«Máquinas de memes»
Una de las discusiones más importantes sobre los
memes es que una parte de la comunidad científica, entre ellos los británicos
Richard Dawkins y
Susan Blackmore, consideran que el ser humano no es más que una «máquina de memes» (
ver art. anterior). Personalmente, creo que despreciar la existencia del «Yo» o del «Libre Albedrío» es ir demasiado lejos, por mucho que no se tenga hoy en día una explicación totalmente satisfactoria de cómo se generan o en qué lugar se almacenan, estos conceptos, siendo esta una actitud claramente
cientifísta. Sin ir más lejos, todos ustedes que están leyendo estas líneas, los autores mencionados, incluso el que les escribe, estamos hablando y teniendo conciencia sobre ello. Existen una forma de demostrar que
14, una máquina definida como tal no puede demostrar que lo es a su vez, por lo que en caso de hacer como hacemos las personas al descubrir el funcionamiento de nuestra mente, muestra que detrás de todo existe un nivel de conciencia superior. La replicación memética existe, pero esto no prueba que no haya algo más.
Por lo tanto, manteniendo la posibilidad de que en algún momento el ser humano como individuo pueda «despertar» y coger las riendas de su destino, las evidencias de que en ciertos momentos la Humanidad se comporta como un «ente automático» replicando ciertas consignas o dogmas inconsciente y sistemáticamente, son notorias. En la medida que esto es así y ocurre, todo parece indicar que la cuestión más importante de los memes que nos debe preocupar es si es posible conocer qué meme es necesario aplicar para provocar un efecto determinado en la sociedad que lo asimila. Hasta ahora, se observa como lo que se ha estudiado de los memes es una teoría de apoyo al estudio y comprensión de la evolución cultural de las sociedades, aunque no es utilizada normalmente en la comunidad científica más purista, debido seguramente a la dificultad para establecer una relación experimental y medible entre un meme y su efecto, o viceversa.
Sin embargo, en el terreno de las Ciencia Sociales o Humanistas (ámbito en el que se incluye la Documentación —Ciencia de la Información—) cuyos objetos de estudio son personas o las sociedades en las que se desenvuelven, es habitual el estudio de colectivos humanos siguiendo variaciones del método científico basadas en los objetivos como aproximaciones sucesivas
5, ante la dificultad de aislar dicho colectivo para experimentación, lo que además de complicado sería contraproducente, ya que se modificarían las condiciones del entorno social (por ejemplo: lo que ocurre en el programa de
Reality Show «Gran Hermano», no se corresponde con otra cosa que no sea la actitud de un grupo de personas encerradas. Es un estudio social, pero no un estudio de la sociedad)
Para poder realizar esta manipulación sobre un grupo, sería necesario lo siguiente:
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Información suficiente del grupo (datos estadísticos, censos, etc.)
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Planteamiento de objetivos y diseño de las correspondientes ideas o conceptos mediáticos atrayentes.
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Difusión al grupo.
Si se considera el grupo como el conjunto de la sociedad, resulta evidente que el que posee el mejor perfil para poder desempeñar la
ingeniería social correspondiente es el binomio Estado/Medios de comunicación, al poseer el primero toda la información posible de la sociedad bajo su «tutela». Todo el ejercito de asesores que tienen los jefes de gobierno al frente del mismo, albergan los conocimientos suficientes para diseñar los conceptos o
memes a transmitir, para luego difundirlos a las generaciones venideras a través del sistema público de educación. Por último, los medios de comunicación normalmente al servicio del poder político, pueden
transmitir de forma masiva dichas ideas al mayor número de individuos posible de forma simultánea, de forma que se pierda lo mínimo en transmisiones en cadena.
