Si aceptamos que en España existe un mal endémico llamado sectarismo, aderezado de caciquismo, enchufismo, pelotismo y algunos más de este tipo, solo desde esta postura se puede entender la vuelta al nefasto ¡que inventen ellos!, de Miguel de Unamuno.
Una sociedad dominada por una clase dirigente mal preparada, que necesita de un regimiento de asesores para realizar su trabajo; que no permite con eficacia el reconocimiento de la competencia desde un punto de vista lo más objetivo posible, dando más importancia al clientelismo y al amiguismo; no soporta que ciudadanos que no pueden controlar posean conocimientos que necesitan pero que no comprenden.
Un científico nuclear, un biólogo, un paleoantropólogo, científicos que se recluyen en sus laboratorios o museos, o se pierden en sus excavaciones por el monte o el desierto, no molestan.
Pero Ingenieros en Informática, presente en prácticamente todas las facetas de la sociedad, desde los medios de comunicación, automoción, industria, ocio, medicina... de alguna forma un ejercito de ciudadanos independientes autosuficientes con los que hay que negociar de igual a igual. De ciudadano a ciudadano.
Una pesadilla para la oligarquía dirigente.
Actualización 13/11/2008:
El motivo práctico y el que realmente ha originado esta situación, es la obligatoriedad venida desde la Unión Europea de establecer las competencias correspondientes a cada titulación (asunto analizado también en Bolcat de pila). Esta es la madre del cordero. Tener que realizar esta definición del trabajo de informático, supone un gran cambio en la forma de trabajar de las empresas y sobre todo, de mentalidad de los dirigentes, tanto políticos como empresarios. Ya no vale colocar a cualquier amiguete para malhacer las tareas que debería realizar un profesional cualificado.
Implica por tanto, saber en qué consiste el trabajo de informático, y lo que mas duele para la clase dirigente, tener en definitiva que valorar dicho trabajo desde un punto de vista objetivo y en base a unos parámetros que se establecerían dentro de esas competencias. Muy alejado de la igualdad en la incompetencia que pretende el gobierno.
Además, tener que hacerlo en un ámbito que engloba las principales áreas y recursos de cualquier empresa de hoy en día, sea del sector que sea. Se tiene miedo de tener que contratar a alguien y evaluarlo no por su grado de sumisión y obediencia, sino por su buen hacer en el trabajo. Tener que cumplir con los convenios laborales, sin tener más capacidad de coacción que la de la exigencia profesional. Una exigencia que no pueden pedir desde las altas jerarquías políticas y empresariales por ni siquiera saber como hacerlo, y porque ni que ellos mismos cumplen en su puesto. Porque casi nunca han dado ejemplo.
Eso es pedir mucho tal y como está el patio.
Actualización 21/11/2008:
El argumento dado por el gobierno es insuficiente, y lo más inquietante es lo que se esconde al no tener la voluntad de dar una explicación completa. Si la informática es una materia transversal y sus competencias va a ir a otras titulaciones ¿que impedimento habría en dar todas esas competencias a una sola titulación?
Se admite que, efectivamente y tal y como se está explicando, la informática es una materia que está presente en áreas transversales de la sociedad, industria, economía, etc. Pero esto no significa que no sea una materia perfectamente posible de de definir. No es este el problema.
La solución a esta incógnita, no tiene otra explicación mejor que la de que el dotar a un colectivo ajeno al propio del partido, de una relevancia indeseada, resulta muy incomodo. Claro que hay otros colectivos con esas competencias tanto o más relevantes: médicos, abogados, arquitectos y aparejadores... carreras tradicionales ocupadas en muchos casos por miembros de familias importantes, con un número importante de ellos con cargos en el gobierno o en sus correspondientes partidos. Familias que llevan a sus «jóvenes promesas» a estudiar carreras, principalmente para tener un curriculum adecuado al futuro puesto reservado casi desde que nacieron, y para el que apenas necesitaran hacer uso de lo aprendido, ya que siempre han existido subalternos que por «querer arrimarse a una buena sombra», hacen lo que se les pida .
La mayoría de cargos importantes en las empresas (por encima de jefe de equipo) son cargos políticos. Bien en relación a la política tradicional, o bien en referencia a la política de intereses interna de las cúpulas mandatarias empresariales.
En definitiva, que el pastel ya está repartido, y no están interesados en hacer que ese pastel sea accesible a todos, si demuestran merecérselo por motivos distintos al de pertenecer a una familia u otra, o tener buenos contactos con el partido o gobernante de turno.