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lunes, 29 de junio de 2015

Curiosidades sobre el Matrimonio Gay

lunes, 29 de junio de 2015
Logo de la Casa Blanca de los EEUU con motivo del día del Orgullo Gay
El matrimonio entre personas del mismo sexo poco a poco se está convirtiendo en una realidad en todo el mundo. En España es posible desde el año 2005 gracias a que el gobierno de por aquel entonces logró que se aprobara en el Parlamento como una de las medidas estrella y necesaria, pocos años antes de que la crisis comenzara, siendo el primer país tradicionalmente católico en hacerlo. Esta vez por referéndum y en otro país de similar tradición religiosa, Irlanda hizo lo propio hace no mucho. Pocos días antes del Día del Orgullo Gay, el en mundo no se habla de otra cosa gracias a que la Corte Suprema de los EEUU aprobó el matrimonio gay con aplicación a nivel federal. Esta decisión implica que la norma adquiere carácter de derecho básico constitucional, imponiéndose a los acuerdos previos que sobre esta materia se hubiesen aprobado por referéndum en cada uno de los Estados de la Unión.

Parece que es ya imparable la marcha hacía un escenario en donde tanto las parejas de un tipo como de otro, pueden formalizar su relación legalmente bajo la misma denominación de matrimonio. Esta norma ha ido adquiriendo un carácter inapelable y arrollador, provocando festejos en todo el mundo en cuanto surge alguna noticia sobre otro país que se suma al festival, logrando que se olviden otros problemas no menos graves. Los medios de comunicación hacen el habitual uso mediático de la circunstancia, a la que se suman profusamente la mayoría de los políticos, en una época en la que cada vez estos tienen menos capacidad para proponer medidas originales, o a poner sobre la mesa problemas cuya solución exige un esfuerzo que no se atreven a pedir. Esta noticia positiva por tanto, se transmite como un reguero de pólvora por los parlamentos de todos los países del mundo, hambrientos de medidas que les hagan parecer mejores frente a su electorado.



Una curiosidad sobre las que pocos reparan —tal vez por el temor a fijarse en detalles poco importantes que estropeen el ambiente de júbilo generalizado— es que la consideración de los derechos sobre «parejas» representa —salvo error— un precedente sin igual en la historia de la legislación, ya que hasta ahora los derechos eran exclusivamente referidos al individuo. Parece que hay ciertos aspectos —no sólo sobre el matrimonio gay sino sobre el propio y fundamental concepto de derecho— cuyo debate no ha sido lo suficientemente transmitido al resto de la sociedad. La defensa de la igualdad legal de las personas, se encamina a tener derechos y obligaciones iguales independientemente de cualquier aspecto sobre nuestra condición. Esto significa de forma inapelable que dos personas cualesquiera podrán establecer un acuerdo legal —familiar o de cualquier otro tipo— con cualquier otra. Las cuestiones son hasta qué punto la denominación de estos acuerdos es o no, un derecho fundamental y sobre todo, si cabe o no aplicarlo a colectivos, no sólo a individuos.

Sobre este asunto, otro de esos aspectos que al parecer se dan por asumidos y de los que nadie discute, es el de la aparente inutilidad de las uniones civiles. Esta figura legal surgió en los Países Bajos en 1998, precisamente para compensar la antigua situación en la que una persona no podía llegar a un acuerdo legal de pareja —casarse— con otra persona de su mismo sexo. Una vez se aprobó, parecía que el problema estaba resuelto. De hecho, no sólo fue utilizada por parejas homosexuales, sino que hasta un tercio de las uniones registradas eran heterosexuales. No había diferencia legal con el «matrimonio clásico». Esta situación concuerda con lo que recordamos —los que tenemos ya una cierta edad— de los años 80~90: el matrimonio era considerada una tradición carca y anticuada. Muchas parejas se «juntaban» e incluso tenían hijos, haciendo uso del matrimonio legal posteriormente, simplemente para obtener los beneficios que el estado proporciona a las familias. Alguien seguramente hubiera podido preguntarse si no era esta la fórmula correcta que debería haber existido siempre para todas las uniones en cuanto a su reconocimiento en textos legales, huyendo de denominaciones con reminiscencias de ámbitos culturales que le son ajenos. Hay que hacer hincapié sobre lo verdaderamente revolucionaria que hubiera sido esta medida, que implicaba que el matrimonio clásico de reminiscencias religiosas desaparecía nombrado como tal en las leyes, quedando simplemente una forma legal genérica aplicable a cualquier caso. El resto de aspectos hubieran quedado como costumbres sociales a la que cada uno se adhería o no, en función de sus preferencias.

No fue este el debate que hubo. Algunos grupos defensores de los derechos humanos alertaron a la sociedad de que al parecer, la solución adoptada inicialmente no era el camino correcto. La coexistencia en textos legales de «uniones civiles» con la de «matrimonios» está claro que es redundante y creaba una diferenciación, definida según estos grupos como «instituciones apartheid» —algo así como matrimonios «de primera» frente a otros «sucedáneos»—. Ningún grupo de opinión influyente propuso lo comentado que hubiera consistido en eliminar en textos legales la denominación clásica de «matrimonio» —por su reminiscencia cultural anacrónica— y llamarle a todo con la fórmula neutra «unión civil». En lugar de esto había que sustituir el significado pero dejando la denominación. De esta forma, «matrimonio» es la única manera legal de llamar a las uniones familiares, chocando con todo el legado cultural y religioso anterior en la que el matrimonio era una unión entre dos personas de distinto sexo. Llegados aquí, tal vez sería conveniente un pequeño resumen de lo que se ha dejado atrás.

Breve historia del matrimonio en la especie humana

Salvo alguna tribu perdida en la Selva del Amazonas, desde Asia hasta las civilizaciones precolombinas, pasando por África y Europa, el matrimonio ha existido en la practica totalidad de culturas desde tiempos inmemoriales. Como era habitual en las sociedades primitivas, la religión y el misticismo ocupaban una buena parte y justificación de sus costumbres y rituales. Es conocido también que la antigüedad de las relaciones homosexuales es tan vieja como la propia especie humana. Sin embargo, el matrimonio como institución religiosa sagrada y como unión de un hombre y una mujer, ha sido siempre la práctica habitual. No se tiene constancia de que haya existido previamente el «matrimonio gay». Lo más parecido sea tal vez un ritual de la edad media llamado «boda de semejanza», oficiado por la Iglesia Cristiana a las parejas homosexuales. Sin embargo, aunque la Iglesia reconocía y cuidaba de estas relaciones, no las consideraba matrimonio sino un «vinculo de hermandad».

