lunes, 4 de junio de 2012

Recordando los inicios de la crisis

lunes, 4 de junio de 2012
Euros¿Es la deuda la causa de la crisis o es esta la que ha causado el déficit público?.   Para refrescar la memoria y no aburrir demasiado, en el vídeo al final del artículo, John Bird and John Fortune nos lo explicaban de una manera muy sencilla y amena hace ya cuatro años.

Por resumir, todo empezó cuando Alan Greenspan (presidente de la Reserva Federal o FED) decidió, sin que nadie le preguntara, limitar los intereses que los bancos podían cobrar por sus préstamos. Dicen que era por preocuparse de la gente sin ingresos, para que no tuviera que verse ahogada por préstamos a un gran interés.
 
El resultado, que nadie se preocupó en comprobar, limitar, ni regular (ni políticos, ni el FED), es que los Bancos y todo el tinglado de alrededor (agencias de valoración, etc), se buscaron la vida para mantener los ingresos (como la mayoría de nosotros hubiera hecho, todo hay que decirlo). El problema es que traspasaron cierto límite ético a la hora de llevar adelante las «habituales» practicas comerciales. Especularon, y no contentos con ello, mintieron, manipularon, estafaron y engañaron, vendiendo sin cuidado ni miramiento productos que no valían ni una décima parte de lo que aparentaban, a inocentes, ignorantes y por qué no vamos a decirlo, estúpidos ciudadanos. O simplemente, ciudadanos que pensaban que las leyes e instituciones estaban para protegerles.
 
Esto fue en los EUA. En Europa, con un sistema económico aún más compactado e indistinguible del poder político que al otro lado del océano, fue todo mucho más sencillo. A pesar de la jactancia de algunos sectores que critican la ausencia de intervención en la economía de los EUA, y se les llena la boca del sistema «de bienestar» europeo, en este continente sus políticos, completamente conchabados con el sistema financiero, carentes de iniciativa y de legitimidad, habían mirado hacía otro lado mientras se imitaban uno por uno los pasos que desde la otra orilla les decían. Nada les impedía haberlo evitado, pero no lo hicieron porque seguramente participan de ello. Un delito aún peor que el de los bancos.

lunes, 21 de mayo de 2012

El problema de la ciencia en España

lunes, 21 de mayo de 2012
Fuente: Muycomputer
El gobierno ha reducido nada más y nada menos que en un 25% el presupuesto en i+d+i. Esto al parecer supondrá un descalabro en el trabajo de muchos científicos que a duras penas habían logrado desempeñar su pasión en España. La mayoría de ellos han de volver al extranjero, comprobando desesperanzados como no hay futuro para la ciencia en España.

Todo país avanzado sabe que la ciencia no debe entenderse como un gasto, sino como una inversión. Yo añado que todo lo relacionado con las TIC comparte un grado de importancia similar. Esta radica en que la experiencia ha demostrado durante décadas que lo invertido en estas materias a la larga proporciona un capital de conocimiento que marca diferencias con el resto de países. Ayuda a crear soluciones y a abrir nuevos caminos cuando los viejos ya no valen, como por ejemplo basar la economía en los bienes inmuebles. En el ladrillo.

Las sociedades que han apostado en los últimos tiempos por la investigación, que tienen métodos para valorar las capacidades y de dar oportunidades a todo aquel que tiene una buena idea, son las que ahora lideran el gobierno mundial. Una única buena idea que logre fructificar, aunque tarde años en salir, puede cambiar el destino para las próximas décadas y ser rentabilizada con creces. Así ha ocurrido con Internet, con las redes sociales, con el buscador Google, y otros ejemplos que a buen seguro se podrían encontrar en otros ámbitos del conocimiento.

