo (cultural, racial, político o religioso), es incompatible con este sistema de gobierno, en la medida en que las personas afectadas de esta actitud sean incapaces de reconocer otros aspectos culturales distintos de los suyos, sean incapaces por lo tanto de someterse al igual que el resto a la decisión de la mayoría. Y lo peor de todo, que sean incapaces de reconocer el derecho del otro a tener una cultura distinta.

¿Y si varían a lo largo del tiempo? Una sociedad que permite al individuo libertad suficiente para desarrollarse, y que las decisiones que afectan al colectivo son decididas por mayoría y son revisables, no tiene en principio que temer una evolución, salvo que existan decisiones que alteren ese equilibrio.

Otro caso es que la evolución tecnológica permitiera una sociedad cuyos individuos apenas tuvieran contacto físico y se relacionaran informática o virtualmente, modificándose la forma de relacionarse. La necesidad de representantes sería mucho menor, y la participación directa sería mucho más viable. Pero esta hipótesis a buen seguro lejana en el tiempo, se dejará para otra época.

viernes, 14 de marzo de 2008

El gobierno de las personas (1 ª parte)

viernes, 14 de marzo de 2008
Planteemos la siguiente situación: un grupo de personas sin determinar y sin ninguna conexión entre si, se encuentra de repente en una amplia zona por poblar. Supongamos que estas personas parten con una educación previa, similar a la de cualquiera de nosotros, una educación media.

Al muy poco tiempo, estas personas tendrían que comenzar a proveerse de recursos para subsistir. Tendían que empezar a buscarse cada uno un pedazo de tierra en caso de desear establecerse, y construirse una vivienda —propiedad privada—. O por otro lado podrían dedicarse a la caza y recolección como hace miles de años. Pero esto último es muy poco probable, dado el sedentarismo arraigado en la sociedad. Supongamos entonces que estas personas no tuvieran problema para aposentarse en un lugar.

Mientras vivieran separados no habría problema, cada unidad familiar se dedicaría a su propia subsistencia (las unidades familiares serían heterosexuales por pura necesidad biológica, lo cuál no significa que no se tuvieran todo tipo de relaciones sexuales). Pero en el momento tuvieran que organizarse para hacer frente conjuntamente a alguna dificultad del entorno (necesidad de construir diques, canales, aljibes, puentes, problemas con animales que atacasen al ganado, etc...) o las propias de los individuos —educación, salud, justicia, comunicaciones, etc...— surgirían curiosamente las primeras dificultades internas del grupo o sociedad recién formada por pura necesidad.

¿Quien decide? ¿quien tiene razón? ¿que opción es la mejor? Nadie lo sabe. En los tiempos antiguos, el más fuerte, o el que antes lograba obtener los recursos suficientes para dotarse de armas, por ejemplo, dominaba al resto por la fuerza. El instinto dominaba a la razón. Cuando todo esto fallaba, se daban explicaciones místicas y se hacían sacrificios, pensando equivocadamente que servían para algo. La creencia mística dominaba a la razón.

Tras siglos de esfuerzo y de descubrimientos, el ser humano se fue dando cuenta de que las cosas del día a día podían explicarse con algo mucho mejor: el pensamiento racional o La Ciencia. Sin embargo, esta ha caminado y lo sigue haciendo, muy lentamente y nos da solución tanto para construir un cohete espacial, como para diseñar un mocho —fregona—. Pero quedan muchas otras cosas que no nos explica, por ejemplo, cuál es la mejor manera de repartir en la práctica los recursos —el agua o la energía, por ejemplo—, donde estaría mejor un puente, que nombre le ponemos a la plaza del pueblo, que nombre le ponemos a una lengua o cuales son los límites que marcan la necesidad del aborto, y muchas otras cosas más para las cuales no existe algo que se pueda definir como solución científica.

También se acabó por dar cuenta el ser humano que las continuas disputas la mayoría de veces bélicas, entre grupos rivales para resolver este tipo de conflictos no conducían mas que a un consumo precipitado de los recursos mencionados anteriormente. Como intento desesperado de solucionar esto de forma al menos igual de mala para todos, surgió una solución digamos que de compromiso, por no haber otra mejor, una chapucilla, un apaño: la decisión de la mayoría.

De esta forma, el grupo de personas del párrafo inicial, conociendo y recordando todos esos siglos de historia, se dispondrían a organizarse de forma que la opinión de cualquiera de ellos tuviera en principio el mismo valor que la de los demás, y que las decisiones se tomarían por el mayor número de coincidencias entre ellos, dejando por fin las guerras y disputas a un lado. Si las circunstancias demuestran que la decisión estaba equivocada, se decide de nuevo por mayoría a la luz de la nueva situación. Y así hasta dar con la opción correcta o mejor.

Pero no está todo solucionado, más bien, esta situación presenta más dudas todavía. No es tan sencillo como parecía. ¿Que pasa si la mayoría decide que hay que excluir, robar, discriminar o cualquier otro tipo de fastidio a un miembro del grupo? Inmediatamente, a todas las personas les surge la necesidad de definir una serie de derechos individuales, los cuales han de ser inviolables, «sagrados» en su sistema de gobierno, y lo ha de ser para todos igual.