¿Cuales han sido los motivos de esa diferenciación que lleva arrastrando la civilización humana desde el principio de los tiempos? El avispado lector se habrá dado cuenta de un pequeño detalle objetivo que apenas se ha mencionado brevemente hasta ahora en el artículo: la descendencia. Una hipótesis plausible del por qué de esta diferenciación ancestral e incluso del carácter sagrado de las uniones heterosexuales, es que de todas las formas de expresión sexual que existían y se realizaban habitualmente, sólo una de ellas era capaz de alcanzar la reproducción humana. En aquellos pretéritos tiempos de gran mortalidad infantil, la descendencia ocupaba una de las mayores preocupaciones de los grupos sociales. Probablemente por este hecho inevitable de nuestra propia naturaleza, unas uniones tenían un significado y valor social diferente al de otras, independientemente de la valoración que se tuviera de los individuos que la formaban y del seno cultural en el que se produjera.

Siempre es bueno superar viejos prejuicios. Aunque en este caso parece que ha existido una lucha entre dos bandos diferenciados con posturas antagónicas, en los que el resto de la sociedad acepta los postulados de los que ofrecen una mejor imagen social. Por un lado la Iglesia que no estaba dispuesta a hacer desaparecer el término matrimonio de la Ley, y por el otro, los cada vez más influyentes colectivos gay que deseaban tener reconocidas legalmente las uniones de pareja, en igualdad de condiciones. Es obvio que la igualdad de estos últimos para acceder a los beneficios que las uniones familiares obtienen del estado, así como el reconocimiento social eran innegables, pero ¿se han puesto sobre la mesa todas las opciones? ¿han intervenido otro tipo de intereses o grupos antirreligiosos —por ejemplo, los cientificistas— en las negociaciones? ¿han aceptado realmente de buen grado y conscientemente la sociedad las decisiones políticas? ¿se ha evolucionado socialmente o en realidad se ha sucumbido al populismo de los políticos o a intereses de grupos de opinión influyentes? ¿tiene algo que ver el problema de un país como EEUU con el de Holanda, o España? Actualmente se continúa confundiendo el reconocimiento legal de los derechos de los individuos homosexuales con las denominaciones de uniones que como se ha visto, son diferentes objetivamente. Incluso se dan como prueba las bodas de semejanza medievales, sin reparar que ni siquiera en ese caso eran consideradas matrimonio, sin que este hecho implique un menosprecio de una Iglesia que eso sí, mostraba una cara mucho más amable y sensata que la actual.

Pero ¿que es toda esta fría lógica comparada con el amor? El amor al final, como todos sabemos, es el que mueve el Mundo... ¿no?


martes, 17 de marzo de 2015

La voluntad de la masa

martes, 17 de marzo de 2015


¿Cuándo hay democracia? ¿es cuando una minoría decide la forma de un sistema político? ¿o es por el contrario cuando la mayoría aplica su criterio como un rodillo sobre los discrepantes y las minorías? ¿puede alcanzarse, si no hay una democracia previa para decidir? aunque ¿no es precisamente cuando no hay democracia, cuando se desea alcanzar?

La democracia es un concepto pintoresco que es usado actualmente para todo. Desde decidir cuál es la octava maravilla del mundo hasta la independencia de territorios. Pasando por las definiciones de la Wikipedia. La democracia es usada al parecer, como una especie de «agua bendita» con la que todo adquiere mágicamente legitimidad inapelable y se convierte en «la verdad absoluta». Esto ocurre seguramente en las sociedades en las que se acostumbra a seguir a líderes mesiánicos como borregos, con la simple diferencia de que ahora la religión a la que adoran la llaman de otra manera.

Ha llovido mucho desde que en la Grecia Clásica se inventaran el concepto. Las sociedades son ahora mucho más grandes y heterogéneas que las Ciudades Estado helenas, y por tanto, más complicadas de gobernar. Afortunadamente, desde hace unas décadas se puede decir que están mucho mejor comunicadas. En cualquier caso, ha sido necesario estrujarse la cabeza bastante ingeniando métodos para que, la aspiración de algunas sociedades en dejar atrás el pasado tribal de la especie humana, se lograse.

El problema es que en efecto, la democracia no puede ser cualquier cosa que se decida por mayoría. El gobierno del pueblo sólo puede ser digno de tal nombre si cumple necesariamente unos mínimos lógicos. Y al hablar de lógica nos referimos a esos conceptos universales que precisamente comenzaron a manejar en aquella lejana época en la Antigua Grecia. Y esa lógica nos dice que para que haya un «gobierno del pueblo», primero hay que definir este. La manera más sencilla de hacerlo sin meterse en extraños recovecos es la de definir al pueblo como el conjunto de todos y cada uno de los individuos libres e iguales que existen en un momento determinado, dentro de un área geográfica —limitada en un primer momento— sin distinción alguna de raza, sexo o ideología. Personas, simple y llanamente personas. Recordemos, hablamos de lógica, no de ideologías.

Pero no iba a ser tan sencillo como coger un papel y ponerse a resolver un problema de matemáticas. El problema al introducir la variable «personas» en nuestra definición tiene el problema de que estas, las personas, no somos conceptos plenamente definidos mediante la ciencia. No es posible garantizar que el funcionamiento «lógico» de un sistema político sea comprendido y llevado a la práctica por todo ese conjunto de individuos que forman «el pueblo».

Por tanto, para hablar de democracia es necesario tener en cuenta de forma inseparable dos cosas: la definición lógica del sistema en cuanto trate a las personas como individuos iguales y libres, y les dote de los mecanismos adecuados para que la sociedad que forman se autogobierne, como el grado de conocimiento, responsabilidad y necesidad social de usar correctamente dichos mecanismos. Cualquier vende-motos que nos hable de un aspecto sin tener en cuenta el otro, pues eso, nos está vendiendo la moto. O se la vendieron a él antes.