Es incoherente que se admita la necesidad de cambiar el modelo productivo y se recorte en este área. Alguno podrá pensar, ¿y las empresas? ¿acaso no se reivindica desde ciertos sectores que las subvenciones no son productivas?. Esto tiene gran parte de razón, pero el problema es que la tradición empresarial española es completamente contraria a estas ideas. Peor aún, cometen el error similar de recortar todavía más de donde no deben. Si ya las empresas dedicaban poco a la investigación y a la reinversión en su propio negocio para mejorarlo, para dar oportunidades a proyectos de cientificos e ingenieros, ahora todavía menos. Si alguien ha de cambiar esto son los únicos que el actual sistema permite que lo hagan: los políticos.
Fuente: Noticias Orange

Carmen Vela, secretaria de Estado para i+d+i, explica que con este presupuesto que se va a hacer ciencia «de calidad». Esto es como decir que hasta ahora no lo era. Haciendo de abogados del diablo, puedo creerme que gracias a las subvenciones hubiera mucha gente que vivía de ellas y no producía los resultados obtenidos. Pero si ahora ya se afirma disponer de una forma de conocer qué proyectos son los adecuados, lo que deberían hacer es aplicarlos, no reducir la inversión. Me temo que lo que se esconde es una confusión de conceptos al creer que lo mismo por menos dinero es «más calidad». Aún suponiendo que realmente se logre un rendimiento similar, lo que hace falta es una mayor apuesta por la investigación como principal forma de salir del atolladero, no mantenerse en los parámetros actuales que se han evidenciado como insuficientes. 

¿Que parte de culpa la tenemos la sociedad en España? ¿hasta que qué punto los partidos, tanto unos como otros, son los únicos responsables de la escasa tradición científica?

Creo que como dirigentes, son los políticos los principales y directos responsables. Si el sistema lo permitiera podríamos conocer el grado de implicación de la sociedad, la cual presumiblemente tiene poca voluntad y poca sensibilidad en este aspecto con lo que somos también culpables; pero ya que no nos dejan decidir, son los dirigentes los que acostumbrados a gobernar a golpe de decreto, sin embargo en este caso, no hacen nada o empeoran la situación.
Más información:

martes, 15 de mayo de 2012

Intercambio de rumores

martes, 15 de mayo de 2012
Los rumores ya no tienen límite tecnológico para difundirse como antaño


Dicen que el rumor es «la antesala de la noticia», pero llamar así a los rumores cuyas principales características son sus dudosas fuentes y veracidad más que discutible, es con toda probabilidad un disparate. Debería ser justamente todo lo contrario de la noticia.

Lo que pasa es que todos quieren ser los primeros. Y la audiencia lo aplaude. Además, el boom de las redes sociales amplifica los rumores de forma descontrolada. La inmediatez de la información que brinda Twitter, por ejemplo, tiene la contrapartida de difundir a gran velocidad todo tipo de bulos y leyendas urbanas, medias verdades cuya condición de dudosas les aleja de lo que ha de ser una información en condiciones. Un ejemplo concreto que tuvo una gran repercusión pero cuya veracidad pasó rápidamente a segundo plano, es el de un vídeo de una pareja aparentemente practicando sexo en la Universidad Politécnica de Valencia.

¿Era real? Es decir, ¿les han pillado in-fraganti o es todo un montaje para viralizar un vídeo? 

¡Qué más daba!

El problema de la «prensa al servicio del poder político tradicional», es que no puede competir con esta rapidez en la difusión, a pesar de intentarlo «haciéndose eco» de muchos de estos rumores. Como si quitarse la responsabilidad de su origen, le eximiera de la de difundirlos.

Este problema de los grandes medios es muy similar a la de las grandes compañías distribuidoras de contenidos, cultura, e información, que no les gusta que la gente pueda compartirla. Música, libros,... ¿por qué no los «rumores» también? Y la ceguera a la hora de solucionarlo es muy parecida, que suele pasar por bloquear Internet y las redes con medidas de censura. El monopolio de los rumores también desean controlarlo.

En el caso de los medios de información, la solución debería pasar, en lugar de intentar competir en inmediatez con  las redes mucho más eficaces para ello, su oferta debería ser aquella que no pueden ofrecer las redes sociales y microbloggin: la de dar noticias objetivas, contrastadas y de fuentes fiables y conocidas.