Para garantizar esta situación, se requiere de un poder imparcial, a ser posible independiente, que garantice el cumplimiento de estas normas. Normas que han de ser a su vez, decididas por otro poder distinto del anterior ya que de otra forma ostentarían unos privilegios inmerecidos mayores aún, que cuando dependía de conflictos bélicos y rebeliones. Naturalmente, estos poderes no serán divinos, serán esas mismas personas representantes de esos poderes, que sujetas como cualquiera a todo tipo de defectos, deberan vigilarse entre si para detectarlos y denunciarlos. De no cumplirse alguna de estas premisas, se volvería a alguna de las situaciones anteriores, en donde las cosas se decidían por la fuerza y no todas las personan tenían los mismos derechos. Estos dependían del grupo al cual pertenecieras.

A medida que el grupo en su conjunto crece, cada vez resulta más difícil reunirse todos para tomar las decisiones, dado el gran número de concurrentes. Se hace necesario delegar responsabilidades y parte de la libertad individual, para que otra persona o grupo de ellas, tomen decisiones por ti que afectarán a la forma de vida del grupo y por lo tanto, a la de la persona.

Esta medida implica que la igualdad de los componentes del grupo en la que se basaba el acuerdo de gobierno, se ve modificada, ya que en esos momentos unos señores disponen de un poder de decisión que tu no tienes, y que encima, se lo has dado tu. Se hace más necesario por lo tanto que, a medida de que las decisiones no sean tomadas directamente por los ciudadanos, la separación de poderes ha de ser más efectiva , y la creación de unos mecanismos de control de poder de esos representantes, para ser revocados de sus puestos en cuanto dejen de cumplir esa función de representación que se les asignó en su día: mandato imperativo.

Otros caminos posibles

No, no es este el único camino posible. En otros lugares, otras sociedades formadas todavía se regirían por la fuerza —dictaduras— o por creencias místicas —teocracias—.

También podría ocurrir que al asentarse en un terreno, estas personas que nacen en ellos se identificaran de tal forma con el mismo, que llegaran incluso a adorarlo. Sin darse cuenta, estas personas dejarían de ser tales para ser simplemente habitantes de un terreno. Se elegirían elementos identificativos de la zona con los cuales sentirse ellos igualmente identificados: surge el nacionalismo.

En algunos casos, los grupos que llegaron a ostentar el poder por la fuerza abusaron de el de tal forma, que acabaron siendo derrocados por la fuerza del mayor número de los oprimidos (revolución). Estos, para que no se volviera a repetir esta situación, optan por que nadie pueda tener nada en propiedad: comunismo. De esta forma las personas dejan de serlo y pasan a ser «obreros». Para siempre.

En el lado opuesto, las personas dan una importancia exagerada a la propiedad. Negocian con ella y se convierten en empresas individuales, «personales». Se crea una serie de relaciones entre las personas en función del intercambio que realizan de dichas propiedades: capitalismo. En algunos casos ya no es la opinión de la mayoría lo válido, sino el propio mercado entre las personas el que marca la pauta —anarcocapitalismo—.

También surgen ideologías. Ideologías que pretenden explicar aquellas cuestiones para las cuales no existe una solución clara y definitiva. Las personas dejan de ser tales para ser, de esto o de lo otro. Siempre, de forma irrenunciable: sectarismo.

Con el tiempo, estos grupos homogéneos se formarán alrededor de creencias varias, nacionalismos y otro tipo de intereses, y se disputarían el poder, dejando ser elegidos por el conjunto de la sociedad para establecerse en el poder durante un tiempo determinado, para luego ser elegido otro o el mismo grupo o partido: oligarquías.

España

Esta última situación es la que hemos alcanzado en España. Aquí, no existen ciudadanos, existen votantes de uno u otro partido. No hay separación de poderes que vigile el cumplimiento de esas normas que garantizan la igualdad, ni los ciudadanos podemos revocar a los gobernantes en caso de inconformidad con la decisión que se tomo en su día. No es posible rectificar. La elección de los gobernantes no es una solución para elegir un camino, es una forma de llegar al poder por parte de una oligarquía.

¿Por qué es esto así? La respuesta en el próximo artículo.

martes, 4 de marzo de 2008

Políticos 2 - España 0

martes, 4 de marzo de 2008
Segundo y transcendental enfrentamiento de la eliminatoria entre los dos «grandes» de la escena española. Los entrenadores han mantenido la misma alineación, pero tras el saludo de los capitanes de los equipos y al poco de comenzar el encuentro, se observa como el equipo azul cambia la estrategia por una algo menos atacante. El equipo rojo ha seguido en su línea de contrataque, aprovechando las debilidades del oponente y cierto favoritismo del juez de la contienda, protagonizando acciones desempeñadas con gran descaro.