Los límites de la democracia 

Todos tendrán en mente el sagrado principio de que si bien ha de prevalecer siempre la voluntad de la mayoría, esa voluntad ha de ser razonable para ser legítima, pues la minoría posee derechos iguales, que leyes iguales deben proteger, y violar esto sería opresión.

De todo esto se deduce que no se debe valorar de la misma manera el método utilizado para lograr un resultado, que las consecuencias del mismo. Una decisión tomada por mayoría puede tener consecuencias que afecten al propio método que la ha hecho posible. ¿Cómo se defiende un sistema de las decisiones tomadas gracias al propio sistema? Se pueden imaginar que esta es una paradoja que tiene difícil solución y peor explicación, pero este es tal vez el principal motivo por el que la separación de poderes es un pilar fundamental en toda democracia. Opine lo que opine la mayoría.

El huevo o la gallina

El Siglo XX estuvo cargado de grandes descubrimientos, logros y también como sabemos, de grandes y desgraciados errores. Un siglo de grandes contrastes, en el que la Humanidad tenía el mundo ya completamente descubierto y a sus pies. Si la relatividad de Einstein destrozó el concepto de realidad absoluta y la mecánica cuántica el determinismo, los sistemas lógicos sufrieron también una gran conmoción cuando el matemático checo Kurt Gödel pronunció una serie de enunciados que volverían a tambalear los cimientos del mundo mecanicista, ordenado y predecible que desde Isaac Newton, la humanidad creía tener a su alrededor: los Teoremas de incompletitud de Gödel.

Gödel demostró que por esfuerzo que pongamos intentando definir cualquier sistema lógico —la lógica no deja de ser un sistema matemático— nunca jamás de los jamases, este podrá ser al mismo tiempo, coherente y completo. Nuestro estupendo y flamante sistema político podrá ser completamente coherente, pero por mucho aprecio que le tengamos, no podrá demostrarse a sí mismo. ¿Donde debemos buscar pues su fundamento? ¿cómo se demuestra que es el «menos malo»?

El aspecto más sorprendente que se deduce de lo comentado es que todas las cosas deben su fundamento a una causa externa. No me pregunten cómo es posible aplicar esto para el universo al conjunto —¿qué clase de «causa externa» puede demostrar o «crear» el Universo?—. Más que nada porque ya he comentado antes —con toda la intención— que hablamos de un área limitada. No obstante si la duda les corroe la existencia pueden preguntarle a científicos y divulgadores como Paul Davies, Stephen Hawkins o Roger Penrose, que llevan varias décadas intentando darle respuesta. Si aún así no les satisface la que puedan darle, saben que existen otro tipo de instituciones que vienen dando respuestas a estas incógnitas desde hace milenios, pero aquí si que ya, si no les importa, les dejo que sean ustedes los que tomen la decisión. No es cosa mía.

Otro de los grandes retos que quedan por descubrir es uno que llevamos dentro de nuestra cabecita: la consciencia. Resulta que esto que nuestra mente realiza sin relativa dificultad, no ha logrado ser reproducido en ningún sistema tecnológico, por complicados y potentes que seanAlan Turing «sabía» que la máquina que construyó para descifrar el Código Enigma lograría tarde o temprano su objetivo. Si embargo, esa consciencia que el gran científico y matemático había alcanzado enlazando proposiciones lógicas y matemáticas en principio, inconexas entre sí, no la podía tener su máquina. Gracias a nuestra consciencia, de alguna manera, en determinadas condiciones tras un largo proceso de experimentación y estudio, logramos ser nuestra propia «causa externa» por la cuál el conocimiento llega hasta nosotros.

En nuestro caso particular, la elección del sistema político no depende tanto del propio sistema como de nosotros mismos. Las antiguas tribus, las monarquías absolutistas y aún hoy en día los regímenes teocráticos, «justifican» su sistema político por la acción de una «causa externa» de origen místico o divino —en los nacionalismos es «la nación» lo que está por encima del individuo—. De esta manera, nuestra democracia llegará no por su infalibilidad, sino por ser el más lógico —por no decir el único— de los sistemas que no implican ninguna causa externa más que a los individuos que lo forman. Sólo hace falta que seamos conscientes de su necesidad.

La masa

Ahora viene la pregunta clave del asunto ¿cómo se logra la democracia en los parámetros mencionados? ¿puede venir la democracia de una decisión no democrática? Una vez más volvemos a la pregunta inicial ¿cuándo hay democracia?

Aunque parezca una perogrullada, si se desea la democracia es porque el sistema que hay, no lo es. Tanto este motivo como la forma del nuevo sistema político, no tienen mayor veracidad y justificación que la que cada uno de nosotros deseemos darle. Se trata en efecto, de que tras muchos años de experiencia y de sufrir decepciones, un buen día, sin poder explicar cómo, «sabemos» que hay que hacer algo. Y que ese algo ha de ser compartido, ya que de otra forma, ni sería lógico ni sería democrático. Imponer soluciones, por buenas que parezcan —incluso si realmente lo son— no va a ser aceptado y no funcionará si el resto no comparten el mismo optimismo. Porque la democracia, además de cumplir con esos mínimos lógicos, ha de ser aceptada para que funcione.

Durante los sucesos del 15M y de los movimientos #ocupalaplaza, una persona que participó activamente en ellos me dijo que al final, todo era una cuestión de voluntad de las masas. La verdad, no suena bien que una «masa» sea la que decida. Pero lo cierto es que ¿acaso somos nosotros mejores para imponer sobre los demás? El pueblo entendido como masa es la manera en cómo los regímenes totalitarios —absolutismos, dictaduras, nacionalismos— tratan a las personas que forman una sociedad. Cuando el pueblo carece de los mecanismos adecuados —cuando no hay democracia— sólo puede expresarse inicialmente como masa. Esta puede ocasionar revoluciones, derrocar dictaduras o lograr independencias, para traer algo igual o peor. La masa puede equivocarse, y seguramente lo hace casi siempre. Pero quizás, pasado un tiempo considerando a todos y a todas las opciones, la masa aprenda. Tal vez la masa pueda acertar. Entonces y sólo entonces, cuando esto ocurre, se le puede llamar democracia.


martes, 17 de junio de 2014

La educación necesaria

martes, 17 de junio de 2014
La autoeducación es, creo firmemente, el único tipo de educación que existe.
Isaac Asimov

Imagen: Flickr
 ¿Está la educación diseñada para ayudarnos, o realmente de lo que se trata es formar a carne de cañón para el mundo laboral? ¿qué función cumple la universidad en este ámbito? En la oferta laboral de un país cuya economía consiste en servicios y turismo, los puestos que venían siendo desempeñados por técnicos provenientes de la Formación Profesional, son ahora ocupados en muchas ocasiones por universitarios que han pasado años hacinados en las universidades de la época de la burbuja, estudiando unas carreras que ahora no pueden aprovechar como pensaban. Esto hace preguntarse a mucha gente si realmente no será más práctico hacer un curso a distancia como por ejemplo los de la conocida CEAC.