Pero me temo que esto no les interesa.

lunes, 23 de abril de 2012

Organizando la lectura

lunes, 23 de abril de 2012
Uno de los problemas que el exceso de información provoca es perderse en ella. La oferta es de tal magnitud y los criterios para seleccionarla tan complicados en algunas ocasiones, que el deseo de conocer puede convertirse en frustrante logrando lo contrario de lo que se pretende. A este exceso de información y a la falta de criterios para filtrar el ruido de la información relevante, se le ha llamado recientemente infoxicación (una especie de unión de los términos intoxicación+información)

Puede ocurrir también que se encuentre tanta cantidad de cosas interesantes que no se sepa cuando parar, ocupándonos demasiado de nuestro tiempo hasta dejar de hacer otras de mayor o igual importancia. En estos casos llega un momento en el que las personas en esta situaciónson incapaces de realizar planes a largo plazo, ya que siempre estan ocupados en otras pequeñas cosas que no aciertan a posponer. A este mal se le llama (no se asusten) procrastinación.

En este enlace hay una serie de consejos para poder evitar todos estos problemas, y organizar la lectura (digital o analógica, claro) de una manera óptima y consciente. El artículo está en inglés. Un día de estos lo traduciré o lo trataré con mayor profundidad, ya que lo merece. Pero básicamente se trata de aplicar el sentido común (como todas las cosas), definiendo nuestos objetivos personales, nuestro tiempo y recursos disponibles, y aplicando criterios objetivos para seleccionar las lecturas, si es posible.

Yo todavía estoy aplicando algunas cosas. Como ayuda he encontrado una herramienta que me ha parecido bastante buena: Instapaper. Tal vez la conozcan ya. Se trata de un servicio web que te permite almacenar o guardar enlaces, además de su contenido. Es decir, no sólo es posible volver a la fuente original, sino que esta puede ser leída dentro de la propia herramienta. El servicio convierte la página web fuente en un texto formateado, extrayendo la información principal. Para ello tan sólo es necesario tener un enlace (un bookmarlet) en la barra de favoritos. Una vez en la página de interés, se pulsa dicho enlace y se guarda automáticamente en tu cuenta de Instapaper.

bundlrAdicionalmente, es posible convertir uno o todos los enlaces de tu cuenta a un archivo de texto en varios formatos: de impresión, para el Kindle (moby)  o en ePub (otro formato de eBook). También es posible exportar todo a un archivo con extensión .csv. Gracias a esta funcionalidad nos permite salvar el escollo de tener que leerlo en la pantalla o gastar papel, llevando toda la información en un lector electrónico. Si además tiene wifi o 3G, se puede disponer de todos estos servicios directamente en el lector. Gracias al formateado de texto, que lo adapta para su lectura en este tipo de dispositivos, la lectura es mucho más satisfactoria que accediendo a ella directamente en el navegador web. Otra herramienta similar en cuanto a que permite guardar enlaces para su posterior estudio es Bundlr.com. Esta, aunque los organiza de forma más visual, no tiene funcionalidades de formateo de texto ni exportación.

No obstante hay que recordar que no son más que herramientas. No hacen el trabajo. Este, lo ha de hacer la persona. Si bien gracias a estos servicios es posible almacenar información de interés, en cualquier momento y desde cualquier lugar para tenerla disponible de igual forma; por este motivo se corre el riesgo de guardar indiscriminadamente demasiada información.