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Figura 3.— Ciclo de ingeniería social (fuente: elaboración propia) |
La fase que completaría el proceso, sería la de obtener de nuevo toda la información disponible de la sociedad para comparar resultados con la situación anterior y de esta forma, comprobar el nivel de adecuación del
meme transferido y su efecto (tal vez con esto se entienda mejor la costumbre de los famosos «globos sonda» con los que los gobiernos nos suelen obsequiar de vez en cuando). Todo este proceso formaría un ciclo (figura 3) con el que se podría realizar ingeniería social, «lanzando» noticias a través de los medios de comunicación sobre nuevas leyes, casos de corrupción que se destapan de sorpresa, mientras que tantos y tantos otros son silenciados, maniobras de distracción con casos truculentos en momentos adecuados, programas de televisión «ad-hoc» para este tipo de noticias (programas de crónica social o «rosa», deportivos, de debate como «59 segundos», etc), y por qué no,
atentados supuestamente perpetrados por grupos terroristas.
La difusión
Se podría profundizar algo más, especulando sobre algunos aspectos y personajes que normalmente acompañan a todo ciclo de ingeniería social, aunque la mayoría de las veces no se asuma con este nombre. En todo grupo humano, siempre surgen determinados «
roles», que se repiten. Por ejemplo, se atribuye a los lideres de ciertos grupos la difusión de una idea que el grupo sigue casi como autómatas. ¿Es esto posible? ¿puede un solo individuo «contagiar» de un
meme a un grupo, y que decir de una sociedad entera? ¿cómo si no han surgido las religiones del Cristianismo o el Islamismo, las cuales a la postre han definido culturas dominantes?
Personalmente, creo que la explicación de este fenómeno es que en ocasiones ciertos individuos saben conectar con la gente o simplemente tienen la fortuna suficiente para aprovechar ciertos
memes que ya están presentes entre la sociedad o incluso son inherentes a la condición humana, y que le permiten ser a su vez «fuentes» de otros
memes8. En el caso de la religión, el misticismo, la creencia en Dios, la necesidad de acudir a un «padre protector», y conceptos o
memes de este tipo serían los causantes, convirtiendo a la multitud en simples «receptores», «portadores» o «transmisores» de
memes. En casos generales, sería seguramente la mera necesidad de sentirse protegido, a salvo del atávico temor a «amenazas externas» que seguramente mantenemos de
nuestro ¿pasado? tribal.
No necesariamente esta capacidad ha de ser negativa, dependerá en última instancia de la intención del que conoce el efecto que un mártir, por ejemplo, puede causar entre la gente. Aunque por regla general no se puede esperar otra cosa distinta a la de que algunos se sirven de estas debilidades o características humanas para satisfacer su propia vanagloria, cuyas intenciones distan muy mucho de convertirse en mártires al servicio del pueblo. Más bien esperan que sean otros.
El macaco del Japón
La que puede ser la única evidencia experimental de los
memes, su transmisión y el efecto producido sobre un colectivo social, no es de humanos sino de monos, lo que no le resta ni un ápice de importancia ya que es al mismo tiempo una importante evidencia de la existencia de patrones culturales en especies distintas del ser humano. El
macata fustata es un sorprendente primate oriundo de la Isla de Koshima (Japón) acostumbrado a vivir en temperaturas gélidas, que un día por puro azar descubrió lo que era la higiene alimentaria y su «aliño», al tener que ingerir una batata sacada de las saladas aguas marinas, adonde había ido a parar por accidente
6. Lo realmente fascinante de este suceso, es que este descubrimiento fue aprendido por el primate y transmitido al resto de sus compañeros por imitación. No acaba aquí el fenómeno, ya que este proceso originado por un
meme simple, de gran poder atrayente y muy fácil de replicar, continua su expansión horizontalmente al resto del grupo y verticalmente a sus descendientes, sobreviviendo a los que lo iniciaron (considérese la transmisión de una generación a otra descendiente como «vertical», y la transmisión dentro de una misma generación como «horizontal»).
En este caso, un suceso aleatorio había cambiado claramente el curso de la historia de estos primates, y modificado sus costumbres. Seguramente a ninguno de los especímenes se le hubiera ocurrido que con algo tan simple se podía lograr que sus congéneres actuaran de una forma determinada, pero ¿y un humano?. Si alguno de nosotros tuviera la clave para lograr que los demás le consideraran alguien especial, un mesías, un elegido, ¿no haría uso de esa capacidad?. Más espeluznante es pensar ¿y si ha ocurrido ya?
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(12) Robles, R. Memética e Historia. Guadalajara (España): V Jornadas de Filosofía en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2002
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