Isaac Asimov, conocido divulgador científico y escritor de ciencia-ficción, autor de la frase que encabeza el artículo, opinaba que la educación tradicional tenía un excesivo carácter impuesto: todo el mundo ha de aprender lo mismo, en el mismo lugar y al mismo ritmo, sin tener en cuenta los gustos, las necesidades y las capacidades de cada alumno. Asimov venía a decir que por encima de un mínimo necesario para asegurar una base educativa común, debería existir un punto en donde fueran las circunstancias de cada persona las que decidieran la línea futura, sin estar constreñidos por los actuales rígidos patrones educativos.


El educador y escritor Sir Ken Robinson, opinaba unos años después de forma similar. Para él, la educación sigue unos patrones obsoletos, originados en la época de la Revolución Industrial y orientados a formar a la gente en las áreas más técnicas, dejando la parte más creativa y artística en segundo lugar. Robinson critica que actualmente en las escuelas se forma a los alumnos para desenvolverse en entornos ordenados y predecibles, donde las matemáticas ocupan un papel primordial. Sin embargo, es cuando ocurre lo inesperado y los planes se vienen abajo —como en la crisis actual—, cuando hay que usar esa parte creativa e imaginativa actualmente menospreciada, para salir del atolladero.


El todo caso, cualquiera de los que hemos recibido educación pública en los últimos 40 años podemos coincidir en que ésta no se corresponde adecuadamente con lo que posteriormente, en el mundo adulto y laboral, nos encontramos. Durante la Transición, con el advenimiento de las nuevas fuerzas políticas, se transmitió un optimismo que esas mismas fuerzas políticas destrozaron con su mal ejemplo. En el ambiente laboral, el caciquismo, el peloteo, la sumisión y el nepotismo, conceptos que no entraban en ninguna asignatura, son sin embargo una norma excesivamente necesaria para desenvolverse.

Nos vendieron un mundo en el que la lógica, la educación y el respeto entre iguales debía ser la norma. Pero la diferencia con el mundo que uno se encuentra cuando acaba la formación académica es de tal calibre, que difícilmente se puede evitar pensar que de lo que se trataba —y probablemente se trate— en el fondo, es crear a marionetas al servicio de unos intereses que poco tienen que ver con nuestro desarrollo personal.

Ahora bien, lo queramos o no, ese es el mundo que nos ha tocado vivir. Lamentarnos no sirve de nada, y es necesario conocer cómo funciona y cuales son esas normas reales que nadie nos ha contado, para encaminar nuestra vida lo más cerca posible de nuestros objetivos y nuestros sueños.

Los títulos oficiales en España tienen el mismo valor que algunos artículos de la Constitución Española de 1978. Aquellos que defienden la igualdad de los ciudadanos, por ejemplo. Ambos casos son igualmente oficiales y defendidos por el Estado, pero los problemas que estas afirmaciones adolecen en su realización práctica, responden a una laxitud legal y formal que se arrastra desde sus orígenes, a la que las instituciones oficiales y empresas se acogen para lo que les interesa. Como consecuencia, los títulos apenas tienen mayor valor que para establecer filtros en convocatorias, normalmente de puestos por debajo de la capacitación teórica de lo que se exige.

En definitiva, dentro de los engranajes del funcionamiento de la sociedad, los títulos son necesarios y hasta cierto punto convenientes. Pero se ha de tener muy en cuenta que por ellos mismos, no te aseguran absolutamente nada. Es en tu día a día laboral, donde vas a forjar tu futuro, y donde te van a ser necesarias todas las aptitudes posibles. Estas las habrás obtenido probablemente durante tu vida académica, pero con toda seguridad que te serán necesarias muchas otras —seguramente, inconexas con tu formación anterior— si no deseas verte arrollado por la realidad.

viernes, 5 de abril de 2013

¿Monarquía o República?

viernes, 5 de abril de 2013

La Historia de España, sobre todo la más reciente, ha marcado de tintes ideológicos cada uno de estos conceptos, siendo muy complicado evitar la asociación monarquía-derecha/república-izquierda. Sin embargo, repúblicas como los Estados Unidos o Alemania, difícilmente se pueden asociar exclusivamente a la izquierda. El problema, pues, parece ser interno.

Para que la sociedad pueda decidir sobre este asunto, sería conveniente resolver primero esta confusión. Que se den estas asociaciones tan simplistas aún hoy en día, es seguramente reflejo de un problema endémico que se arrastra. Nunca se ha hecho frente a esta disyuntiva, ya que cada vez que ha surgido una nueva constitución o ha caído una monarquía, las cosas han venido dadas para el pueblo.

Éste, se ha encontrado con tener que aceptar noblezas aristocráticas en las monarquías, o castas oligárquicas en las repúblicas. Nuestro problema no es realmente la forma de Estado, sino el llevar arrastrando una sociedad basada en el caciquismo. Quitar a un rey para poner en su lugar a una «estirpe» de políticos que va a ocupar el cargo de máxima autoridad del Estado, sin que existan mecanismos de control y equilibrio que regulen un poder idéntico al de un monarca, no hace más que continuar el problema.

La Transición es otro más de esos pasos inacabados en los que determinados poderes volvieron a decidir por el pueblo en lo más importante. El Rey cumplió un papel fundamental en aquel periodo histórico, en el que según dicen algunos expertos, la sociedad no estaba capacitada tras el sufrimiento de más de 40 años de enfrentamiento en la Guerra Civil y el resentimiento de la dictadura, todavía sin superar. Y probablemente fuese cierto.