Con esta herramienta se facilita aprovechar el tiempo, posponiendo la lectura en los momentos que decidamos dedicar, sin ataduras físicas o temporales. Pero la tarea de seleccionar lo principal, esa, todavía la has de hacer tu.

domingo, 22 de abril de 2012

El consumismo

domingo, 22 de abril de 2012
Consumista mostrando un producto que considerará obsoleto un año después¿Es el llamado consumismo una consecuencia inevitable del capitalismo o mercado libre?. Esto puede ser tan cierto como decir que el crimen es una consecuencia de la libertad. ¿Donde está el límite entonces entre esto y la sana competencia, y sobre todo, quien lo establece? Parece que el llamado neoliberalismo sorprende de nuevo con otra contradicción. De nuevo, su idea de libertad les lleva al extremo, y por lo que se puede descubrir, convierten al consumismo en una de sus principales doctrinas. El deseo de no intervención en el mercado tiene como consecuencia llegar a admitir cualquier forma de comercialización, incluso fomentarla y elogiarla. Apenas se ponen límites a las técnicas de mercadotecnia utilizadas para lograr que los ciudadanos compren un determinado producto.

Por supuesto, ninguno de nosotros somos nadie para decir lo que es malo para alguien, esto es cierto, pero ¿y el conjunto de la sociedad? ¿y la medicina o la ciencia? ¿no tienen nada que decir?.  Una cosa es tener límites éticos flexibles, y otra cosa es desear no tener límite alguno. No saber distinguir entre vicio y placer, entre disfrute y necesidad, es ya un problema. Sin embargo, es muy sencillo hacerlo: por ejemplo, la cerveza no es un elemento indispensable para que el ser Humano sobreviva. Tomarse una cerveza un soleado domingo por la mañana en un parque, es un placer. Necesitar ir todos los días al bar a tomarse varias, no. Lo primero es disfrute, lo segundo, un vicio.

De forma similar, comprarse ocasionalmente lo último en tecnología, o un producto de una determinada marca en concreto, será por regla general, un capricho que podemos tomarnos ocasionalmente. Hacerlo siempre, convertir en una necesidad algo que no lo es en absoluto para subsistir habitualmente, es crear vicio. Si además, hacemos enormes colas días antes de la salida a venta de un producto, que no sabemos bien para qué, ni porqué, pero que necesitamos tener para creernos algo mejores, me atrevería a llamarlo enfermedad. Por creer que comprando un buen producto que no sea mediocre, vamos a dejar de serlo nosotros.

Una mujer fumando, símbolo absurdo de la liberación femenina., producto de la propaganda manipuladora.Bien, pues de esta forma han hecho multimillonarias ganancias algunas empresas, en diversos sectores. Empresas que han basado su publicidad en hacer pensar a la gente que van a ser mejores por tener un producto determinado, desde tecnología a automóviles. Y les ha funcionado. Si hay un ejemplo claro de vicio que además de inútil, es perjudicial para el ser Humano pero gracias al cual se han enriquecido ciertas personas, ese el el tabaco. Una de las pocas ocasiones en la que han surgido algunas voces de protesta.

El marketing o mercadotecnia, surgió como una forma de estudiar las necesidades de la sociedad, de forma que las empresas o iniciativas particulares que mejor las satisficieran, tuvieran mayor éxito. De esta forma, todos salían ganando. Todo el que tuviera algo que ofrecer que sirviera a la sociedad, era recompensado, y a cambio, la sociedad evolucionaba. Sin embargo, según diversas fuentes a las que he tenido acceso, esta situación cambio por completo tras la 2ª Guerra Mundial.

Los victoriosos Estados Unidos de América se convirtieron a partir de ese momento en los libertadores, en el ejemplo a seguir. Un país que desde sus inicios supo controlar al poder político, pero que nunca aprendió a controlar a su poder económico, se convirtió en el referente mundial y llamada a ser su 1ª potencia. En este caldo de cultivo surgieron ciertos nuevos personajes como los Rockefeller, o instituciones desvinculadas del poder político como la Reserva Federal (FED), que vendrían a decidir el destino de todos los habitantes del planeta.

Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud e inventor del término eufemístico «Relaciones públicas», para referirse a la manipulación de las masas.Otro de los nombres que intervinieron decisivamente en la configuración actual de la economía global, fue Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud. Edward utilizó lo que había aprendido de su tío para explotar económicamente las debilidades humanas. Se inició así la era del consumismo, por la cuál no era suficiente satisfacer las necesidades de la sociedad, sino que había que generarlas, crearlas donde no las había, convertirlas en vicios. Hoy en día esto continua igual, manifestándose en conceptos como la Obsolescencia Programada o el Diseño Emocional. Debido a estas técnicas los usuarios no consumirán productos ateniéndose a sus necesidades reales, sino en función del ansia económica de las empresas que mejor exploten sus debilidades, en la medida estas prácticas mercantilistas dificultan descubrir cuales son aquellas.

Volviendo a la pregunta del inicio, esta tendencia de mercadotecnia cada vez más aplaudida no ha existido siempre, como se ha visto. Todo sistema tiene a la degradación, por el simple principio de la termodinámica. Si no se toman medidas, finalmente, todos los defectos que inevitablemente tendrá cualquier sistema que se proponga en cualquier ámbito, acabarán por crecer hasta corromperlo. Estas técnicas de control emocional de las masas como el consumismo, que dificultan la solución de los problemas sociales, serían según este postulado, consecuencia de la dejadez y de la manipulación que la explota, para evitar que se intervenga. Es en estos casos, bien sea a través de la religión, de la política o de la economía,  donde se comprueba cómo el poder busca continuamente nuevas formas de perpetuarse.

viernes, 20 de abril de 2012

Alguien tendrá que decirlo

viernes, 20 de abril de 2012
Foto: Tecnofans. España, detrás de
Europa en nuevas tecnologías
Desde que comencé este proyecto mantengo todo el contacto que puedo con redes sociales, grupos y otros canales de noticias —como las clásicas suscripciones RSS, que todavía aguantan— de temáticas relacionadas con mis inquietudes. Me ha sorprendido gratamente comprobar como hay gran movimiento y sensibilización respecto a las nuevas tecnologías, la innovación, la investigación y el desarrollo:

Técnicas de «coaching», «autocoaching», «scrum manager», «herramientas canban», innovación, creatividad, productividad, mejora personal, y bla, bla, bla. Todo muy bonito. Son técnicas muy útiles y necesarias, de gran ayuda si el entorno está preparado para recibir esas mejoras. Métodos de gran valía cuando el problema eres tú, o tu entorno inmediato, tu departamento o tu empresa particular.

Sin embargo, esta efervescencia social contrasta con la actual situación de crisis, provocada por la total incapacidad del país de hacer prevalecer la productividad sobre la especulación. De la incapacidad de reconocer los méritos adecuadamente, y en dónde el nepotismo es el «Rey» de la selección de personal. Un país en donde los cargos importantes, sea del ámbito que sea, son de corte político y elegidos en consecuencia. Un país en donde la informática es relegada todo lo posible, cuyos colegios oficiales apenas son escuchados y todavía se esfuerzan en lograr, junto a una gran presión social, algo tan evidente como que la informática entre en el Consejo Asesor de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información. ¿Qué nos podemos esperar si una de la ingenierías que debería ser de las primeras a ser tenidas en cuenta en todo lo relacionado con las TIC, ha de sudar tinta para entrar en el organismo oficial correspondiente?

Con esto quiero decir que el problema en España no somos nosotros. Todas las técnicas y manuales mencionados anteriormente sólo pueden ser verdaderamente aprovechados si el entorno general no pone trabas a su desarrollo e implementación. De poco sirve ser un experto en management y liderazgo, si a la hora de la verdad has de rendir cuentas a alguien que tiene unos objetivos de tinte político, superpuestos a cualquier otro. De poco sirve ser un experto en gestión de información si tu superior apenas hace uso de ello, o no tiene ni idea de para lo que sirve. El problema de España es un problema de sistema. Es un problema endémico, esto es, que está generalizado, enraizado a nivel social, cultural y político.