Caricatura de Zapatero futbolista

A poco de comenzar la segunda parte, el arbitro parece compensar las irregularidades del primer tiempo. Tal vez por esto el equipo azul parece tener más posesión del tiempo de juego. A pesar de todo, las fuerzas repìten sus argumentos una y otra vez, parecen igualadas y sin saber a favor de quien será el resultado.

Esperanza Aguirre con una camiseta deportiva de fútbol

A pocos segundos de finalizar la contienda, se vuelve a dar la misma sorpesa que nos deparó el encuentro de la semana pasada, los políticos logran introducirnos a los ciudadanos sendos golazos por toda la escuadra.

Tras este resultado, todo se ha de decidir el próximo 9 de Marzo, La Gran Final. ¿quien será el ganador durante los siguientes cuatro años? Pronto lo sabremos, las espadas están en todo lo alto.

Portada de un libro que relaciona política y fútbol

domingo, 2 de marzo de 2008

Falso laicismo

domingo, 2 de marzo de 2008
La historia del ser humano es la historia de la religión. Desde que la especie humana inició su camino sobre este planeta, comenzó a sentir la necesidad de explicar aquellas cosas que ocurrían a su alrededor, y que le influían en su vida diaria hasta el punto de decidir sobre esta misma y sobre la del grupo del que presumiblemente, formaba parte.

Es de suponer que, en función del acierto proporcionado por estos intentos de explicación, las incipientes sociedades que habían desarrollado ese conjunto de creencias lograban un resultado más o menos satisfactorio, repercutiendo en su desarrollo.

A medida que la Ciencia comenzaba a explicar más satisfactoriamente los fenómenos naturales, pudiendo no solo comprender sino también predecir e incluso transformar ese entorno vital, surge un punto de inflexión que haría diferenciarse a las diferentes sociedades en base a su capacidad para desembarazarse de las antiguas creencias, y funcionar con las nuevas basadas en la ciencia.

Se puede decir que la única civilización que ha desarrollado lo que conocemos por ciencia, separándola de las creencias que durante siglos habían dado explicación a la naturaleza, es la occidental. El resto de civilizaciones han debido de imitar a esta a su manera, o quedarse en la Edad Media, época en la que se podría localizar el citado punto de inflexión. Por ejemplo, Japón, país de fuertes tradiciones, logró encontrar la forma de compaginarlas con los avances de occidente, para convertirse en una de las principales potencias científicas, culturales y económicas del mundo. China se encuentra en proceso de adaptarse e integrarse en occidente. Y puede que hasta lo absorba económicamente si sigue a este ritmo.

Por supuesto que el abrazo de la ciencia no significa dejar las distintas confesiones desarrolladas desde la antigüedad. Siglos de convivencia con ellas, han de haber dejado una impronta en el acervo cultural de las personas, difícil de hacer desaparecer. Suponiendo que deba hacerse.

Mientras la ciencia no logre explicar todos y cada uno de los misterios que nos reserva la naturaleza, cosa que puede que no ocurra nunca, la creencia mística es una necesidad que sigue existiendo entre las personas.

El comunismo, el fascismo o el nacionalismo, son ideologías que aprovechan esa necesidad humana con el objeto de controlar a las masas. Para ello, o bien sustituyen la creencia en un dios o entidades místicas, con otra entidad abstracta como por ejemplo la nación o la raza; o bien controlan a las instituciones religiosas como en el caso del nacionalcatolicismo español, durante la dictadura franquista. Si estas instituciones religiosas ostentan demasiado poder rivalizando con el de los lideres políticos, puede ocurrir que se tenga que reprimir la libertad religiosa duramente, siendo este el caso del comunismo, por regla general.


En este último caso, la adoración de lideres místicos o religiosos ha de sustituirse por la de los lideres políticos. Este punto es compartido con la estructura política de las sociedades teocráticas musulmanas como por ejemplo Irán o Marruecos, en el que los lideres políticos son al mismo tiempo, religiosos.

Terminaría aquí este sencillo análisis, consistente en conectar conceptos de amplia difusión, esto es conocidos por una gran mayoría, sin tener que profundizar en historia, sociología o teoría política, o tener que leer a Max Weber o Karl Marx. Aunque lo de leer desde luego, nunca está de más.

El siguiente paso consiste en conectar con la sociedad española y las «grandes tácticas de campaña» de los partidos políticos, para comprobar que solo así se comprenden algunos de los eslogans de partidos como el PSOE, por ejemplo:Portada del programa electoral del PSOE

El laicismo o la aconfesionalidad es una forma de gobernar basada en la razón, en aspectos medibles u objetivos, es decir, en lo que ha distinguido a occidente en los últimos tiempos. No es únicamente la ciencia, sino la gestión basada en términos prácticos, en el resultado. Todo comerciante o autónomo sabe de que estoy hablando, no hace falta ser una «eminencia». Basar el voto a un partido político en la Fe que tengamos en su programa, el creer porque sí a las 100 promesas lanzadas al aire, no tiene mucho que ver con el laicismo.

El PSOE se enfrenta a la iglesia, para que creamos en Zapatero en su lugar, nuestro nuevo mesías.


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