Pero pasados ya más de 30 años desde entonces, nunca parece estar preparada la sociedad, ni se hace nada para que así sea. Mientras en otros países la monarquía no es más que un recuerdo del pasado, en España el motivo principal para justificar esta institución continúa siendo el mismo: que la sociedad «necesita» la figura de un Rey.

El problema surge cuando esta institución se ve envuelta en escándalos bochornosos y su «función» parece consistir en aprovecharse de la ignorancia en la que se mantiene a la sociedad, a la que debería servir.

No se trata de discutir sobre la forma de Estado, ni de dudar de la importancia que en el pasado tuvo la figura de la monarquía. Se trata de identificar y solucionar aquellas trabas que impiden que la sociedad tenga la madurez suficiente como para poder decidir. La misma madurez que hace que esta figura, de una vez por todas, deje de ser necesaria.

Nota: este texto se redactó hace pocos días para colaborar en un proyecto de graduación, a petición de  una de sus participantes (antes de los recientes sucesos relacionados con la Infanta Cristina)
Más información en: woMet - Metropolitan Women's Magazine (@wo_Met)

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La crísis como síntoma de un mal antiguo

miércoles, 26 de septiembre de 2012
La sociedad se enfrenta constantemente a su autoorganización


¿Qué es peor de la crisis, ella en sí misma, o que la están padeciendo los más débiles en lugar de los más ricos y poderosos? Hay algunas opiniones que piensan que esta situación por la cuál las diferencias entre clases se están acentuando responde a motivos ideológicos. Un resurgir del tradicional paradigma de la izquierda de «lucha de clases», que tanto entusiasma al sindicalismo en España. 

Este concepto asume de origen unas diferencias en la sociedad debido a las cuales esta se divide en clases. Y postula que estas están por naturaleza, enfrentadas. Nunca me ha gustado esta idea. Puede que fuera cierta en épocas pretéritas, pero el mundo moderno se ha caracterizado por la búsqueda de la igualdad de oportunidad, de forma que siendo cualquiera que fuera la clase en la que uno nace, está en su mano la oportunidad para cambiar su estatus. La igualdad ha de consistir por parte de los Estados modernos, en proveer a las «clases» más desfavorecidas de los medios que otras clases disponen para lograr sus fines (becas, subvenciones, etc.). Naturalmente, estas ayudas con fondos públicos han de someterse a algún tipo de auditoría, ya que de otra forma pueden utilizarse como pretexto para otros fines (electoralistas, políticos, particulares, demagógicos, populistas, etc.). En definitiva, para no extendernos, se trata de lograr que las clases no necesiten enfrentarse entre si, que la sociedad pueda entenderse como un todo, y que las diferencias por nacimiento puedan ser mitigadas, pero siempre y cuando el afectado así lo desee. La «lucha de clases» y quien defiende su existencia,  se alimentan de lo contrario, de mantener en constante enfrentamiento a la sociedad por haber nacido en entornos distintos. Una idea que me parece abominable de ser así.

Ahora bien, ¿se ha conseguido esa igualdad de oportunidad? Durante un tiempo a muchos de nosotros nos ha parecido que sí. Si comparamos los medios con los que cuenta la sociedad desde sus más bajos estamentos con los de otras épocas, podemos pensar que así es. Sin embargo, si observamos más detenidamente se puede ver como lo que ha aumentado es el nivel general, manteniéndose las diferencias prácticamente intactas. Por añadidura, el aumento de este nivel general ha sido a costa de aumentar las diferencias con otros países, o incluso sumirlos en el caos y la guerra para obtener sus productos. 

En Europa, las antiguas divisiones de clases se fueron suavizando gracias a diferentes revoluciones sociales, pero nunca se logró completamente el objetivo. Más bien, los ánimos se lograron calmar trasladando el problema a otra parte, fuera de nuestras fronteras. En los EUA se logró partir de un estatus inicial de la sociedad mucho más igualitario, sin embargo, los poderes económicos que han surgido allí y que han llegado a dominar el mundo, han creado otra clase aristocrática tan absolutista y dictatorial como las que habían en el viejo continente. Por tanto, no es que la lucha de clases cobre de nuevo sentido debido a que las clases dirigentes deseen retomarla y empobrecer a la sociedad, por motivos ideológicos. Lo creo por dos razones, además de lo mencionado:

Primero, a estas alturas la ideología no es más que una herramienta para contentar a las hordas de fanáticos que siguen incondicionalmente a los grupos políticos mayoritarios. En ultima instancia es simplemente el deseo de poder y dinero, independientemente del partido o «poder fáctico» que sea, los que motivan sus actos.

Y segundo, cualquier sistema, incluidas las dictaduras, sabe que la clase media es un valor indispensable si no se desea hundir definitivamente al país, con ellos detrás. La clase media ha sido y es, el objetivo a «exprimir» u «ordeñar», pero no aniquilar. ¿A qué obedece entonces este empobrecimiento que está afectando a las clases más desfavorecidas?: Simplemente, los recursos no son los mismos que antes, debido a que la población ha aumentado y nos hemos hecho más dependientes de la energía. Más cómodos. 

Consumo indiscriminado de recursos de una sociedad que no sabe ponerse límites

Mientras tanto, se ha vivido aceptablemente, engañados a base de mejorar artificialmente el nivel de las clases bajas, o incluso, de dejar entrar a ciertos grupos influyentes en las clases dirigentes para que formaran parte de ellas. Pero se han ignorado los problemas que habían de fondo. Problemas de control de las élites, de control de los políticos, de control de la economía y sobre todo, de obtención de recursos con los que contentar a una sociedad cada vez más acomodada y que exige más. No se ha hecho nada por solucionar todo esto, y ahora que el sistema empieza a hacer agua, no esperemos que sea afrontada por todos por igual. La élites políticas y financieras que nos habían tenido la boca tapada con demagogia, subvenciones o canales de tv, que ya nos tienen donde ellos querían, acomodados y vendidos al sistema, nos lo hacen pagar. 