Por esto que pienso que además de toda esta corriente necesaria que se preocupa del aprovechamiento de las nuevas tecnologías para la mejora de la creatividad, eficiencia y en definitiva, de la  productividad, apenas mencionen nada del verdadero problema que puede hacer totalmente inútil lo que con tanta efusividad intentan difundir: que la política en España tiene más importancia que el sentido común.


domingo, 15 de abril de 2012

Hundiéndose en la nube

domingo, 15 de abril de 2012

Microsoft apostó por «la nube» en sus productos de telefonía desde que desarrolló el Windows Phone 7. Como ya se comentaba en el artículo anterior, apostar por este relativamente nuevo paradigma basado totalmente en servicios y recursos «en-línea», tenía sentido para empresas como Apple y Google. Al no disponer de productos de escritorio previos con el suficiente éxito, esta era su mejor, por no decir única, salida estratégica. Sin embargo, a pesar de defender el uso de la nube, estas empresas no perdían de vista sus productos físicos, que no deja de sacar al mercado: sus iPhone o Google con sus innumerables Nexus uno tras otro, e incluso otras empresas nacidas en entornos restringidos como una red social como Facebook, buscan un sitio fuera del mundo virtual con sus propios dispositivos.

La empresa de Redmon al contrario, disponía de una de las mejores suites de ofimática para PC's de escritorio que se han programado: Office —Microsoft nunca ha destacado por la originalidad de los nombres—. El cliente de correo, agenda y gestor de tareas Outlook es uno de los más utilizados, de los más completos y que se sincronizan completamente con dispositivos portátiles —PDA's con SO Pocket PC—. Pero tenía un «defecto»: no requería necesariamente de una conexión a internet para funcionar, lo que impedía el llegar a acuerdos exclusivos con operadores de telefonía para monopolizar su uso y restringirlo plenamente a los designios de la compañía. Esta fue una de las claves del éxito comercial de Apple y su producto estrella: el iPhone. Esto, junto a cobrar por todo tipo de servicios, necesarios para utilizar el terminal.

Hay que señalar que esto no representaba apenas ventaja para los usuarios. Se trataba más bien de disimular una carencia de la empresa, y convertirla en una ventaja. Jobs, con su magistral «inteligencia escénica» y su «diseño emocional», abdujo a los consumidores para que ignoraran esta circunstancia y comprendieran que Apple era todo lo que necesitaban (sic).

La nube es una buena herramienta. Permite tener unos datos determinados disponibles para ser compartidos desde cualquier sitio con conexión a internet. Pero entre esto y, no tener más opción que tener todo en un servidor a kilómetros de distancia, hay un trecho —nunca mejor dicho— muy grande: problemas de seguridad, de privacidad, de confidencialidad, y de accesibilidad en caso de problemas de cobertura, lo que deja prácticamente inservibles los dispositivos. Es un cambio de paradigma, cuya idoneidad no nos han dejado decidirla.

Microsoft, en lugar de mejorar el paradigma tradicional en el que era líder, se intenta subir al carro y seguir los pasos del éxito comercial de Apple y Google, despreciando a sus usuarios de escritorio, que sólo como opción desean disfrutar de la nube y eligiendo ellos el contenido de lo que desean compartir.

En Apple ya sabemos que la libertad de los usuarios no es uno de su principales objetivos. Google no tiene más opción ya que son una empresa de software en red sin productos de hardware asociado  —antes de la salida al mercado de su Nexus ONE—, aunque tampoco muestra en ocasiones interés por los usuarios, cancelando productos repentinamente (Wave, Buzz, Code Search). De Facebook no es necesario hablar. Y Microsoft, pues lo mismo, pero con mucha menos gracia —su problema no son sus informáticos, sino su personal de Marketing—. El intento más reciente consiste en ofrecer como opción el almacenaje en la nube de nada más y nada menos que el mismísimo escritorio de nuestros equipos de sobremesa, con el nuevo sistema operativo Windows 8.

Sí, se presenta como una opción, cierto, pero visto que la nube es utilizada más como estratagema comercial que como valor añadido a los usuarios, no me fío nada. Y lo más gracioso del asunto es que lo presentan como una novedad, cuando esto ya existía.

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