En resumen, el problema de ahora no es nuevo, es el de siempre, que es la ausencia de democracia. Pero una democracia que exija cierto esfuerzo a la sociedad, que se ponga límites, no la que se alimenta de demagogia. Y ahora que el sistema se hunde, son los de abajo los que pagan. Ahora se evidencia el síntoma, pero el mal es antiguo.

martes, 24 de mayo de 2011

Partido de los Parados

martes, 24 de mayo de 2011
La historia a continuación se desarrolla en un escenario regido por las reglas del sistema político español, las cuales son aproximadamente las siguientes:
  • Los partidos son la máxima, única e indispensable supuesta representación de la democracia.
  • El ciudadano vota a un partido, pero el reparto de escaños se realiza como si votara a candidatos, aunque estos los ponga el partido y estén bajo su disciplina.
  • El voto de los ciudadanos no vale igual, ya que se votan a candidatos que han de tener un mínimo de votos distinto para obtener representación, según la provincia a la que pertenezca.
  • Estas circunstancias provocan que el ciudadano no puede votar ni al candidato, ya que lo pone el partido, ni a su partido de preferencia si no es mayoritario, ya que únicamente estos obtienen representación.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Conflicto de los controladores: aclaraciones

domingo, 12 de diciembre de 2010
He leído recientemente un artículo; cuyo autor no se que debe tener en contra de los controladores en concreto que les llega a calificar como chulos y mafiosos, como si se acabara de entrerar que aquí el que no monta su mafia particular, llámese partido, sindicato o colegio, no se come un rosco; que aparte de demostrar los temores y sospechas a los que me refería en el anterior artículo, hace necesario realizar algunas aclaraciones complementarias. Las enumero a continuación:
  1. No se trata de quien tiene razón y quien no. Tenerla no la tienen ni los controladores y sus representantes, ni el gobierno. Ambos han realizado un uso abusivo del poder, pero el gobierno tiene menos razón por ser el primero en hacerlo, iniciando la provocación.
  2. Los controladores se equivocaron respondiendo con lo único que podían ante un abuso del poder. Se equivocaron porque implicaron involuntariamente a miles de personas. Pero esa reacción hubiera sido la lógica y natural de cualquiera de nosotros si tuviera capacidad para responder ante una situación intimidatoria y provocadora.
  3. Si los controladores estan especial o injustamente privilegiados, es otro problema. Si no hay efectivos suficientes, es otro problema. Si se han construido aeropuertos deficitarios es también otro problema. Pero esta situación existe gracias a que el gobierno la ha permitido durante años y no es solución un decreto el día de antes de un puente invalidando de forma unilateral y mediante la fuerza cohactiva del Estado unas negociaciones. No es solución en una democracia, claro.
  4. Que todo esto ha sido calculado, estudiado y planeado por el gobierno para, conociendo la reacción de los controladores y la respuesta de la sociedad española poniéndose en su contra, no me cabe la menor duda. No tengo pruebas, solo teorías muy plausibles. Pero la cuestión es que sea cierto o no que ha sido provocado, el resultado es precisamente ese: que a pesar de ser el gobierno igual o más responsable de la situación, es el claro e injustamente beneficiado.
  5. Para colmo, el resultado final es que unos ciudadanos que tuvieron la ocurrencia en su día de dedicarse al oficio de controlador aéreo, han de ir  su trabajo supervisados por militares, enviados por los mismos que no ha sido capaces de acordar solución a sus problemas, y que a pesar de ello cobran también de su «privilegiado» sueldo.
Esto solo tiene para mi un claro pero triste precedente, las elecciones del 14M de 2004: Rubalcaba fue un protagonista destacado (igual que ahora) con las manifestaciones convocadas gracias a SMS el 13M. Se postularon teorías en las que se implicaba de forma activa a su partido en los sucesos (igual que ahora), teorías que aún sin poderse demostrar, arrojaban un hecho evidente: el beneficiado había sido el PSOE. Igual que ahora.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Los políticos en las redes sociales

domingo, 5 de septiembre de 2010

imageEl éxito actual de las redes sociales y la web en general, han ocasionado que se hayan convertido el lugar por excelencia donde la gente puede manifestar sus preocupaciones, protestas, reivindicaciones, y, en definitiva, su opinión ante la marcha que su país o su entorno social sufre debido a los actos que los políticos, en el supuesto acto de representarles, efectúan. Cada vez son más los grupos y páginas que proliferan por La Red manifestando lo deficiente del sistema político

Un bar cualquieraAunque esta situación debe ser común a todos los países(1), en España resulta especialmente llamativo el contraste entre la visceralidad que se emplea en muchas de las clásicas conversaciones de barra de bar en donde se ponen verdes a los políticos, frente la escasa o nula posibilidad de participación social en la vida política. Tal vez una sea consecuencia de la otra. Aunque muchas de las veces se dice mucho pero se hace poco, y cuando se hace, es para criticar al vecino, es muy probable que si existieran mecanismos para que los políticos tuvieran que dejar su cómodo asiento de representante en caso de disgusto de su electorado, estos muy probablemente actuarían con más cuidado y las enconadas discusiones en los numerosos bares que dominan la geografía española no serían tan habituales, o algo más sosegadas. Con Internet, esta situación se ha generalizado mucho más, ampliando la tertulia a mucha más gente.

Diría que debido a esto, y ante el temor de la posibilidad de que los ciudadanos se comuniquen mejor y aúnen fuerzas en el objetivo de solucionar problemas comunes, los políticos han decidido involucrarse en las redes para no quedarse apartados, descolgados y sin posibilidad de influencia. Como chiquillos que se sienten despachados por su grupillo de amistades que no les «ajuntan», parece ser que la última moda es meterse en medio de los que hasta hace poco no querían saber nada de ellos, más que para obtener su voto.

El presidente de México, Felipe Calderón El problema es cuando estos políticos se han de medir a otros ciudadanos, en un medio no controlado por ellos y en una igualdad a la que no están acostumbrados. Con la prudencia que la distancia de los hechos aconseja, parece que esto es lo que le ha ocurrido al presidente de México, Felipe Calderón, el cual no le ha venido nada bien rodearse de sus conciudadanos y menos aún, escuchar lo que tienen que decirle, a pesar de que como representante, eso es precisamente lo que ha de hacer. Le guste o no, es su trabajo.

La candidata de Zapatero, para la presidencia de la Comunidad de Madrid, Trinidad Gimenéz Mucho más cerca, en España, la inminencia de las primarias del Partido Socialista para la Comunidad de Madrid, ha provocado que uno de sus candidatos poco menos que «acose» a los usuarios con mensajes de campaña que no les han pedido.

Para mi el mensaje es claro: si los políticos no dejan meternos en su vida política para valorarla, entonces que no se metan en la vida de los que sufren dichas consecuencias, y que les pagan a pesar de ello.

↑(1) Según este estudio visto en Ciudadanos en la red (nombre muy propio para el asunto en cuestión), en los países del área mediterránea parece que hay un mayor desfase entre los ciudadanos y sus representantes, dando lugar al fenómeno del anti-partido.

domingo, 28 de febrero de 2010

«entre todos»

domingo, 28 de febrero de 2010
Me entero que hay una serie de organizaciones que buscan soluciones a la crisis. Bueno, que en realidad pretenden que las busquen los demás. Estas son, y lamento hacerles promoción, estoloarreglamosentretodos y fundacionconfianza.

Si es como se cuenta y han salido en televisión, además de que se nota por el diseño de las páginas web y los participantes en los videos que cuentan con poderosos promocionadores y patrocinadores, sería toda una muestra de que detrás se encuentra el apoyo del poder político-mediático, y otra farsa más similar a la del Plan E, que lo único que puede conseguir es el gasto de más fondos públicos para que los responsables eviten tener que dar cuenta de ello.

zp-guerra-pajin-aido-minero-rodiezmo-2009Si de verdad hubiera que «arreglarlo entre todos», los primeros que tendrían que renunciar a la mitad o más de su sueldo, sus pensiones desorbitadas y sus privilegios exclusivos, serían los políticos que durante más de cinco años se han dedicado a aprobar el matrimonio gay, sin solucionar el problema de las parejas de hecho; a prohibir fumar, que ha ocasionado multitud de gastos a todo tipo de locales que ahora han tenido que cerrar; al carnet de conducir por puntos, sin solucionar el tema de los numerosos puntos negros; a menospreciar estudios universitarios fundamentales para un adecuado desarrollo tecnológico; a aprobar leyes abortistas, que puñetera falta nos hacen; a mejorar sus condiciones laborales, mientras pretenden empeorar las de los demás retrasando las edades de jubilación y el mínimo de años para cotizar. Independientemente de lo poco o mucho que todas estas medidas hayan aportado de solución a lo que pretendían, lo cierto que mucho menos han aportado a la de evitar la actual crisis. Por supuesto, los que estuvieron antes ni los menciono, pero son igualmente responsables. Ni unos ni otros ha hecho ni dejado hacer para evitarlo a pesar de lo evidente que parecía.

Para que fuera así, es decir, entre todos, tendría que haber igualdad y no clases políticas privilegiadas a costa del resto. Es decir, la clase política solo debería tener algún tipo de privilegio, en la medida que nos evitaran tener que pasar por esto. Y si no saben o esta clase política no existe, pues entonces que dejen de gobernarnos y abran la toma de decisiones a la participación ciudadana.

Es cierto que para salir de esto hay que inventar cosas nuevas y estimular la creatividad, la responsabilidad, el esfuerzo y el trabajo. Pero lo que no es justo es que los responsables de haber hecho antes esto, no se lo apliquen ellos y pretendan que como siempre, lo tengamos que arreglar y pagar los demás.

Y lo peor de todo es que esto evidencia lo que nos temíamos, la carencia de ideas y capacidad para aportar soluciones, de aquellos que precisamente cobran y han sido depositarios de la confianza de los que les pagan por ello.

martes, 16 de febrero de 2010

La nueva financiación de RTVE

martes, 16 de febrero de 2010

Los que pagan, y los que cobran del estado escogidos por los políticos. Productoras que han creado su negocio gracias al dinero de los ciudadanos, más aún ahora que se ha eliminado la financiación por publicidad. ¡Viva la igualdad!:

Visto en el Blog de Alternativa Sindical

Actualización 08/07/2023:

Resumen de la situación de entonces: Zapatero cambió la manera de financiar y de dirigir la entidad pública de televisión española de manera que los ingresos por publicidad fueron suprimidos y el gasto pasó a ser enteramente público. También cambió la manera de dirigir dicho ente informativo siendo necesarias mayorías amplias en el Congreso, lo que implicaba al resto de formaciones políticas. Si bien parte de estas medidas parecían necesarias y debían haberse acometido mucho antes, también es cierto que lo que antes se hacía en producciones propias, pasó a depender de productoras privadas externas que cobraban de las arcas públicas para dotar de contenidos a TVE. Adicionalmente, aparecieron con sorpresa nuevos canales de televisión de clara y más que evidente afinidad ideológica con el partido gobernante, como La Sexta o La Cuatro. En definitiva, TVE se convirtió en un canal eminentemente informativo algo más objetivo que en legislaturas anteriores, a costa de aumentar desproporcionadamente su gasto, con la añadidura de que parte de ese dinero iba a parar a entidades subcontratadas privadas que poco ofrecían a la audiencia. El movimiento clave consistió en ceder el protagonismo mediático así como articular la mediatización de la sociedad achacada anteriormente al órgano público, a los nuevos canales privados, licencias concedidas desde el poder y con escasa objetividad, con el claro protagonista de Iñaqui Gabilondo, el de los «suicidas en pijama» inexistentes. Un fenómeno inesperado fue el de la aparición en los recientes canales de TDT como reacción al movimiento ejecutado desde el poder, de medios de corte extremadamente conservador como Intereconomía como principal exponente.

NOTA: el gobierno posterior de Mariano Rajoy rechazó la reforma de Zapatero, sin que parezca que haya mejorado nada respecto a la independencia y la objetividad del medio. Más bien al contrario.

martes, 1 de diciembre de 2009

Ningún político será más que yo

martes, 1 de diciembre de 2009

1984 actualizado Si hay alguna forma de defender la verdad, o la igualdad, es precisamente evitando que estas dependan de un grupo cerrado de personas que toman las decisiones. Todavía más si el acceso a dicho grupo implica el sometimiento a su disciplina interna, limitando por lo tanto la igualdad de oportunidades al establecer de entrada un filtro ideológico y la sumisión a un partido. En la famosa novela de George Orwell, 1984, su autor presenta un escenario distópico con un «Ministerio de la Verdad» a través del cuál se pretende tener un control total sobre el conocimiento de los acontecimientos pasados.

Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado
George Orwell

Según se relata en la novela, la pretensión final es que «La Verdad» dependa del interés de una casta cerrada de gobernantes y por lo tanto, el resultado nada tenga que ver con aquella. Algo parecido ocurre con el igualmente archiconocido Ministerio de Igualdad (igual dá, para los amigos) del gobierno Español, cuya inclusión en el propio nombre del ministerio de aquello que se pretende controlar y asegurar, en función de las teorías particulares de unos tecnócratas o los asesores de vete tu a saber qué, parece que ha de tener un resultado que como muchos nos tememos, no tenga nada que ver con aquello que se aparenta defender.

B. Aido Sin ir mas lejos, parece ser que la igualdad de los españoles de este ministerio consiste en señalar con el dedo a las personas de un determinado sexo, y establecer por ley y por sistema, que su presencia es obligada independientemente de su valía o de sus méritos, probablemente por que no sabrían como evaluarlos ni valorarlos. O lo que es lo mismo, que si fuera por los méritos, dichos gobernantes que toman estas decisiones no estarían donde están, haciendo lo que hacen ni ganando sus desorbitados sueldos, merecidos según el exclusivo criterio de dicha casta gobernante. Independientemente del sexo que sean, por supuesto, y al margen de lo que pensemos usted y yo, a pesar de cobrar gracias a nuestro sueldo.

Esto es lo que les pasa a los que están en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación con su reciente apoyo a la campaña Maltrato Zero contra el maltrato doméstico. O bueno, habría que decir más bien, del maltrato de las personas de sexo masculino hacia las de sexo femenino (lo que se conoce incorrectamente como «de género»). El resto de maltratos entre personas que ocurren a diario en dicho ámbito, no tienen cabida en esta campaña.

Seguramente alguien pensará que este sector, el femenino, es el más afectado por la violencia o maltrato entre personas, por su relación afectiva o sexual. Este es precisamente parte del problema, que solo los grupos mayoritarios y por lo tanto, de mayor valor electoralista, son los que preocupan a ese grupo de personas sometidas a la decisión de una cúpula política, que toman las decisiones. En todos los ámbitos, ya sea el social, laboral o político, si no perteneces a un grupo homogéneo que presente un interés electoralista, ya sea organizado o no, solo entonces podrás defender tu dignidad en el ámbito concreto relacionado con el grupo, llegando incluso a poder recibir un sin fin de subvenciones o ayudas, en claro agravio comparativo al resto de personas que tenemos la desgracia de pertenecer a ese otro grupo heterogéneo, diverso y disperso por definición, llamado sociedad civil o también clase media, que ha de ganarse el sueldo día a día con esfuerzo, dedicación y empeño; para que todo este proceso pueda seguir adelante y los demás puedan recibir subvenciones o merecer la atención de campañas mediáticas.

mujer menos yo Ejemplos de estos casos de trato desigual, paradójicamente buscando lo contrario, son la «discriminación positiva» hacia la mujer, hacia algunos colectivos gays o hacia el colectivo de artistas y actores de cine, por poner los ejemplos más conocidos. El origen de este problema es con toda probabilidad la dependencia que los poderes del estado tienen de esa cúpula política formada por las cumbres de las jerarquías de los partidos. Poderes que en teoría, deberían representar la soberanía de esa sociedad civil, que en la práctica, es la más perjudicada con el agravio comparativo y el trato asimétrico.

hombre más yo Tal es así que el eslogan más conocido de la campaña mencionada, promueve un trato asimétrico entre el hombre y la mujer de forma que, tal y como reza dicho eslogan («ningún hombre podrá ser mas que una mujer», y «ninguna mujer menos que un hombre») el hombre si es susceptible de ser menos que la mujer. Todo menos buscar esa igualdad que valdría tanto para unos casos como para otros, y muchos más tan merecedores de esa atención. Puede que el motivo de esquivar este justo y equitativo trato, sea el temor de someterse los mismos que traman este tipo de estrategias, a esa igualdad de oportunidades que deberíamos tener todos los españoles a los cargos que ocupan, o al control de la eficacia en su desempeño, sin tener que pasar por el filtro de un partido.

La otra parte de esta trampa es la de la apelación al sentimiento, el populismo o la demagogia, por la que resulta complicada la critica a este tipo de campañas por el temor a ser tachado de machista, fascista o similares. Es decir, a la discriminación abierta o permitida de una parte de la sociedad civil a otra por expresar una opinión distinta o por tener un sexo distinto, poniendo al publico en general a favor de unas campañas que, por buena intención que en principio estas tengan, acaban constituyéndose en meras imposiciones ideológicas o partidistas. Otro ejemplo de esto fue el famoso «No a guerra» eficazmente promovido por el mencionado y subvencionado colectivo de artistas (actualmente desaparecido a pesar de que continúan prestándose apoyo a conflictos bélicos) por el que al expresar cierto acuerdo favorable al apoyo por parte de tropas españolas a la ocupación norteamericana y británica de Irak, aunque fuera dese un punto de vista geoestratégico, te convertía en una malvado asesino y en un amante de las guerras. De forma similar, el opinar que a una unión civil entre personas de distinto sexo no se le debe llamar matrimonio, te convierte en un repudiado homófobo, a pesar de que la diferencia entre dicha unión y un matrimonio legal pueda ser simplemente nominativa.

Por todos estos motivos y para que los políticos no manejen a su antojo el dinero de los que se supone que representan, para que sus sueldos, sus pensiones, sus dietas, superiores en comparación a los del resto de ciudadanos y que reciben para efectuar dignamente el noble desempeño de representarnos, puedan estar sujetos a control de su eficacia y buen hacer. Para que cualquier ciudadano tenga las mismas opciones de acceder a un cargo publico o de representante, sin depender del favor de los gobernantes. Para que las simples pero fundadas sospechas de corrupción sean suficientes para retirar o deponer a un político de su cargo, sin esperar a la decisión de sus compañeros o jefes de partido, o a una resolución judicial de un «juez amigo». Para que este, el Poder Judicial, esté al servicio de la sociedad civil y no de la casta gobernante.

Por todo esto, propongo la siguiente campaña:

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